Cuando los mandatarios Donald Trump y Xi Jinping se den la mano este jueves en Corea del Sur para rubricar un acuerdo que conjure el estallido de una guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, estarán escribiendo el más reciente capítulo de una saga de relaciones presidenciales de claroscuros marcados por la competencia geopolítica, las disputas comerciales y, ocasionalmente, la cooperación estratégica entre Washington y Beijing.
El encuentro, antecedido por avances en las negociaciones sobre las exportaciones de minerales raros chinos, sanciones comerciales, el tráfico de fentanilo y el futuro de TikTok, tendrá lugar en medio de un acercamiento entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte (el bloque CRINK) probablemente encaminado hacia una profundización de sus relaciones bilaterales como contrapeso a Estados Unidos.
 
	“En el caso de China, el estilo transaccional de Trump, su dependencia de los aranceles y su entusiasmo por completar acuerdos, chocan con la ambición del presidente Xi de alcanzar la supremacía global, aprovechar su ventaja negociadora derivada del control de minerales críticos y su disposición a esperar a que Trump pierda terreno (convencido de que Xi tiene las mejores cartas)”, sostiene el presidente del Consejo Atlántico Frederik Kempe.
Sin embargo, Trump confía que es él quien guarda el as bajo la manga y que logrará anotarse un nuevo éxito internacional.
"Vamos a lograr algo que será muy satisfactorio tanto para China como para nosotros. Creo que será una reunión muy buena", fue captado en un micrófono abierto durante una cena ofrecida este miércoles por el presidente surcoreano, Lee Jae-myung.
Trump pareció reconocer el reto de la alianza entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte cuando envió el mes pasado un mensaje al presidente Xi a través de su red social Truth Social.
“Por favor, da mis más cálidos saludos al presidente Vladímir Putin y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América”, escribió.
Donald J. Trump Truth Social Post 05:19 AM EST 10/29/25 pic.twitter.com/ESYWGFjLaH
— Commentary Donald J. Trump Posts From Truth Social (@TrumpDailyPosts) October 29, 2025
En ese contexto, en un mensaje Trump externó esta semana su confianza en una resolución positiva del conflicto entre Corea del Sur y el norcoreano Kim Jong-un.
"Tienen un vecino que no se ha portado tan bien como podría, y creo que lo hará. Conozco muy bien a Kim Jong-un, y creo que todo saldrá muy bien", afirmó.
Nicholas Burns, ex embajador de Estados Unidos en China bajo el gobierno de Joe Biden aconsejó a Trump, en primer lugar, no “subestimar la capacidad del gobierno chino y su ambición de ser la potencia más fuerte en el Indo-Pacífico”,
“En segundo lugar, Trump debe disuadir a China de la idea de que Estados Unidos es ‘una potencia del pasado’ y está en declive. En tercer lugar, no se puede negociar sobre comercio y perder de vista la competencia militar y tecnológica con China. Finalmente, y lo más importante, Burns aconsejó a Trump: “sé amable con tus aliados”.
Cita con la historia
 
	Kempe cree que los historiadores podrían recordar la administración Trump con elogios por muchos de sus logros en política exterior, pero también con dudas sobre si dejó pasar la oportunidad de abordar las amenazas mayores que representan Rusia y China, y sus consecuencias generacionales.
“Un avance digno de un Premio Nobel de la Paz con esos países requeriría pasar de cerrar acuerdos momentáneos a abrazar a los aliados, reconocer los peligrosos vínculos entre los adversarios y ejecutar una estrategia coherente para contrarrestarlos”, concluyó.
En privado, se ha reportado que asesores del presidente Trump le han aconsejado no modificar la postura de Estados Unidos sobre la independencia de Taiwán para favorecer a China o reformular la política vigente con un lenguaje distinto, dada su inclinación a abandonar el libreto.
Funcionarios de la administración estadunidense citados por NBC han advertido a Trump que Xi Jinping le pedirá una declaración pública en la que se afirme que Estados Unidos se opone a la independencia de Taiwán. Durante meses, Xi ha impulsado un cambio en la postura estadunidense sobre Taiwán, pasando de la actual, en la que Estados Unidos “no apoya” su independencia, a una postura en la que “se opone” a ella.
Del Tratado de Wanghia al Enfrentamiento Ideológico
 
