Ayer un temblor de magnitud 5 desató el pánico en las calles de Zagreb; media hora después, otro de 5.3; los ciudadanos tuvieron que romper el confinamiento y se concentraron en áreas públicas, con lo que fue imposible respetar el metro de distancia que deben mantener para evitar más contagios.
Un muerto, varios heridos, cuantiosos derrumbes y el llamado del gobierno a no volver a sus viviendas hasta descartar daños es el saldo de esta nueva emergencia.
El temblor, catalogado como “el peor en 140 años” en ese país, también se sintió en el sur de Austria y en Eslovenia, en el que despertaron “en shock”, como cuenta Livia Surina.
“Aquí los sismos no son comunes, pero ayer sentimos uno muy fuerte, más o menos a las 6:21 horas; minutos después tembló de nuevo, los vecinos no salieron a la calle, solo a los balcones, que no es lo más recomendable durante un temblor.
“Una amiga croata me contó que junto con su familia dejó su hogar para irse al pueblo donde vive su abuela, porque el presidente les pidió moverse lo más lejos posible del centro. Viven doble emergencia: cuidarse del virus y buscar dónde vivir”.
La eslovena de 24 años habita en un quinto piso en la ciudad de Maribor y, aunque allí no hubo daños ni heridos, cuenta que están preocupados porque cerca hay una planta de energía nuclear, a menos de 50 kilómetros del epicentro del seísmo.
***
Livia también vive cerca de otro “epicentro”, el del coronavirus, ya que su casa está a 250 kilómetros de Italia; además, en diciembre pasado tomó un empleo en Austria, situado a 10 minutos de la frontera italiana.
“La emergencia por el Covid-19 comenzó una semana después de San Valentín con el bloqueo fronterizo. Nos anunciaron el cierre del hotel donde trabajaba y mandaron a todos a casa”.
La joven, que ahorra para estudiar teatro en México, narra que el gobierno austriaco cerró comercios, escuelas y hasta el transporte público, por lo que tuvieron problemas para volver a sus países.
Al fin salió el 16 de marzo, gracias a que una “paisana que trabajó conmigo me llevó en su coche”. Cruzó a Eslovenia sin problemas, pero su padre le contó que las tiendas estaban medio vacías por las compras de pánico.
En Maribor, la segunda ciudad más grande del país, ya se restringió la movilidad; para matar el tiempo cocina, limpia, ve películas, lee y platica con sus amigos.
“Estamos encerrados. Podemos salir, pero respetando la distancia. Para las compras solo puedes entrar una vez a la tienda, ponerte gel antibacterial frente a los encargados y no tocar los alimentos que no pienses llevar. También hay horario específico para ancianos, embarazadas y gente con discapacidad”.
En Eslovenia, con 341 contagiados y dos muertos por Covid-19, Livia refiere que ahora desinfectan puertas, además usan guantes, pero no cubrebocas.