En medio de la discusión sobre una reforma político-electoral, Hidalgo podría levantar la mano e impulsar la democratización del ayuntamiento, un tema que continúa siendo uno de los grandes retos del sistema electoral mexicano.
El fortalecimiento de la democracia local parte de promover la elección por voto directo de las regidurías, pues en el ámbito municipal persiste una cláusula de gobernabilidad —eliminada a nivel federal y estatal desde 1993— que permite que el partido, candidatura común, coalición o candidatura independiente que gana el ayuntamiento lo haga mediante una planilla que garantiza, sin importar la votación obtenida, una mayoría absoluta con una sobrerrepresentación de hasta 29%.
La ciudadanía no elige con un solo voto únicamente a quien gobernará el municipio, sino también a quienes la representarán en el cabildo: sindicaturas y regidurías. Por ello, la propuesta se centra en la necesidad de fortalecer la representatividad y la proporcionalidad. Lo más adecuado es permitir que las personas electoras escojan de manera separada y por voto directo a quienes tendrán funciones de gobierno y a quienes ejercerán la representación en el cabildo, a través de distritos electorales municipales.
De acuerdo con la Primera Encuesta Estatal Electoral y de Participación Ciudadana en Hidalgo 2024, el 81% de la población no ha realizado trámites, propuestas o gestiones ante una regiduría; además, el 75% considera que las y los regidores no representan los intereses de la comunidad. A esto se suma que el 89% quisiera tener mayor contacto con su gobierno municipal y el 87% señala que no se toma en cuenta su opinión para resolver los problemas del municipio.
Por ello, resulta fundamental replantear tanto la integración del ayuntamiento como el método de elección de cada regiduría. La elección uninominal mediante voto directo, y no por planilla, permitiría fortalecer el vínculo entre gobierno y sociedad, facilitando que se atiendan y gestionen las necesidades de comunidades, barrios, localidades y fraccionamientos. La integración del ayuntamiento a través de una doble boleta electoral permitiría que la ciudadanía elija en la primera a la Presidencia y la Sindicatura y, en la segunda, a quienes integrarán el cabildo.
Este mecanismo introduce incentivos democráticos, fortalece la pluralidad, obliga a las regidurías a construir agendas propias con cercanía comunitaria y mejora la capacidad del cabildo para atender las demandas inmediatas del municipio cuando existe un vínculo directo entre representantes y electorado.