Política

Desechados y rescatados

  • En Corto
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  • Alejandro Maldonado

En el 2004, una asistente de cardiología encontró a Vicky en el interior de un retrete en un hospital de Staten Island. La recién nacida estaba envuelta en una pequeña cobija. A los pocos días Vicky fue adoptada por Angela y Denis, quienes ya tenían un hijo biológico y otro adoptado, de nombre Frank. A este último a su vez lo encontraron abandonado al interior de una pañalera en las escaleras de un centro para niños, también en Staten Island, New York en el 2002.

Ya como joven adulto, Frank tuvo curiosidad sobre su ascendencia así que decidió hacerse una prueba de ADN, y luego Vicky siguió sus pasos. Cuando los resultados de Vicky llegaron hace unos días, por curiosidad los comparó con los de Frank y su sorpresa fue mayúscula: ¡Además de “hermanos” adoptados eran también hermanos biológicos! Angela y Denis, -los padres adoptivos-, quedaron también impactados ya que ellos mismos desconocían dicho parentesco.

Una conductora de televisión dijo que todo esto ocurrió “como si fuera un milagro”, y vaya que lo es: Vicky pudo haber perecido ahogada en aguas negras, y Frank por asfixia o debido a las inclemencias del tiempo, ¡pero ambos fueron salvados y acabaron en la misma familia!

Enterarnos de este tipo de casos es sorprendente, pero: ¿No nos urge también a nosotros un milagro? Quizá la suciedad acumulada en nuestro interior está a punto de ahogarnos. Quizá las consecuencias de nuestras malas decisiones nos asfixian. Quizás “el clima”, -violencia, abusos, abandono, traiciones, adicciones-, en el que crecimos y hemos vivido nos aplasta.

Pon mucha atención: Dios quiere tomarte y adoptarte como hija o hijo suyo. Imagina al creador del universo entero haciéndose cargo de ti. ¡Para Dios no hay nada imposible!

“El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”, 1ª. Timoteo 2.4-6. ¡Todos son todos, incluyéndote a ti y a mí!

¿Quieres orar?: “Señor Jesús. Creo que resucitaste y que quieres salvarme. Gracias por amarme y dar tu vida por mí en la Cruz. Perdona mis pecados y purifícame. Te recibo en mi corazón y me rindo a ti. Amén”.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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