La Cuenta Satélite de la Cultura de México, 2019, se contrajo a 724,453 millones de pesos, lo que significó el 3.1 por ciento del Producto Interno Bruto del país, según informó el INEGI hace tres días.
Debido sustancialmente a la pandemia de Coronavirus, este porcentaje se reducirá considerablemente en 2020.
El tema me preocupa porque la cultura no es vista como básica para la economía y la salud emocional de los mexicanos.
Y no lo es a pesar del peso que tiene en el PIB del país y de que su valor es potencial como instrumento de crecimiento económico a partir de su poder como producto de exportación, la cultura como bien de riqueza emocional y económica.
Los productos más importantes marcados por el INEGI, son los servicios audiovisuales, la elaboración de artesanías y la producción cultural de los hogares, que significaron el 74.8 por ciento del valor generado por el sector, todos han sido afectados en 2020 por el Covid-19.
Es verdad que la cultura, asociada directamente al sector turístico, no ha despegado, a pesar de lo logrado antes de la pandemia, se que México es dueño de un enorme acervo cultural y es admirado en el mundo por esta riqueza que está viva y en evolución.
Se estima que el .2 por ciento del crecimiento durante 2019, se debió a inversión del estado en todos sus niveles y formas, el resto es resultado de la inversión privada.
Se debe considerar que el año pasado los hogares, las sociedades no financieras y los no residentes en el país realizaron un importante gasto en bienes y servicios culturales.
Cierro, entonces la cultura como industria, es un bien útil.