Una de las cuestiones relevantes para la transformación de la educación es tener presente que la realidad social nunca es permanente, siempre está en permanente evolución. Este posicionamiento frente a la realidad implica una reflexión crítica sobre lo educativo y de manera particular, sobre nuestro compromiso y papel docente como agentes de cambio. Sin embargo, en esta aspiración transformadora es conveniente pensar en la responsabilidad política que tiene el Estado para su logro y reconocer que no descansa la responsabilidad únicamente en el docente. La transformación educativa, en el contexto social e histórico actual, exige claridad y firmeza en la postura crítica para el desarrollo de la práctica.
Una docencia reflexivo-crítica se acompaña de una mirada pedagógica amplia sobre la formación de niñas, niños y adolescentes. Movilizar el pensamiento en este sentido es asistir al despertar crítico en lo educativo. Se constituyen las bases para una formación de ciudadanía diferente desde las escuelas, el conocimiento es más pertinente en tanto que se contextualiza y se contribuye al desarrollo humano con mayor responsabilidad. El despertar crítico le plantea nuevos desafíos de saber, saber-hacer y ser a las maestras y maestros. Es aquí donde cobra sentido y significado la construcción de un programa analítico, el codiseño y la integración del conocimiento a través de la enseñanza por proyectos. Articulación y transversalidad se constituyen en dispositivos de pensamiento y reflexión. El despertar crítico, sobre todo, pone al centro la valía de la educación para el desarrollo social.
En este tenor, la responsabilidad del Estado tendrá que expresarse en el diseño e implementación de políticas que reduzcan las brechas de desigualdad, que potencien el desarrollo humano, mejoren la infraestructura y equipamiento, impulsen la formación docente crítica y mejoren las condiciones laborales de los docentes. También es necesario pensar en nuevos esquemas que replanteen la relación escuela-familia-comunidad. Advertir que la educación es una responsabilidad compartida. El despertar crítico en educación tiene que ver con asumir compromisos políticos y responsabilidades sociales que a cada uno le corresponden. En el caso de los docentes, abandonar las prácticas pedagógicas tradicionales y transitar hacia nuevas formas de relación pedagógica que ponderen la emancipación, autonomía, diálogo y desarrollo de capacidades en los alumnos.
El despertar crítico es colocarse en zonas de posibilidad para la acción, el tránsito y la transformación y no solo para la contemplación y enunciación. Es formar conciencia crítica liberadora, en contexto y situada, donde la esperanza es el sueño y la motivación para no quedarse estático.