Por un tema de cierres de edición y respeto a mis compañeros de Milenio, hasta mañana martes 4 de junio publicaré mi reseña de lo que sucedió con las coberturas electorales del domingo pasado.
La gran noticia de la fuente de televisión para hoy lunes 3 de junio es, indiscutiblemente, el estreno, a las 21:30, en Las Estrellas, de “La historia de Juana”.
¿Por qué? Porque esto es “Juana la virgen”, uno de los más grandes clásicos de la telenovela latinoamericana, la última joya de la legendaria televisión venezolana.
Hacer en México, en este 2024, “Juana la virgen” de la inmensa Perla Farías, es una noticia tan importante a nivel industria como cuando hicimos, en 1997, “Esmeralda” de Delia Fiallo.
Y así como pasaron más de 20 años para que Televisa pudiera tener los derechos de aquella joya que millones de personas vimos en los años 70 con Lupita Ferrer, ahora tuvieron que pasar más de dos décadas para que TelevisaUnivision pudiera obtener los derechos de esta maravilla que tanto amamos con Daniela Alvarado.
Suena muy simple pero esta adquisición fue tan compleja que, por un tema legal, no se podía llamar “Juana la virgen”. Le tuvieron que poner “La historia de Juana”.
¿Qué tiene este título de especial? ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué era necesario que se hiciera en México con tantos tan buenos escritores que tenemos por acá?
“La historia de Juana” es un proyecto fundamental porque cuestiona la virginidad. Eso es importante en México porque, por increíble que parezca, hasta ahora, la virginidad había sido el gran valor de nuestros melodramas seriados.
Y no sólo lo digo yo. Está en los mejores estudios de los más importantes analistas de todo el continente.
México era el país que le vendía a sus mujeres la idea de que había que llegar vírgenes al matrimonio, que si tenían sexo sin casarse les iba a ir mal. Éramos un problema.
“La historia de Juana” nos va a colocar oficialmente en la mejor de las posiciones ideológicas, a nivel global, por primera vez en años.
Y tenía que ser a través de la adquisición de “Juana la virgen” para mandar un mensaje a nivel industria, a nivel corporativo, a nivel social.
La razón es muy simple: “Juana la virgen” es un clásico, es algo tan posicionado que hasta se había hecho en serie, en inglés, en Estados Unidos.
Eso es mil veces más rápido y efectivo que hacerlo a través de una historia nueva que quién sabe si vaya a funcionar tanto en el mercado nacional como en el internacional.
Por si todo esto no fuera lo suficientemente relevante, el productor de “La historia de Juana” es Jorge Sastoque, el genio que triunfó aparatosamente en VIX con “El gallo de oro”.
Prepárese para ver un espectáculo fino, bien hecho y con un reparto alucinante.
Cuando usted vea a Cynthia Klitbo de abuela, flotará de amor. Mario Morán está tan bien o más que cuando lo vimos en la bioserie de Pedro Infante.
Y yo me podría pasar todo el día elogiando a Grettell Valdez, Fabiola Guajardo, Irina Baeva, Valentina Buzzurro, Isabela Camil, Alexis Ayala, Moisés Arizmendi, Omar Germenos, Luis Gatica y todos los demás.
Pero quiero abrir un espacio para felicitar públicamente a Brandon Peniche y a Camila Valero.
Brandon, que es uno de los galanes más posicionados de México, aquí alcanza un nivel de interpretación que se presta hasta para charlar sobre las nuevas masculinidades.
Y Camila, acuérdese de lo que le voy a decir, va a ser la nueva Claudia Martín, la nueva Angelique Boyer: la nueva reina de las telenovelas mexicanas.
En serio. Y lo más bonito es que su tono es completamente fresco, el fiel reflejo de una nueva generación. Me gustó. La amé. La adoré.
Luche con todas sus fuerzas por ver esta noche, a las 21:30, en Las Estrellas, el estreno de “La historia de Juana”.
A mí no se me hace casualidad que hoy, que despertamos en un nuevo México, TelevisaUnivision nos sorprenda con un parteaguas femenino tan poderoso, tan contundente y tan sintomático. ¡Felicidades!