Política

La profesión docente

  • Apuntes pedagógicos
  • La profesión docente
  • Alfonso Torres Hernández

La tarea de ser maestro/a ha tenido un tránsito interesante en el devenir histórico de nuestra educación. Desde aquellos tiempos en que para ser docente se solicitaba únicamente saber leer y escribir, hasta nuestros días en que se atraviesa por la complejidad de los concursos de admisión. Y en este devenir, las exigencias del desarrollo de la tarea docente han sido diversas, siempre en función a las demandas de la sociedad. Ser maestro se ha configurado según Arteaga y Camargo (2009) como una profesión de estado. Desde la institucionalización de la escuela, el maestro aparece como la persona encargada de la socialización de los alumnos y como representante del Estado en aula, con la responsabilidad de desarrollar el currículum oficial desde el enfoque vigente. Los roles que ha asumido son en función a los paradigmas dominantes en el tipo de escuela que se desarrolla: escuela tradicional, escuela nueva, escuela tecnocrática o escuela crítica. Derivado de ello, es como constituye su posicionamiento político-pedagógico. Reconocer estos puntos en la historia de ser maestro, es comprender que su tarea se asocia inherentemente a los proyectos de nación que se emprendan.

Con la instrumentación de políticas educativas articuladas al paradigma neoliberal, la idea de pensar y mirar la docencia como una profesión cobro mayor relevancia. Aun cuando los historiadores colocan la profesión docente desde los tiempos en que las escuelas normales empezaron a formar para la docencia., la narrativa político-pedagógica de finales del siglo pasado comenzó a ponderar los terminos de salario profesional, desarrollo profesional, competencias profesional, autonomía profesional, con mayor énfasis. El discurso se transfirió entonces a pensar en la profesionalización de la docencia o bien, en el docente profesional.

¿Qué cualidades son las que debe reunir un docente hoy en día, frente a la complejidad social y educativa que se le presenta? El marco de referencia que ofrece la Nueva Escuela Mexicana plantea un docente que posea un determinado perfil y dominios en relación a su acción pedagógica escolar: conocimiento de los principios filosóficos, éticos y legales de la educación; conocimiento de las nociones de equidad, inclusión y excelencia para la relación sus alumnos; desarrollar ambientes de aprendizaje participativos y favorables; y participar y colaborar en la transformación y mejora de la escuela y comunidad. La apropiación y desarrollo de estos dominios configura la esencia de ser un docente profesional.

Desde otros marcos de referencia, ser un docente profesional implica poseer las cualidades del saber, el saber-hacer y el ser. El saber pedagógico de las maestras y maestros se constituye en la articulación teoría-práctica que desarrolla en su trayecto formativo y experencial. Conocer las teorías pedagógicas, de enseñanza, de aprendizaje, curriculares y disciplinares es primordial para que los docentes fortalezcan su tarea. La esencia de la docencia implica el “saber enseñar”, por ello la importancia de que las habilidades de docencia se caractericen por formas de comunicar el contenido escolar diversas, contextualizadas y pertinentes. Esto es lo que constituye el saber hacer. Por último, los posicionamientos ético-políticos de los docentes deben ser claros y reflexionados permanentemente para que su función encuentre el sentido del ser docente. La integración de estas cualidades ayudan a configurar el sentido de profesionalidad en la docencia.

La interrogante que surge en esta reflexión es ¿si basta con estas cualidades para configurar la profesión docente? Nuestra respuesta inicial es no, no basta con ello. Es necesario que la profesión docente recupere su valor social y educativo. Es necesario que las políticas educativas se diseñen e instrumenten pensando en la dignificación del magisterio y su desarrollo profesional, no solo en los ámbitos formativos sino en los institucionales de su práctica. Mejorar las condiciones salariales en un imperativo hoy en día. Además, procurar condiciones favorables para la docencia, en materia de infraestructura, equipamiento y material. Programas de estímulos y reconocimientos distanciados de la lógica meritocrática. Promoción de una cultura que favorezca la docencia en ambientes escolares propicios, con marcos normativos que no limiten su función de enseñanza ni lo coloquen en situaciones de vulnerabilidad e indefensión. La profesión docente debe revalorizarse y dignificarse como condición para transitar hacia una educación que contribuya a la transformación social. Es una responsabilidad del Estado y la sociedad. Las y los maestros lo merecen. Sirvan estas reflexiones para externar una felicitación a las maestras y maestros en su día.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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