Washington. La estela de conflictos legales que deja uno de los peores presidentes de Estados Unidos lo persigue sin cesar.
Sometido dos veces a juicio político, Donald Trump será exonerado también dos veces, pero no por razones de justicia sino de política partidista.
Se requieren 17 votos de senadores republicanos para alcanzar dos terceras partes que permitan condenar a Trump por incitar a la insurrección, lo cual es improbable.
En el video mostrado en el juicio, se ve a un policía desesperado de dolor que grita auxilio, antes de morir, mientras la turba lo prensaba entre las puertas de ingreso al recinto, el pasado 6 de enero, día del asalto al Capitolio.
De poco sirven los videos impactantes, las pruebas fehacientes, los testimonios irrefutables cuando la mayoría de los senadores republicanos, cuya seguridad estuvo en peligro por los mismos asaltantes del Capitolio, que causaron cinco muertos y decenas de heridos, abdica de su conciencia.
Los republicanos tienen temor de sufrir las represalias del ex presidente, que a pesar de que ya no tiene el poder, sigue ejerciendo considerable influencia entre los electores de su partido.
Únicamente seis senadores republicanos, junto con los 50 demócratas, votaron antier a favor de iniciar el juicio.
El actor de televisión, hijo de millonario, que humilló a tantos jóvenes en busca de un trabajo, todo por 60 minutos de fama efímera, fue víctima de su célebre frase: you are fired!
Perder la Casa Blanca es la mayor humillación de su vida, no solo porque él jamás aceptaría una derrota, sino porque fue vencido por Sleepy Joe, ese anciano demócrata tartamudo del que se burlaba con ese apodo.
Ironías de la vida. Los dos juicios políticos contra Trump tienen que ver con Biden.
En el primero, el ex presidente trató de desacreditar a su rival político cuando presionó a Ucrania a abrir una investigación por supuesto soborno a Biden de una empresa de energía ucraniana, vinculada con su hijo Hunter.
Y ahora, mientras que enfrenta el segundo juicio político, en Georgia se inició una investigación sobre los intentos del ex mandatario de anular las elecciones de ese estado, incluida una llamada telefónica que hizo al secretario de Estado, Brad Raffensperger, en la que Trump lo presionó para que “encontrara” suficientes votos para ayudarlo a revertir su pérdida.
La llamada de Trump podría infringir al menos tres leyes estatales. Una de ellas es cometer fraude electoral, que puede ser un delito grave o un delito menor; como delito grave, se castiga con al menos un año de prisión.
Un tercer litigio contra Trump existe en Nueva York. Se trata de una investigación de fraude sobre sus finanzas e impuestos junto con otra investigación de fraude civil.
Ahora que Trump ya no goza de privilegios presidenciales, la estela de conflictos legales que deja a su paso podría afectar la libertad del presidente que no supo perder.
Pero si Trump resulta impune, la democracia de Estados Unidos perderá credibilidad en el mundo.
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@AGutierrezCanet