Mala cosa cuando desde el poder lanzan una iniciativa de reforma electoral que pretende cambiar todas las reglas que los mexicanos han alcanzado desde que se instauró la democracia con la creación del IFE, ahora INE.
Triste augurio cuando el partido en el poder, encarnada por el caudillo AMLO, quiere modificar todo el sistema para “mejorar” la democracia y ¡oh sorpresa!, de lograrse aprobar esa iniciativa al único que beneficiaría sería a ese partido, Morena.
No les bastó con llegar al poder con las reglas que los ciudadanos, a través de años de lucha desde la oposición, lograron establecer para garantizar que ellos mismos fueran los que contaran los votos y no el gobierno en turno.
Ahora se trata de dictar unas nuevas reglas que digan cómo y qué es lo que se elegirá de ahora en adelante, con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte, poniendo contra la pared a aquellos que disientan del gobierno federal.
Como cuando los niños de la cuadra organizaban la cascarita y el escuincle dueño del balón jugaba y a la vez decidía las polémicas del partido, porque si no se acataba lo que él decía, se llevaba la pelota.
Para la creación del Instituto Federal Electoral en 1990, la característica clave para su funcionamiento fue su autonomía ante el gobierno en turno. México venía de unas polémicas elecciones en 1988, cuando ocurrió la famosa caída del sistema, que operó el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, actual director de la Comisión Federal de Electricidad, y el ganador resultó Carlos Salinas de Gortari.
El gobierno de la 4T ahora lo que pretende es borrar de un plumazo esos avances democráticos que los llevó a ellos al poder, es decir ya no se quieren bajar de ahí.
Las tentaciones por quedarse en la silla presidencial se han presentado de diferentes maneras en los últimos años, pero nadie se ha atrevido a materializarlas. Por eso es tan importante defender al INE en esta ocasión.
Una de las instituciones que más respetan los mexicanos, que ha mostrado su eficacia y limpieza en todos los procesos electorales que ha organizado no debe desaparecer o transformarse para involucionar, como se plantea desde la Presidencia de López Obrador.
Por eso el mismo presidente ayer ya dirigió sus baterías contra las personas que se manifiesten el próximo domingo 13 de noviembre en varias ciudades del país en defensa del INE y los llamó clasistas, racistas, e hipócritas, vaya el mismo juego que ha practicado siempre el “dueño de la pelota”, dividir a los mexicanos.
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