Según el columnista de negocios Alberto Aguilar, generalmente un hombre muy informado, Kia Motors ya explora la posibilidad de abandonar el contrato en Nuevo León, aquel que iniciara con el Gobierno de Rodrigo Medina.
Y dice en su columna publicada el pasado 22 de enero, estimado lector, que existen varios problemas en las negociaciones que se reiniciaron con el nuevo Gobierno, el de Jaime Rodríguez Calderón.
Al respecto de lo revelado por Alberto Aguilar, bien vale la pena hacer dos reflexiones, porque la inversión de Kia Motors no es la de una nevería en un pueblo. Me explico.
Primero que nada hay que destacar que se denuncia una actitud de revancha por parte del nuevo Gobierno independiente de Nuevo León con la armadora de Kia Motors, asunto que no es menor, porque no nada más es un problema para cumplir el trato institucional, sino que además representa un conflicto de intereses del secretario de Economía de El Bronco, quien se ha tropezado varias veces con el tema, primero en la Cámara de Diputados y ahora con las revelaciones que seguramente filtró Kia Motors.
"El expediente de Kia en NL está a cargo de Gregorio Canales, quien era hasta el miércoles secretario técnico. En el peregrinar de los coreanos también han visto el asunto Fernando Elizondo y Fernando Turner, actual secretario económico", dice el texto de Alberto Aguilar.
"Kia advierte en éste último una actitud de revancha, tras de que previamente como empresario, intentara que su firma de autopartes Katcon fuera seleccionada como proveedora, lo que quedó en veremos, ya que esa etapa se vincula a una empresa exportadora", agrega.
La armadora de autos, que levantará la cuarta ensambladora más grande del mundo, llegó con una serie de promesas y regalos... sí, regalos, los que merecen una inversión de 3 mil 500 millones de dólares que desarrollaría una zona, un municipio, incluso un estado del país.
Frente a varias opciones, Kia Motors optó por Nuevo León porque se hizo una oferta agresiva, porque se les ofrecieron facilidades que en ninguna otra parte, como Durango, Texas o Virginia, en Estados Unidos, lograron igualar.
El Gobierno Federal se sumó al compromiso con Nuevo León y juntos armaron el paquete que finalmente sedujo a Kia Motors para ir a Pesquería.
Se supone que la planta daría, ya en plenas funciones, 70 mil empleos al estado, pero más importante, un flujo de dinero por servicios y comercios tan grande como nunca se ha visto en México una igual, porque se trata de la cuarta planta armadora de autos más grande del mundo.
Si en verdad el secretario de Economía, Fernando Turner, está haciendo de esta situación una revancha, una presión o bloqueo, seguramente lo hace con el permiso del gobernador de Nuevo León, porque no podríamos imaginar que una inversión tan grande del Gobierno Federal quede en la basura por un capricho de un empresario menor, un funcionario público que debería renunciar o ser renunciado por conflicto de intereses.
Una cosa es importante decir, amigo lector, si el ex gobernador hizo promesas fuera de alcance económico, si se aprovechó de la compra-venta de terrenos (que ya se denunció), si existen arreglos irregulares en todo esto, se deben revelar y sancionar.
No es posible que una inversión tan importante esté en la cuerda floja, aparentemente, por asuntos tan domésticos como la revancha.
Si por algún extraño motivo Kia se va de Nuevo León, será una de las derrotas más grandes para El Bronco y México, porque si el contrato se lleva a litigio, evidenciaremos el desprestigio y la falta de instituciones fuertes.
El Bronco nunca podría igualar los beneficios de una inversión como la de Kia, a corto y largo plazo, y nadie se lo perdonaría... salvo que fuera la clave para integrarle la averiguación al ex gobernador... ¿inversión o justicia? Usted, ¿qué opina?
alejandro.gonzalez@milenio.com