Política

Psicología del 'clickbait'

  • Columna de Alberto Isaac Mendoza Torres
  • Psicología del 'clickbait'
  • Alberto Isaac Mendoza Torres

El 18 de junio de 2023 a las 9 de la mañana el submarino “Titán” realizó una expedición para mostrar a 5 personas los restos del Titanic. 105 minutos después de la inmersión la embarcación perdió contacto con la superficie.

Y comenzó el mito.

Por aire y por mar se lanzó una campaña de búsqueda que no dio resultados. Tres días después se pensaba que los tripulantes estaban enfrentando niveles críticos de oxígeno. La embarcación no alcanzaba los 7 metros de largo por casi 3 de ancho y apenas 2.5 de alto.

En tierra la máquina de opinar se puso en marcha. Los viajeros no eran conocidos mundialmente. Apenas si destacables en sus propios círculos sociales. Pero de la historia se apropiaron hasta los ajenos. No faltaron los programas especiales y las oraciones en cadena nacional.

Recuerdo un par de intervenciones en la televisión mexicana y argentina. En una mesa redonda participaban psicólogos para explicar la angustia que estarían pasando los pasajeros tras días de encierro y daban recetas de cómo enfrentar situaciones “similares” en la vida cotidiana.

En un programa de variedades una investigadora norteamericana decía que lo importante era el papel del líder para mantener a las personas con vida y evitar que entre ellas se mataran.

Mientras expertos y legos opinaban sobre cómo debían sentirse y lo que tendrían que hacer, lo cierto es que los tripulantes habían muerto bastante tiempo atrás. De hecho, dicen los reportes, su muerte fue instantánea. El submarino implotó “catastróficamente” y los 5 expedicionistas ni siquiera supieron lo que les pasó. No hubo claustrofobia, ganas de sobrevivir o angustia. Del todo pasaron a la nada.

Las opiniones de los psicólogos solo sirvieron para que los programas mantuvieran o incrementaran su audiencia. Para generar morbo.

Así pasa la mayoría de las veces en la que los expertos en la cuestión del alma, de la mente o del cerebro, somos llamados a dar opiniones, consejos, tips sobre conflictos cotidianos interpersonales o personales, que han sido elevados a nivel de enfermedad.

Pocos nos resistimos todo el tiempo, o al menos la mayoría del tiempo, a caer en el imperio del clickbait, en el que existe una demanda de generar contenidos que sean “atractivos”, que “vendan”, o en el peor de los casos, que sean interesantes.

Debemos resolver en los 60 segundos que dura un tiktok problemas que a la humanidad le ha llevado milenios no digamos solucionar, sino al menos planteárselos.

A menudo se le atribuye a Albert Einstein la frase: “si no puede explicarlo simplemente, no lo entiende lo suficientemente bien”, y se mezcla gracias a los mitos de la internet con la cita: “si no puedes explicárselo a un niño de seis años, es que ni tú mismo lo entiendes” que dicen es de Richard Feynman, otro físico, este sí muy preocupado en la divulgación y aprendizaje de la ciencia. Sea como haya sido o como no haya sido, esta idea de lograr la transmisión del saber de manera sencilla a menudo degenera en una vulgarización de conceptos que hacen más daño que bien.

Ese es el conflicto de la psicología que ha sucumbido al clickbait, las fuentes de información a las que tiene acceso la mayoría de la población, o de las que gusta, los llamados medios sociales digitales están infestados de soluciones “sencillas” a problemas complejos.

Quizá por eso cuando un paciente al fin decide ir a consulta busca que su dolor se acabe en una sesión, demanda que le digan qué hacer, qué no hacer, cómo hacerlo y cuándo dejar de hacerlo. Si esta respuesta no le satisface, blandirá la bandera de la inutilidad de la psicología y regresará a que un reel le explique la vida.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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