A tod@s nos duele y nos mueve lo ocurrido el pasado 18 de enero en el Colegio Americano del Noreste, en la ciudad de Monterrey, cuando un alumno disparó a sus compañeros, a su maestra y luego se suicidó.
Esta situación ha generado un ambiente de tensión y nerviosismo, no solo en Monterrey, sino en todo el país.
Protocolo de actuación para una escuela libre de violencia
Como respuesta a lo ocurrido, se ha buscado implementar la denominada “operación mochila”, que poco o nada servirá, ya que el problema es mayor, es estructural.
Y su implementación solo deja ver que las escuelas que desconocen o no aplican los protocolos de atención psicológica para crear escuelas libres de violencia. Aunado a una ausencia de políticas públicas, que permita atender todo caso vinculado a problemas psicológicos, lo que hoy se podría considerar, como un grave problema de salud pública.
De acuerdo al “informe sobre el sistema de salud mental en México, 2011”, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la atención primaria debe de ser el punto donde se articule la atención de la salud mental comunitaria.
Esto significa que a nuestro país le falta mucho por hacer. En aquel estudio se mencionaba que el personal que atendía la salud mental era de 10 mil, lo que significaba que había 1.6 psiquiatras; 1 médico; 3 enfermeras; 1 psicólogo; 0.53 trabajadores sociales; 0.19 terapeutas y 2 profesionales/técnicos de salud, por cada 100 mil habitantes.
Lo cual evidentemente es insuficiente, mal distribuido y la mayoría de ellos concentrados en los hospitales psiquiátricos. Es urgente construir políticas públicas, teniendo claro que la salud mental, es un tema prioritario de salud pública.
Por otro lado, es urgente fortalecer la capacidad institucional de las escuelas públicas o privadas, dotarlas de herramientas para que construyan ambientes libres de discriminación y de violencia.
Y de manera corresponsable sociedad-gobierno, debemos trabajar para revertir las actuales condiciones de inseguridad y violencia, que han generado que niñas, niños y jóvenes, reproduzcan fenómenos de agresividad, hostigamiento, bullying y discriminación, que laceran su dignidad humana, deteriorándose aún más, la cohesión social.
Operación mochila y los derechos humanos
Estar a favor de la “operación mochila”, es estar en contra de los derechos humanos.
Este operativo se considera la única alternativa para dotar de seguridad a las escuelas, como respuesta inmediata y limitada, ante los actuales acontecimientos.
Sin embargo, lo único que estamos generando, es un clima de discriminación hacia la niñez y la Juventud, quienes son víctimas de una sociedad que violenta, divide y discrimina.
La operación mochila no es una solución, al grave problema de violencia social, resultado de la pobreza, marginación y discriminación, hoy las y los niños, niñas y adolescentes vuelven a ser vistos como sujetos a ser vigilados y hostigados.
Pero, ¿quién vigila lo que pasa en sus casas o en sus entornos sociales? Ahí está el origen de la violencia: lo que se ve, y se vive, es un aprendizaje que se reproduce.
Niñas, niños y jóvenes no deben ser tratados como potenciales delincuentes sociales a quienes tenemos que esculcar, vigilar y castigar. Ellos son y serán fruto y producto del entorno familiar y social, son víctimas de un modelo político marcado por la impunidad y la corrupción, y de un modelo económico que excluye y divide, generando una marcada desigualdad.
Que se viola con la operación mochila:
Presunción de inocencia; Art. 16 de la constitución.
Derecho a la intimidad; Ley General de los Derechos de las niñas, niños y Adolescentes.
Violenta el derecho a la intimidad, seguridad jurídica, no discriminación e interés superior de las niñas, niños y adolescentes; recomendación (No. 21/2015) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Ningún niño o niña, será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación; Convención de los Derechos del Niño, art. 16.
Cuando una sociedad viola los derechos humanos, como una medida de prevención, y seguridad, solo abre las puertas al autoritarismo y la represión, justificando el abuso de poder como medida de paz y prosperidad.
Las infancias, son nuestra responsabilidad
Quienes tienen la oportunidad de tener y criar a sus hij@s, hay que estar cerca de ellos, compartir momentos, y formarlos para ser buenas personas, participativas, criticas, humildes y solidarias.
Construir entornos libres de discriminación y de violencia nos toca a todas y a todos.
Los niños crecen y se forman según su entorno.
Si queremos tener una mejor niñez, seamos mejores adultos, seamos mejor sociedad.
*Colaboración: Beatriz Camacho Carrasco.
“Por una sociedad libre de discriminación y violencia.”
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