El pasado 26 de julio dio inicio el Parlamento Abierto de la Reforma Electoral impulsado por la Cámara de Diputados, a través de la Junta de Coordinación Política. Con lo cual se abre una etapa de consulta para abordar las más de 50 iniciativas de reforma electoral, que han sido enviadas por la anterior y la presente Legislatura, de las cuales hay que mencionar, 25 de ellas no son de forma si no de fondo, lo que implica reformar la Constitución con una mayoría calificada, la cual requiere de las dos terceras partes de la Cámara de Diputados y en su caso de la de Senadores (así como la mitad más uno, de las legislaturas locales).
Es decir, una reforma constitucional requiere no solo de consensos, sino de un amplio diálogo con la ciudadanía, así como los sectores conocedores y expertos en los diversos temas ya que al reformar la Constitución lo que hacemos es modificar nuestro pacto social.
Por ello, toda reforma no sola la electoral, se debe someter a un debate amplio, siendo trascendental para la democracia mexicana, todo lo relacionado a la actualización y modificación de las reglas del juego democrático, porque hablamos de regular la lucha por el poder político, que incluye a los diversos actores políticos, como son los partidos y las candidaturas; los organismos electorales; los organismos jurisdiccionales; los tribunales electorales; las fiscalías electorales y en general a la ciudadanía en su conjunto.
Sin mencionar que implica a los particulares por el caso de financiamiento privado, o los medios de comunicación en específico radio y televisión por el tema de los spots, así como las diversas empresas que son proveedoras en las campañas electorales, es decir, hablar de una reforma electoral implica discusiones que no se deben limitar al espacio organizado por la Cámara de Diputados. Es una discusión que se debe de ir abriendo en los demás sectores, en las propias entidades del país, porque estamos hablando de que México es una república democrática federal, por lo tanto, es importante y necesario que estas discusiones se impulsen también desde lo local, para generar mayores espacios para el diálogo abierto y directo, creando mayores insumos y sobretodo escuchar la voz y la opinión de la ciudadanía. Pero debemos dejar claro que en México una fortaleza de nuestro sistema electoral es y será la autonomía de las instancias electorales.
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