El peor candidato en la historia de Estados Unidos: Joseph Robinette Biden Jr. Así lo calificaron muchos, Donald Trump el primero de ellos. “Estoy compitiendo contra el peor candidato en la historia de la política presidencial de nuestro país… Eso pone más presión sobre mí. ¿Se imaginan perder contra un tipo como este?”, dijo el presidente Trump en uno de sus últimos eventos de campaña en Pennsylvania. Curiosa la vida y sus lecciones que hizo que justamente las tendencias de ese estado hicieran que CNN finalmente cantara la victoria de Biden el sábado por la mañana. Y, aun así, quizá Trump tenía razón y no terminó vencido por el demócrata, sino por algo más grande.
Biden es un perdedor, se señaló en artículos rojos y azules. Ni siquiera llegó a la terna que compitió por la candidatura demócrata en 1984 al obtener el 0.0 por ciento de los votos, perdió la nominación en 1988 con el 0.1 por ciento y la volvió a perder en 2008 con el 0.2 por ciento.
Tan malo, que para esta elección los demócratas corrieron unas primarias con un número histórico de precandidatos: 27. (Alguno debería de ser mejor que Biden). El veterano Sanders o la senadora Warren o el billonario de nombre famoso Bloomberg o el ex mayor de nombre complicado Buttigieg o el negro de padres jamaiquinos o el asiático de padres taiwaneses o el latino o la escritora de autoayuda. Hasta que no hubo opción y tuvieron que escoger al menos malo.
Tan poco atractivo que desde su niñez había tenido que luchar contra su tartamudez y, aún hoy, su equipo prefería que se aprendiera de memoria los discursos porque al leer el telepromter generalmente se trababa e improvisando era considerado poco acertado: decía lo que no tenía que decir y resultaba aburrido.
Una opción tan errada que, de llegar a la presidencia, se convertiría en el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos y a mitad de su mandato comprometería la viabilidad de su presidencia al cumplir 80 años.
Pésima opción. Terrible. Obvia. Aburrida. Atroz. Entonces, ¿por qué ganó? En la votación más cuantiosa en la historia de Estados Unidos, la que seguramente rebasará los 160 millones, con lo cual el 70 por ciento del padrón habrá votado. Histórico. Biden no solo tuvo más votos que Trump o que Hillary, tuvo más votos y sacó mucha más gente a votar que Obama. ¿O no fue él?
El que sacó a la gente a votar fue Trump. El presidente norteamericano sacó a los 72 millones que votaron por él y a muchos millones más que votaron por Biden. Más allá del plebiscito y más allá de la política. La gente no se cambió de bando, los republicanos siguen siendo republicanos y los demócratas, demócratas. La gente se hartó de un hombre mentiroso y autoritario. Se hartó de la grosería. De la confrontación. De soportar a la familia del presidente. De ser una vergüenza internacional. Ni liberales, ni conservadores, la gente votó por el centro porque, en general, la mayoría de las personas en este mundo tienen un poquito de ambas cosas. Las personas no son ideología andante ni panfletos. Biden promete la sensatez, la decencia y la unidad. Eso es grande y humano. Mucho más que suficiente.
Lección para México: dejemos de buscar a la persona, es la causa. La sensatez, la no confrontación, gobernar para todos, unidad. ¿Aburrido? Sí, pero con más y mejor futuro.
@olabuenaga