
Hoy se va a estrenar algo mucho muy bueno en Netflix: “Tríada”.
¿Qué es? Me encantaría decirle que la nueva producción de Verónica Velasco y Epigmenio Ibarra, que la nueva serie de Maite Perroni o lo que normalmente se dice cuando ocurren estas cosas.
Pero no, lo que usted y yo vamos a ver a partir de hoy en esa plataforma rompe con todo lo que estamos acostumbrados a ver y, en el caso muy específico de la prensa, a reportar.
“Tríada” no es como una telenovela, no es como una serie. No se parece a “Oscuro deseo”, no tiene relación alguna con “La casa de papel”. Ni siquiera parece un contenido de Netflix.
Es, genuinamente un parteaguas en la joven historia del “streaming” nacional e internacional.
Después de verla, lo único que puedo decir es que estoy convencido de que aquí va a pasar algo muy fuerte a nivel global.
Esto es una revolución tan grande como cuando estos genios de la comunicación y del entretenimiento sacaron “El señor de los cielos”, “Capadocia”, “Mirada de mujer” o “Nada personal”.
“Tríada” es un proyecto tan, tan, pero tan especial que el primer crédito que sale cuando uno mira esto es el de Argos Televisión. ¿Así o más claro que va muy en serio?
No, contrariamente a lo que se maneja en muchos medios, “Tríada” no es “Sybil”: la historia de una mujer con personalidad múltiple.
Tampoco es “Lazos de amor”, “Los tres García” ni “Orphan Black”. Es una historia espantosamente real que involucra a muchas mujeres, a muchas familias, y que ya era hora de denunciar.
Por eso amo a las señoras y a los señores de Argos. Porque entretienen, sí. Pero jamás dejan de poner sobre la mesa asuntos que nadie más se atreve ni siquiera a mencionar.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia pero en este caso sí es muy importante que usted la vea hasta el final para que en verdad aprecie la valentía que hay detrás de esta puesta en pantalla que obliga a una estrella internacional del tamaño de Maite Perroni a interpretar varios personajes.
Yo pensaba que nadie iba a poder superar a mi amada Tatiana Maslany en el arte de darle vida a muchas personas en un mismo contenido después de haberla gozado en “Orphan Black”.
Creo que Maite podría desbancarla con este trabajo porque no sólo estamos hablando de una actriz que crea diferentes propuestas a partir de estereotipos.
En esta ocasión tenemos a una actriz que, además, manda mensajes políticos y sociales en cada una de sus creaciones. Sí está muy gruesa. Sí es otro nivel. Y si la justicia existiera, ya la estarían premiando en muchos lugares del mundo.
Quiero, por favor, que se detenga a verla en cada una de sus escenas, que se imagine la complejidad de filmar aquello y en todo lo que hay alrededor.
No son lugares comunes. No son anécdotas de melodrama superficial. Son cuestionamientos muy serios que sacuden al espectador.
Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, el resto del reparto es simple y sencillamente sublime.
Yo nunca había visto a Nuria Bages en serie. ¡Qué barbaridad! ¡Es increíble! Necesito verla más haciendo estas cosas. ¡Qué presencia!
¿Y qué me dice de Ofelia Medina? Tener a la gran Ofelia Medina siempre es garantía, pero tenerla aquí es una confirmación de grandeza. ¡Gracias!
Pero para grandezas, la de Flavio Medina que le da vida a un personaje muy nuevo en su repertorio. Lo felicito porque no cualquiera se atreve a reinventarse a través de la sensibilidad como él lo está haciendo.
David Chocarro, Ana Layevska y todos los demás, geniales. No lo puedo decir de otra manera.
Luche con todas sus fuerzas por ver “Tríada” a partir de hoy en Netflix. Es otra cosa. Le va a gustar. De veras que sí.
Álvaro Cuevaalvaro.cueva@milenio.com