Terminó la segunda temporada de Luis Miguel, la serie y obviamente muchas personas se sienten decepcionadas.
¿Por qué? Porque aquello dejó de ser apasionante. ¿Y por qué dejó de ser apasionante? Porque tuvo éxito.
A ojo de buen cubero, creo que ni Luis Miguel se esperaba un fenómeno tan grande como el que tuvo la temporada número uno de este material en Netflix y que, al recibir la invitación para varias temporadas más, en lugar de darle libertad creativa a sus escritores, como seguramente ocurrió cuando comenzó esta aventura, se involucró.
¿Y qué fue lo que sucedió? Que aquello dejó de ser una serie de entretenimiento para transformarse en algo así como la red social de Luis Miguel.
¿Qué significa esto? Que así como usted o como yo usamos Facebook, Instagram o TikTok para proyectar cierta imagen o para mandarle mensajes a personas muy específicas, Luis Miguel se puso a hacer lo mismo, pero a través de su serie.
¿Resultado? Luis Miguel se dio vuelo explicándose, criticándose, justificándose, diciéndole a su hija que la ama y arrepintiéndose de un montón de cosas, y seguramente se siente muy feliz, muy satisfecho, pero nosotros no.
Nosotros queríamos más telenovela, más chismes, más escándalos, más crecimiento en los personajes.
¿Y qué obtuvimos? Conflictos empresariales, datos que ya conocíamos, verdades a medias y un preocupante retroceso dramático.
El protagonista de esta historia no sólo dejó de luchar por el objetivo que tenía, que era encontrar a su madre (es como si Hamlet hubiera decidido, a la mitad de su obra, dejar de vengar a su padre), dejó de ser un héroe para convertirse en un monstruo en lo físico, lo moral y lo emocional.
Es exactamente lo que no se debe hacer.
Sí, en este negocio hay grandes series de monstruos, pero Luis Miguel, la serie no era eso.
Por un momento haga a un lado, como yo, la genuina admiración que siente por Luis Miguel, el de verdad, y dígame: ¿quién puede idealizar a un personaje que se traiciona, que traiciona a los suyos y cuya historia no va hacia ningún lado?
¿Cuál es la nota? La respuesta del público. Volvemos al viejo esquema telenovelero de los años 80 y 90 donde la gente se quedaba viendo auténticas porquerías porque ya las había integrado a sus hábitos y costumbres, porque prefería esperar a que “se compusieran” a cambiarle de canal.
¿Eso es Netflix hoy? ¿Una nueva vieja Televisa?
Me da miedo porque yo creo que Netflix tiene otros estándares editoriales, porque los fanáticos de Luis Miguel nos merecíamos otra cosa y porque, aunque el señor esté vendiendo como loco, no se trataba de satisfacer su vanidad, no se trataba de inflar su chequera, se trataba de dejar contentas a las multitudes. ¿O usted qué opina?
Por último, cambiando de tema, hoy a las 23:00, en el canal Capital 21 (21.1 de la CDMX) y sus redes sociales, se va a estrenar la segunda temporada de Nuestras conquistas.
Se trata del único programa de televisión, de todo México, que le explica al público lo mucho que se ha conquistado en lo social, en los últimos años, para que la gente aprecie lo que tiene.
Es una propuesta fantástica, muy bien producida, con grandes invitados, dirigida y conducida por Pedro Salmerón. Véala y la comentamos. Le va a gustar. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com