Para sus seguidores es "el santo de lo ordinario". Para sus más férreos críticos y detractores, representa el ala más conservadora de la Iglesia Católica. La figura de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y santo de la doctrina romana, está envuelta en controversias que tienen múltiples orígenes, desde narraciones sobre su vida hasta productos literarios.
Uno de los aspectos que más debates ha generado es la aparente simpatía que Escrivá desarrolló hacia Francisco Franco, así como la cercanía de su organización religiosa con la dictadura que se impuso en España tras la Guerra Civil. Pero, ¿qué información hay sobre esto? En MILENIO te contamos.
Guerra Civil: un punto clave en la historia del Opus Dei
El conflicto desatado en julio de 1936, tras el levantamiento en armas de militares liderados por Franco, representa uno de los episodios más relevantes en la historia de España y Europa.
Investigaciones retomadas por el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos exponen que la Guerra Civil española dejó a su paso unos 500 mil muertos, de los cuales casi 7 mil fueron miembros de la Iglesia, como sacerdotes y monjas.
En el artículo Capacidad de movilización y violencia contra los líderes locales, la y los académicos Paloma Aguilar, Fernando de la Cuesta y Francisco Villamil explican que la violencia anticlerical durante el conflicto tiene su origen en la percepción de la Iglesia como una posible amenaza bélica para el bando republicano.
Para el momento en que estalló la guerra, el Opus Dei tenía ocho años de haber sido fundado en Madrid por Escrivá, luego de recibir lo que el consideró una "llamada de Dios". Inicialmente, su organización era exclusiva para hombres, pero en 1930 decidió que las mujeres también podían formar parte.
En el contexto de la persecución religiosa, Josemaría Escrivá, nacido en la ciudad de Barbastro, replicó las medidas adoptadas por muchos seguidores: dejó la sotana a un lado para ocultar su labor clerical y buscó refugio.
Investigaciones difundidas por la Universidad de Navarra, en Pamplona, advierten que Escrivá se escondió primero en un domicilio de su familia, pero las hostilidades lo orillaron a ocultarse en varias casas de Madrid, una clínica e incluso el Consulado de Honduras. Durante aquellos años, practicó ejercicios espirituales de forma clandestina y se comunicó con varios de sus conocidos utilizando claves.

En una carta escrita en algún momento de 1939, después de que se declarara el fin del conflicto y Franco se posicionara como el jefe de Estado, Josemaría Escrivá redactó: "Creo que habremos de bendecir la guerra: ¡mucho espero para Dios y para España!".
La misiva tenía como destinatario a Ricardo Fernández Vallespín, miembro del Opus Dei cercano a su fundador. En el texto, Escrivá parecía agradecer las condiciones persistentes en el país.
En su libro El fundador del Opus Dei, el historiador Andrés Vázquez de Prada expone que Josemaría Escrivá tenía "un modo insólito de contemplar la fuera", pues lejos de enfocarse en los desastres que quedaron a su paso, consideraba que "la guerra había servido para templar las almas".
Tal postura, sumada al hecho de que varios miembros del Opus Dei ocuparon altos cargos en el régimen franquista, fue interpretada con el paso del tiempo como una muestra de la supuesta simpatía de Escrivá con el líder militar.
En un sitio web oficial dedicado a la vida y obra de su fundador, el Opus Dei señala que "las relaciones personales de Escrivá con Franco fueron llamativamente escasas".
Aunque sus seguidores destacan la distancia que Josemaría Escrivá solía mantener respecto a los asuntos políticos, el sacerdote tuvo al menos tres encuentros con el dictador fuera de actos protocolarios. Uno de ellos ocurrió en mayo de 1946, cuando predicó una serie de ejercicios espirituales para Franco y su familia. Otro tuvo lugar en 1960, cuando le pidió al jefe de Estado que le ayudara a obtener el reconocimiento de su institución, Studium Generale, como Universidad Católica.
Sumado a lo anterior, el período del régimen coincidió con una época de expansión del Opus Dei, principalmente, mediante la inauguración de múltiples colegios e institutos de formación profesional.
Investigaciones del periodista británico Gareth Gore, vertidas en su libro Opus, exponen que para la década de 1960 ya se habían creado más de 130 sociedades auxiliares para generar fondos a la organización. Además, el Opus Dei acumulaba en ese entonces ya más de seis mil miembros a lo largo del mundo, incluyendo territorios como Kenia, Japón y Australia.
¿Por qué canonizaron a Josemaría Escrivá?
Josemaría Escrivá de Balaguer murió el 26 de junio de 1975. Durante los años posteriores, el Vaticano recibió miles de cartas solicitando que se iniciara el proceso para su beatificación, la cual fue aprobada en mayo de 1992 por el papa Juan Pablo II.
Información difundida por la Santa Sede apunta que la canonización de Josemaría Escrivá se derivó de una "curación milagrosa" atribuida al fundador del Opus Dei, ocurrida en 1992.
Según la relatoría, el médico español Manuel Nevado Rey estuvo en contacto con un sinfín de equipos de rayos X durante su labor profesional, principalmente en la década de 1950.
Para 1962, su salud comenzó a deteriorarse debido a la radiodermitis, un conjunto de lesiones en la piel originadas por una constante exposición a la radiación.
Supuestamente, el doctor tuvo que reducir su carga de trabajo de forma drástica debido a las afectaciones que sufrió en las manos, pero en 1992 recibió una estampa de Josemaría Escrivá y empezó a encomendarse a él. Sin que se sometiera a ningún tratamiento médico, Nevado Rey se recuperó y las lesiones desaparecieron al año siguiente, acorde con el reporte del Vaticano.
El 6 de octubre de 2002, ante casi medio millón de asistentes en la Plaza de San Pedro, el papa Juan Pablo II canonizó a Josemaría Escrivá y autorizó que fuera "devotamente honrado" en toda la Iglesia Católica.
BM.