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  • Ángel Carrillo Romero

Es una realidad, las autoridades mexicanas en materia de seguridad están rebasadas, ahora -medianamente- queda claro el motivo por el que Donald Trump exige al gobierno de México rigor y cero tolerancia a los grupos del crimen organizado que operan y transitan libremente por el país, ante la mirada indolente de las autoridades que buscan vorazmente adeptos sociales, posiciones totalitarias y clientelismo político.

También es una realidad que los colectivos de víctimas de la desaparición forzada han sido los que han hecho el trabajo, que en teoría deberían ejecutar las fuerzas de seguridad nacional, son ellos los que –en diferentes partes del país- han ubicado estos crematorios clandestinos, recuerde usted Durango, Patrocinio en Coahuila, Tamaulipas y ahora en Teuchitlán en Jalisco y cada ubicación tiene su propio método de operación, pero una constante es que todos han sido, de alguna forma denunciados, pero ninguna delación en un inicio- ha sido atendida de forma real, porque hay gente que observa. 

En Patrocinio, Coahuila por ejemplo, comenzaron a escuchar a los lugareños que decían que una célula delictiva llevaba a sus enemigos territoriales al sector para terminar con sus vidas y después incinerar sus restos y me consta porque desde hace años, esas madres buscadoras criban la tierra con sus propias manos, la ciernen con tamices hechizos, hincadas, bajo el estremecedor sol del norte de México, con las bocas secas en busca de algún hueso, una pieza dental.

La realidad de Teuchitlán en Jalisco y la diversificación en el modus operandi de los grupos de la delincuencia: 

Los choferes de taxis, los propietarios de los "changarritos", los comerciantes de la nueva Central Camionera de Guadalajara alertaron a las autoridades, pero nadie les hizo caso, cientos de jóvenes llegando hasta este lugar para luego ser interceptados por desconocidos, así es, privación de la libertad a plena luz del día, nada más que nadie sabía a dónde iban a parar.

Triste realidad es que el Gobierno Federal tome tan tranquilamente el hallazgo, este y todos, pero el de Jalisco supera por mucho las fosas clandestinas de Tamaulipas, Coahuila y Durango, ahí en Teuchitlán se encontraron vestigios reales, zapatos, maletas, mochilas, bolsas, ropa, cinturones, notas, carteras, libros, cuadernos con apodos, porque lo que más indigna es que despersonalizaron a cientos de hombres, pasaban lista con sus sobrenombres: 

Bicho, Palomo, Brujo, Sayayín, Tuzo, Vecino, Cuchara, Chocomilk, Verruga, Tolteca, Hidalgo, Mole. Cientos de muchachos que fueron alejados de sus familias con engaños y contra su fuerza, obligados a formar parte de un ejército subversivo, uno que en teoría combate el estado.

Pobre realidad es la que exportamos al mundo, los principales diarios del planeta ven a México como un lugar peligroso, una nación oscura, un lugar donde los grupos delincuenciales juegan con la vida y con la muerte, un país donde los delincuentes caminan sobre la ancha acera de la impunidad, pero esa, esa también es una realidad.


angel.carrillo@multimedios.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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