Hay películas que hay que ver sin discusión. Éste es el caso de “Un lugar llamado música”, la ópera prima de Enrique Muñoz Rizo que representa a México en Talento Emergente.
¿Qué es Talento Emergente? Una muestra de cine, como la que muchos amamos, pero armada sólo con las mejores primeras películas de las mejores directoras y los mejores directores jóvenes de todo el mundo.
Sí es un evento al que hay que ir, ya sea en la tradicional Cineteca Nacional o en la nueva Cineteca Nacional de las Artes y más porque, le juro, “Un lugar llamado música” es magistral.
No le voy a contar mucho para no arruinarle la experiencia, pero es exactamente el tipo de película que la humanidad necesita en este momento para reconciliarse, para entenderse, para crecer.
Es un documental que narra los encuentros entre Daniel Medina y Philip Glass.
Me imagino que usted sabe el tamaño de monstruo sagrado que Philip Glass es para la música en los cinco continentes.
¿Pero quién es Daniel Medina? Un músico huichol. No, “nadie” lo conoce. Es más, dudo que muchas personas conozcan la música de este pueblo originario.
Quiero que se imagine por un momento la fusión de una leyenda viviente de la música clásica con el descubrimiento del talento de un inmenso representante de la música wixárica.
El resultado no es una película, es un poema. Aquí es donde uno entiende el poder de la música, que el arte nos une y que todos los compositores hablan el mismo idioma.
Sí, lloré. Hay demasiada belleza en la unión de esos instrumentos tradicionales con el piano de cola, en esos momentos en que los dos grandes están juntos, en las charlas frente al fuego, en el verdadero significado de esos sonidos.

Por si esto no fuera suficiente, toda la parte cinematográfica es exquisita.
Más allá de las complicaciones técnicas que implica filmar un asunto musical que se escuche a la perfección y consiga comunicar la verdadera esencia de lo que ocurre en las salas de concierto, todo está cuidadísimo.
El guión es de una perfección estructural admirable. Cada minuto cuadra con lo que tiene que cuadrar y lleva al espectador a donde lo tiene que llevar.
Esto, en documental, es como un milagro porque los directores casi siempre sucumben a los juegos de la realidad. Aquí, no.
Todos crea: don Daniel, Philip Glass y, por supuesto, Enrique M. Rizo.
Fotográficamente esto es finísimo. Si yo viviera en Jalisco correría a felicitar a toda la gente que lo hizo posible porque estoy convencido de que cuando esto se vea en otros países, además de arrasar con premios, mandará los mejores mensajes del arte de ese estado, de la cultura de este país.
México sería muy distinto si hubiera más filmes como éste. “Un lugar llamado música” es una gran película y Enrique M. Rizo, un hombre con un futuro simple y sencillamente prometedor.
¿Por qué le estoy escribiendo de esto hoy si todavía falta un poco para el inicio de Talento Emergente?
Porque quiero que planee su visita a este evento y porque habrá varias exhibiciones previas que valdría la pena que usted tomara en cuenta.
Una va a ser mañana viernes 1 de septiembre a las 17:00 en Fonoteca Nacional. Otra el sábado 2 a las 13:00 en la Casa del Lago. Y otra el domingo 3 a las 20:30 en Cinépolis Universidad. No se las pierda.