	Las primeras relaciones diplomáticas modernas entre China y Estados Unidos se establecieron formalmente con el Tratado de Wanghia de 1845. No obstante, el vínculo presidencial se configuró a lo largo del siglo XX.
Durante la Segunda Guerra Mundial, China fue un aliado crucial de Estados Unidos en el Pacífico. Sin embargo, la victoria comunista en la Guerra Civil China en 1949 y la fundación de la República Popular China (RPC) transformaron la dinámica.
La administración del presidente estadunidense Harry Truman reconoció al gobierno de la República de China en Taiwán como el único legítimo, rompiendo relaciones con la RPC en el continente. Este quiebre llevó a un enfrentamiento militar directo en la Guerra de Corea, donde tropas de ambos países lucharon entre sí.
La Ruptura del Hielo: Nixon y el Comunicado de Shanghái
El punto de inflexión llegó en 1972 con la visita histórica del presidente
Richard Nixona la RPC, un movimiento diplomático impulsado por la necesidad de contrarrestar a la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
Este viaje, que incluyó su famoso apretón de manos con el presidente del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, culminó con el Comunicado de Shanghái. Ambas naciones se comprometieron a trabajar para la normalización de las relaciones, facilitando dejar de lado temporalmente la espinosa cuestión de Taiwán . Se establecieron "oficinas de enlace" en Washington y Beijing.
La normalización total se concretó bajo el presidente Jimmy Carter en 1979, cuando Estados Unidos reconoció a Beijing como "el único gobierno legal de China", cortando oficialmente los lazos con Taiwán.
La Era de la Interdependencia y la Competencia
Tras la normalización y con las reformas capitalistas de Deng Xiaoping, el comercio entre China y Estados Unidos experimentó un crecimiento exponencial. Presidentes como George H.W. Bush, Bill Clinton y George W. Bush mantuvieron una relación compleja con Beijing, donde la asociación en áreas económicas se equilibraba con las tensiones sobre derechos humanos y el statu quo de Taiwán.
En 1989, durante las protestas de Tiananmen, el presidente George H.W. Bush denunció la represión del gobierno comunista y puso en suspenso tanto la venta de armas estadunidenses a China como los intercambios con altos funcionarios del país asiático.
“Hemos abogado por la mutua reserva, diálogo y no a la violencia. En su lugar. ha habido un ataque violento y sangriento contra los manifestantes”, dijo Bush padre.
Con la llegada de Barack Obama, las relaciones empezaron a ser definidas más abiertamente por la competencia estratégica. A pesar de los esfuerzos por la cooperación, el ascenso de China llevó a la política estadunidense de "retorno a Asia" (Pivot to Asia), vista por expertos en Beijing como un intento de contener su emergencia. Bajo el mandato del demócrata, el diálogo se intensificó pero la sombra de la rivalidad creció.
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La "Nueva Guerra Fría": La Era Trump y Xi
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017, las relaciones pasaron de ser una mezcla de socio-competidor a un estado de confrontación abierta, a menudo descrito por analistas como una "Nueva Guerra Fría". La clave de este giro ha sido la guerra comercial, iniciada por Trump con la imposición de aranceles masivos a productos chinos bajo el argumento de prácticas comerciales desleales y el robo de propiedad intelectual.
Las reuniones cumbre entre Trump y Xi Jinping en este periodo han estado centradas en la búsqueda de acuerdos comerciales aunque con resultados fluctuantes. Su nuevo encuentro, que se espera dure de unas 4 a 5 horas de duración y el primero cara a cara desde 2019, busca rebajar las tensiones. La agenda está cargada con temas cruciales.
En el tema de aranceles y comercio, intentarán alcanzar un acuerdo comercial integral que ponga fin a la guerra tarifaria y se pacte el aplazamiento de las restricciones a ventas de minerales raros. Sobre Taiwán, se tocará el tema de las garantías de seguridad a la isla por parte de Estados Unidos frente a las advertencias de Beijing. En cuanto al fentanilo, Trump busca la cooperación de China para frenar el flujo de precursores químicos. Sobre comercio, es prioritaria para la Casa Blanca la reanudación de las compras de soja estadunidense, y en cuanto a tecnología, se hablará de TikTok y la competencia en semiconductores.
Patricia Kim, analista del Centro de Estudios Políticos sobre Asia de la Institución Brookings de Washington, anticipa que el enfoque principal de la reunión Trump-Xi está en extender el acuerdo comercial mientras ambas partes trabajan en uno renovado y más amplio.
“El enfoque principal está en extender la tregua comercial mientras ambas partes trabajan en un acuerdo más amplio... China ha adoptado una postura firme en esta etapa. Ha declarado estar preparada. No cederá ante nuestras amenazas, pero al mismo tiempo, está dispuesta a negociar… creo que existe un interés en ambas partes por rebajar la tensión”, sostuvo.
SNGZ
 
	 
	 
	