Espectáculos

Fenómeno social

Para éxitos, el de la séptima temporada del “talent show” mexicano “La más draga” cuya final se transmitió completamente en vivo por YouTube la noche del martes 16 de diciembre desde la Arena Ciudad de México.

Quiero que entienda la relevancia histórica y periodística de esto que le estoy diciendo.

Ni “La casa de los famosos México” ni ninguna franquicia internacional de ningún “reality show” de hoy ha llenado, en una final, ese espacio en el que caben 22 mil 300 personas.

Pero espérese, todavía no le digo lo mejor: “La más draga” no es una bonita telenovela familiar como las que Rosy Ocampo hacía antes y que llenaban el Estadio Azteca o el Parque Fundidora.

Es un contenido LGBT en un país y en un momento en el que el Templo Expiatorio de León, Guanajuato, acaba de publicar un folleto que califica a la diversidad sexual como un trastorno mental.

“La más draga” es un “talent show” LGBT que no sólo acaba de volver a triunfar, acaba de triunfar más que nunca, en un país que continúa asesinando y desapareciendo a personas de la diversidad sexual.

¿Ya le quedó claro lo que esta superproducción de Bruno Olvez y Carlo Villarreal significa para México, para el colectivo LGBT y para la industria?

Ojo: cuando hablo con la gente que está haciendo los más importantes “realities” y “talent shows” de nuestra nación, siempre me dicen lo mismo: a todos se les acaba luego, luego, la novedad.

Con “La más draga” sucede exactamente lo contrario. Entre más pasan las temporadas, más crece.

¿Por qué? Porque no sólo estamos hablando de un contenido digital. Estamos hablando de un movimiento social.

“La más draga” no se estanca ni se estancará porque cada año hay más y mejores exponentes del “drag” tanto en México como en todos los países que miran este cañonazo.

Aquí no se trata de ver gente promoviendo el odio o la violencia en los medios de comunicación. Aquí no se trata de que las audiencias se empoderen ante la decadencia humana.

Aquí se trata de talento, de crecimiento personal, de evolución social.

Y sí, hay polémica. Y sí, hay conflictos. Si no, no habría drama, no habría nota, no habría movimiento.

Pero no es lo mismo que dos “drags” se digan “perras” entre ellas a que promuevan las marranadas que se promueven en otras partes.

Si alguien me hubiera dicho, cuando mis amigos “drags” morían de SIDA en la clandestinidad del México de los años 80 y 90 que algún día iba a ver lo que vi en YouTube la noche del martes, no lo hubiera creído.

“La más draga” es la más clara demostración del gran México que tenemos ahora y que no debemos dejar de defender.

Y Nayla Downs, la ganadora, es una diosa, la más digna representante de una talentosa, brillante y feroz nueva generación.

Yo sé, como crítico profesional de televisión, que hubo demasiados problemas técnicos, narrativos y de lenguaje cinematográfico en la transmisión de la final de la séptima temporada de “La más draga”.

Pero también sé, como mexicano y como miembro del colectivo LGBT, que el tamaño del fenómeno social de ese evento fue tan grande, tan importante y tan exitoso, que sería una necedad distraerse con los errores.

Le suplico a los productores de este contenido que tengan una junta de evaluación y autocrítica bastante seria para que esos detalles se corrijan y les doy las gracias por haberme invitado a vivir esto a la Arena Ciudad de México.

No pude ir porque, como vieron, estaba trabajando en otro lado.

Pero qué bueno que no fui porque así pude vivir lo que vivieron los millones de fanáticos que sintonizaron aquello durante más de tres horas de musicales, pasarelas, conducciones, homenajes y evaluaciones.

Cada uno de estos “numeritos” implicó el trabajo monumental de cientos de personas en coordinación, ventas, maquillaje, pelucas, peinados, vestuario, redacción, edición, coreografías, ensayos. ¡Guau!

Por razones de espacio no me voy nombre por nombre pero, de todo corazón, ¡felicidades! Las amo. Los amo. ¡Gracias!

Y si puede, luche con todas sus fuerzas por ver esto en YouTube. Le va a costar, pero vale mucho la pena. De veras que sí.


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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