
La semana pasada fue el estreno de la secuela de una las mejores películas que he visto. No solo por el tema emocional que aborda, sino por la forma en la que ejemplifica aquello que es tan difícil expresar: las emociones.
Intensamente, película estrenada en el 2015, gira alrededor de la vida de Riley, una pequeña niña, hija única, que pasa por cambios debido a que se adentra en la pubertad. Vemos cómo emociones sencillas (alegría, furia, tristeza, miedo y desagrado) dominan su vida y esta comienza a cambiar cuando estas emociones empiezan a mezclarse. En algunas escenas vemos cómo recuerda con tristeza momentos felices de su niñez, o cómo su enojo —en combinación con el miedo— la orilla a huir de casa. La película concluye con Riley aceptando estas emociones entremezcladas, apoyada por unos padres que comprenden y guían sus sentimientos.
Ahora, Intensamente 2 aborda un tema que tocó profundamente mi corazón: la ansiedad. No es sorpresa para mis lectores, seguidores, pacientes y amigos cercanos que enfrento un diagnóstico de ansiedad. Este sentimiento que te lleva a imaginar miles de escenarios futuros donde, casualmente, en todos son catastróficos. Mi diagnóstico llegó después de que nació mi hijo, cuando comencé a ser evaluada por mi psiquiatra, la doctora Mariana Hoyos. Sin embargo, con ella comprendí que esto comenzó muchos años antes, en mi adolescencia.
Crecí, como quizá muchos de ustedes, reprimiendo algunas emociones, especialmente la tristeza. En mi casa no estaba permitido llorar porque “llorar no soluciona nada” y esta voz que provenía de mis papás fue forjando mi personalidad, ¿y qué hice al respecto? Comencé a utilizar mi imaginación evaluando los peores escenarios que podrían suceder para estar preparada ante ellos y así, triunfar y no llorar. La ansiedad, al fin y al cabo, es una forma de autoprotección que, cuando no se conoce, o no se reconoce como tal, se sale de control y a la larga es un diagnóstico relacionado con todas las enfermedades crónicas que conocemos: hipertensión, diabetes, cáncer, etc.
Que se hable de esto en una película infantil me da esperanza para las futuras generaciones. Ponerle un nombre y, gracias a esta película, una cara a esta sensación de urgencia, miedo y prisa (todo a la vez) es el primer paso para poder manejarlo. Saber que esa voz que te está apurando, en realidad solo te quiere proteger y la puedes calmar, es una ventaja para poder enfrentar cualquier obstáculo en la vida. Hubo una escena en la película donde no pude contener las lágrimas, y es cuando bajo la influencia de “ansiedad”, Riley deja de disfrutar su actividad favorita y colapsa. La ansiedad, cuando se sale de control, mata más sueños de los que ayuda a construir.
Te invito a ver esta película, velas en orden. Aprende sobre las emociones sencillas y complejas e intenta identificar cuándo las sientes, cómo las sientes y qué tanto te permites vivirlas. Lo que nos enseñan las películas de Intensamente es que todas las emociones son aceptables, todas se deben vivir y todas son pasajeras.
La salud emocional es un pilar importante para la longevidad. Si sospechas que puedes tener algún problema, busca una consulta con un especialista. Yo agradezco mucho que mi ginecóloga, la doctora Paulina Herrera, me guiara a recibir el apoyo de la doctora Mariana, porque eso hoy me ha hecho mejor persona, mamá, esposa, amiga y profesionista. Conocerte intensamente, te permitirá vivir más y mejor.