La administración de Alejandro Armenta envió al Congreso local un paquete de reformas que, dicho con todas sus letras, rediseña el mapa de la seguridad pública en Puebla. Se expide una nueva ley y se deroga la del pasado.
La parte toral incorpora un Mando Único Policial que el gobierno traduce como una armonización con la estrategia federal. Se asegura que no hay centralización del poder, sino solo coordinación; pero el estado se reserva la facultad de tomar control de las policías municipales cuando lo considere necesario, como ya ocurre en Huixcolotla y Atzizintla donde la gobernabilidad y garantías de seguridad quedaron a la deriva con los gobiernos locales.
La iniciativa incluye dos nuevas fiscalías especializadas, una para los delitos de alto impacto y otra para atender las operaciones con recursos de procedencia ilícita. Este movimiento muestra músculo frente al crimen organizado, pero también reacomoda piezas clave dentro de la Fiscalía, después de la purga a la que se vio sometida.
Donde la reforma muestra modernidad es en los filtros éticos con aquellos agresores de mujeres, violentadores familiares y violadores de derechos humanos, que no podrán ingresar ni permanecer en las corporaciones de seguridad pública y menos en las de la procuración de justicia.
También se mantiene la asignación de escoltas y vehículos oficiales para ex gobernadores. Recordemos que en un acto populista, Miguel Barbosa intentó quitar este beneficio a los mandatarios, que en muchos casos se la jugaron contra el crimen y que una vez culminado su periodo, podrían enfrentarse a escenarios de abierta vulnerabilidad.
El paquete también reacomoda la estructura policial, con centros de mando, controles de confianza estrictos, mesas de paz legalizadas, una policía auxiliar redefinida y una Agencia Estatal de Investigación fortalecida.
También se formaliza la creación de 21 Consejos Ciudadanos, integrados por autoridades y perfiles de la sociedad civil, los cuales estarán rotando cada tres años y serán responsables de delinear y evaluar estrategias de seguridad. Dicen que el reto será que estos órganos no se queden en simples mesas para el boletín, sino que aporten diagnósticos y decisiones de peso.
Se lee como el paraíso mismo.
Ya veremos.
