Visitantes estadunidenses, la reanudación de relaciones diplomáticas tras medio siglo de ruptura y la apertura de negociaciones sobre temas tan complejos como las respectivas compensaciones por bienes confiscados en Cuba y los daños económicos causados a la isla por el bloqueo, son algunos de los resultados favorables del deshielo entre La Habana y Washington anunciado hace un año.
No obstante, al cumplirse hoy el primer año de esa apertura, economistas, sociólogos y diplomáticos consultados por MILENIO coinciden en apuntar que el triunfo electoral de la oposición en Venezuela, país con el que Cuba realiza casi 35 por ciento de su comercio exterior, se ha convertido en un nuevo factor que puede acelerar o retardar el ritmo del acercamiento estadunidense-cubano.
"Cuba nunca volverá a depender de un solo mercado, ni siquiera cuando sea levantado el bloqueo", afirma el titular de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, en alusión a las muchas décadas en que la isla realizaba 69 por ciento de su comercio exterior con la hoy extinta Unión Soviética y recibía de allí casi la totalidad del petróleo que consumía.
En esa dirección se mueven los cambios en la isla, pero diversificar los mercados lleva más tiempo que el año que le queda a Barack Obama en la Casa Blanca, sin que nadie puede vaticinar hoy si su sustituto mantendrá la misma política hacia Cuba, e incluso que los tres años de mandato que le faltan al presidente venezolano Nicolás Maduro, de acuerdo con la opinión más generalizada entre los cubanos.
La derrota parlamentaria del gobierno que Maduro y su cuestionado "socialismo del siglo XX", con su secuela de crisis económica y polarización aguda entre los venezolanos, "indica que acelerar las reformas estructurales en Cuba y abrirse a una negociación más fructífera con EU sería lo lógico", consideró a su vez el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, en tanto un diplomático latinoamericano consultado en La Habana consideró que "no siempre lo lógico y aparentemente razonable marca el rumbo de los gobiernos".
La Habana y Washington mantienen las diferencias políticas e ideológicas que los llevaron a la confrontación directa tras el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959 y aunque intelectuales como el laureado escritor Leonardo Padura abogan porque los dos gobiernos sean capaces de "construir un nueva relación" que sirva de modelo a un mundo desbordado de violencia, las cicatrices abiertas en los últimos 55 años aún determinan las posiciones de cada gobierno en la nueva etapa.
Obama acaba de reiterar su interés en viajar a La Habana en 2016, aunque ha puntualizado que si lo hace "parte del trato es que voy a poder hablar con todo el mundo", englobando a sectores opositores, que el gobierno cubano asegura "fueron creados y siguen siendo financiados" desde EU.
"Estimular los cambios internos y diversificar las relaciones comerciales con el exterior no solo crearía un contexto más favorable para el segundo año de deshielo con EU, sino que permitiría asumir en mejores condiciones cualquier nueva adversidad en Venezuela, de donde la isla recibe a precios preferenciales casi la mitad del petróleo que consume", considera el profesor Enrique López Oliva.
Sin embargo, el lento ritmo de la cotidianidad en la isla, incluso para resolver asuntos tan urgentes como las muchas veces anunciada "unificación monetaria y cambiaria" en un país donde rigen dos monedas desde hace décadas, y la resistencia a los cambios que hacen "sectores ultraconservadores desde las estructuras de poder", complican el futuro inmediato de la nación", afirman analistas.