Derivado del crecimiento explosivo de los contagios de Covid-19, por la variante ómicron, así como por la persistencia de los problemas en las cadenas globales de suministros, escasez de insumos clave para diversos procesos manufactureros y cierre de actividades en China, es que a nivel mundial se han ajustado a la baja las expectativas de crecimiento económico. En México, por lo anterior y por los problemas que nos causamos a nosotros mismos, derivados de una ausencia de política económica que incentive la inversión productiva y el crecimiento económico, es que los recortes de las proyecciones son aún más pronunciados. En esta entrega revisamos lo que está sucediendo en el mundo, con especial interés en los Estados Unidos, y posteriormente vemos la situación de México.
México enfrenta importantes retos en materia económica durante este año, y entre los que destacan está el hacer frente a la inflación de precios al consumidor, que cerró el 2021 en 7.36%, así como evitar que la normalización de la política monetaria en Estados Unidos se traduzca en una depreciación desordenada del tipo de cambio. Desde luego que México también se enfrenta a los problemas causados por los bajos niveles de inversión fija bruta, las disrupciones en las cadenas de valor y escasez de insumos y componentes para ciertas industrias manufactureras.
Dado todo lo anterior, el Bank of America (BofA Securities) comunicó el martes 12 de enero que recortó su pronóstico de crecimiento del PIB mexicano para 2022 a tan sólo 1.5% desde el 2.5% pronosticado anteriormente, citando una actividad económica interna más débil de lo esperado, lo que subraya las preocupaciones sobre la recuperación de nuestro país.
BofA dijo que había establecido su pronóstico de crecimiento de México muy por debajo del consenso de la encuesta de expectativas del Banco de México de 2.8%, debido a una “combinación de políticas conservadoras, alta incertidumbre y bajas expectativas de crecimiento”, destacando también la situación de un crecimiento exponencial de casos de Covid-19 en el país.
Llama la atención que en México estamos tendiendo bajas tasas de crecimiento a pesar del crecimiento de EE.UU. mencionado en los párrafos anteriores. La dinámica estadounidense ha ayudado a la economía mexicana a través del comercio exterior y las remesas. En materia de comercio, en los primeros 10 meses de 2021, nuestras exportaciones a EE.UU. sumaron 322.651 miles de millones de dólares (mmdd), cifra 18.4% superior a la observada en los mismos meses de 2020 e inclusive es 4.4% mayor a la registrada en los mismos meses de 2019. Las exportaciones de México a EE.UU en el periodo de enero a octubre de 2021 representan el 28% del PIB total de dicho año. En cuanto a las remesas recibidas por México, el Banco de México informó que en el acumulado de los primeros once meses de 2021 éstas sumaron 46.833 mmdd, cifra que representa un aumento de 26.7% respecto a los mismos meses de 2020 y 40.6% de incremento respecto del mismo periodo de 2019. El valor de las remesas de los primeros once meses de 2021 representan el 4.0% del PIB de todo el año 2021. Con estas cifras nos damos cuenta de que si no fuera por el apoyo que nos brinda la fortaleza económica de EE.UU., estaríamos atravesando una crisis económica.
Para ilustrar la severa desaceleración de la economía nacional, tomemos los datos de crecimiento anualizado del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) del segundo semestre de 2021. En julio de 2021 el IGAE creció 7.52% en términos anuales y 0.1% en mensuales, en agosto creció 4.32% en términos anuales y -1.2% mensuales, en septiembre aumentó sólo 0.93% anualizado y cayó -0.4% en relación al mes inmediato anterior, y en octubre (mes más reciente para el que se tiene información), el IGAE cayó -0.67% en términos anuales y cayó -0.2% en términos mensuales. Los datos muestran que el pico de actividad se alcanzó en julio de 2021 y desde entonces ésta ha disminuido mes con mes.
Por su parte, también el 12 de enero, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) también ajustó a la baja sus estimados de crecimiento económico para México a 2.9% en 2022, desde un 3.2% que había pronosticado en agosto de 2021. Si bien sigue siendo optimista, la CEPAL menciona que hay una profunda incertidumbre a nivel mundial y enormes asimetrías en la capacidad de respuesta en términos macroeconómicos, productivos, de salud entre los países.
Finalmente, la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas, publicada el 5 pasado de enero y en la que participaron 28 grupos de análisis económico y financiero, también pinta un escenario menos positivo respecto de lo que se estimaba hace todavía un mes. Los analistas esperan que en 2022, la tasa de interés objetivo del Banxico se eleve a un rango de entre 6.50% y 6.75%, respecto del actual 5.50%; que el tipo de cambio llegué al cierre del año a los 21.47 pesos por dólar; que el crecimiento del PIB sea de apenas 2.70% después de un aumento de 5.50% en 2021; y que la inflación general de precios al consumidor se moderé a 4.20% al cierre del año.
A manera de conclusión, pues queda claro que las expectativas de desempeño mundial y nacional se han ajustado a la baja. Pero no podemos dejar de señalar que los actuales problemas por los que atraviesa el mundo, en México se exacerban producto de la falta de políticas económicas que incentiven la inversión productiva, la producción, las ventas y el empleo. El escenario es que si bien nos va, este año regresaremos al nivel de PIB que teníamos en 2019, lo que implica que habremos 3 valiosos años en los que aumentó la pobreza y se deterioraron las posibilidades de crecer en el mediano y largo plazos.
Alejandro Gómez Tamez
alejandro@gaeap.com
@alejandrogomezt
* Director general gaeap