¿Qué le depara el futuro a la economía mundial? Una respuesta verosímil es que ya comenzó a fragmentarse. Este es el argumento de Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, en su nuevo y reflexivo libro The Fractured Age.
Fracturar, señala, no es lo mismo que “desglobalizar”. El comercio y otras formas de globalización podrían no contraerse mucho. Esto no debería ser nada parecido al colapso de la década de 1930. Pero el comercio con los rivales se reducirá y el comercio con los amigos aumentará. En particular, sugiere, el mundo se dividirá entre un bloque centrado en EU y otro centrado en China, con varios países no alineados atrapados en el medio, tratando de hacer lo mejor que se pueda.
Gran parte de la élite política estadunidense ya ve el ascenso de China como el desafío de la época. De hecho, este parece ser casi el único punto en el que los dos partidos coinciden en su mayoría. Xi Jinping también trazó un paralelismo entre la “hegemonía” estadunidense actual y las “fuerzas fascistas arrogantes” de hace 80 años, antes de una cumbre con Vladímir Putin en mayo pasado. Esto es pura lucha verbal.
Shearing también argumenta que EU saldría ganando de semejante fractura de la economía mundial. La principal justificación es que los aliados de Estados Unidos son económicamente más poderosos que los de China, ya que incluyen a casi todos los países avanzados. Mientras tanto, Rusia es el único aliado significativo de China. A precios de mercado, la participación del bloque estadunidense en el PIB mundial es de 68 por ciento, frente a 26 por ciento del bloque chino. Incluso en paridad de poder adquisitivo, la participación del bloque estadunidense es de 50 por ciento, frente a 32 por ciento del bloque chino.
El dilema de elegir
Un punto controvertido que plantea Shearing es que, si bien muchos países desearán permanecer abiertos a ambas partes, la mayoría se verá obligada a elegir. Al final, los países económicamente más potentes del mundo se mantendrán más cerca de EU, ya sea porque dependen de su protección, sus mercados y su moneda, o porque, en última instancia, desconfían más de China.
El bloque estadunidense también es más diverso económicamente y controla tecnologías más fundamentales, especialmente en tecnología de la información. China, como demostró recientemente, creó una posición de poder en minerales críticos y tierras raras. Pero estos se pueden reemplazar a mediano y largo plazo. Además, las monedas y los mercados financieros de EU y sus aliados son globalmente irremplazables. China ni siquiera quiere reemplazarlos, porque es muy renuente al libre mercado que crearían los mercados de capital abiertos.
Además, argumenta Shearing, China también perdería más que EU con una economía mundial fracturada. Una razón es que tiene un superávit estructural en cuenta corriente. Los únicos países donde estos fondos pueden invertirse con seguridad son EU y sus aliados. La alternativa es prestar grandes cantidades a los países en desarrollo, que podrían no ser capaces de pagar sus deudas.
Desacelera crecimiento
Por último. El crecimiento económico de China ya se desaceleró y es probable que lo haga aún más. Shearing incluso argumenta, provocativamente, que su tasa de crecimiento podría disminuir a 2 por ciento, prácticamente igual a la de Estados Unidos, en parte debido a esta fracturación en curso. Cabe destacar que ninguno de los grandes mercados del mundo tolerará la avalancha de exportaciones chinas que amenazan sus políticas industriales.
De ser así, es posible que la economía china nunca llegue a ser significativamente mayor que la de Estados Unidos, y mucho menos la del bloque estadunidense en su conjunto.
El argumento de que el mundo (y, por ende, la economía mundial) está en proceso de fracturación es correcto. Shearing también tiene razón al afirmar que el viejo multilateralismo está muriendo.