Hay una telenovela en VIX+ que es poco menos que una gran lección de televisión: “La mujer del diablo”.
Se estrenó desde hace varias semanas, justo cuando nació este servicio en su versión de paga, y me interesa mucho que hablemos de ella.
Vamos a establecer la situación: “La mujer del diablo” es un melodrama seriado que cuenta la historia de una chica muy buena que se ha vuelto la obsesión romántica del peor de los hombres.
No le quiero vender trama para no arruinarle la experiencia pero todo esto ocurre en la actualidad, en un pueblito muy mexicano y con personajes tremendos.
La historia es de Leonardo Padrón, experto en temas escabrosos (“Pálpito”), y la producción es de W Studios, los mismos responsables de “La piloto” y “Las buchonas”.
Encabezan el reparto José Ron, Carolina Miranda, Adriana Louvier, Mónica Dionne y Alejandro Calva.
¿Cuál es la nota? Que esta telenovela, si se estuviera transmitiendo por televisión abierta privada nacional, como “La madrastra”, sería la peor de las porquerías de este país, un proyecto nocivo, un título que no se podría permitir.
Pero como se está distribuyendo por una plataforma digital, automáticamente se convierte en un concepto atractivo, defendible y hasta positivo.
¿Por qué si lo bueno es bueno y lo malo, malo? Porque todo esto ya cambió y tan importante es la creación de contenidos como su correcta distribución y programación.
¿En qué me baso para marcar este contraste? En que “La mujer del diablo” juega con valores que atentan contra las audiencias que miran títulos como “La rosa de Guadalupe”, “Vencer la ausencia” y “Como dice el dicho” en ventanas como Las Estrellas.
Aquí se dicen cosas muy feas de la divinidad y hasta el villano se llama Cristo. ¿Puede haber una ofensa más grande para el público de la televisión abierta privada nacional que ponerle a un asesino el nombre del hijo de Dios?
Y como éste, le puedo mencionar decenas de ejemplos que son exactamente lo que no se debe hacer en el negocio de la telenovela tradicional mexicana.
Vamos desde groserías en boca del más virginal de los personajes hasta secuencias de una violencia monumental pasando por lo que a usted se le ocurra.
Sí está muy fuerte, pero está bien hecha y la producción no sólo es pulcra, es finísima.
Si yo fuera la Secretaría de Turismo le entregaba una medalla a la gente de VIX+ porque las imágenes que sacan ahí de nuestra nación son verdaderamente ricas en términos culturales.
¿Qué ocurre cuando trasladamos un melodrama tan terrible de la televisión abierta privada nacional a un sistema de distribución de contenidos en línea por el que hay que pagar una suscripción como VIX+?
Aquello se transforma en televisión premium. Acuérdese: televisión premium es más de todo: más sexo, más acción, más sangre, más política.
Esto nunca se había aplicado a las telenovelas. Ahora, con “La mujer del diablo”, podemos decir que sí y la decisión de sacarla por VIX+ justifica el hecho de que usted esté pagando una mensualidad.
Por primera vez en la historia de las telenovelas mexicanas usted puede ver lo que jamás vería en la televisión de siempre y que eso está bien.
¿Ahora entiende cuando le digo que esto es una gran lección de televisión?
Busque “La mujer del diablo” en VIX+ y sorpréndase. Sentirá la diferencia. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com