Rogelio Hernández, conocido como “Padrino Diablo” y Obispo Negro en la jerarquía del satanismo teísta, encabeza un movimiento que trasciende la controversia y se planta en la arena pública con una demanda clara: el respeto y la plena libertad de culto. Como presidente nacional de una alianza dedicada a defender la libre expresión, los cultos, creencias, tradiciones y costumbres, su objetivo es desestigmatizar el satanismo y otros cultos “ocultos”, como el de los santamuerteros, y equiparar sus derechos de práctica pública con los de cualquier otra religión en México.
La iniciativa de Hernández surge como respuesta a la “mala información” y la represión social que, asegura, sufren tanto satanistas como devotos de la Santa Muerte, santeros y seguidores de otros cultos. Su principal motor es la visibilidad y el derecho a no ser discriminados.
Lo ocurrido hace un mes en Playa Miramar, en la zona sur de Tamaulipas, reforzó la idea de pelear por un derecho otorgado a los mexicanos desde 1860, que permite a cada persona practicar y elegir el culto que desee, con plena libertad.
Y es que, por primera vez, los satánicos y santamuerteros decidieron realizar un ritual en una de las zonas más concurridas de la playa en Ciudad Madero. Había una mesa con varias imágenes, sahumerio, un tambor y un grupo de personas que cargaban una Muerte, con la que se introdujeron al agua mientras hacían oraciones.
	La situación generó gran interés entre quienes estaban cerca, que pensaron que se trataba de la religión yoruba, es decir, santería, así que solo se dedicaron a tomarles fotos y grabarlos. La crítica y el odio cayeron sobre el grupo en redes sociales cuando los residentes del sur de Tamaulipas se dieron cuenta de que en realidad eran satánicos y santamuerteros. Muchos pidieron la intervención de la policía y de las autoridades locales ante este tipo de actos, a pesar de que diversos grupos religiosos utilizan esta área pública para realizar, incluso, bautizos.
La gente parecía sorprendida de que en una zona como el sur de Tamaulipas, donde la sociedad todavía debate temas como la despenalización del aborto (a pesar de que la Suprema Corte determinó que penalizarlo era inconstitucional), hubiera adoradores de Satanás.
	En el último año, la cifra de personas que dejó de profesar alguna religión en la entidad se duplicó, según el Inegi: ahora 338 mil 215 no asisten a ninguna iglesia establecida de manera formal.
Desde hace 13 años, el número de personas que veneran a la Muerte en la zona sur de Tamaulipas ha crecido, pues existen ya, cuando menos, seis santuarios o templos fijos. Muchos de ellos son casas habilitadas, pero tienen reuniones una vez al mes y hacen una celebración grande el primero de noviembre, el día más importante para los santamuerteros.
Rogelio Hernández, considerado como un líder satánico que, además, ha logrado sumar a grupos de santamuerteros, dijo que son creencias que se profesan en secreto. Por eso es muy difícil calcular el número de personas que se acercan, pero aseguró trabajar con grupos en el Estado de México, León (Guanajuato), Querétaro, Guadalajara, Michoacán y Tampico, y tener su templo en Tlaxcala.
	No le sorprendió el odio que se presentó en redes sociales, pues hace un año un grupo católico quemó un templo a la Muerte en Tlaxcala. Lo único que piden a las autoridades es poder celebrar sus creencias con seguridad. Esto lo platica minutos antes de realizar una misa en un templo a la Muerte, ubicado en la colonia Cascajal, muy cercana a la zona de tolerancia y considerada por tradición como una de las más peligrosas de Tampico.
La construcción se encuentra en un domicilio particular y no tiene un letrero que exponga lo que ahí se hace. Su dueño y administrador es el “Padrino Lino”, santamuertero recién iniciado en el satanismo, pero que desde hace 13 años organiza la celebración más grande a la “Niña Blanca” en el Callejón Reforma cada 1 de noviembre, su cumpleaños.
“Es que no tratamos de ofender a nadie, pero nos han reprimido mucho. Ya por el simple hecho de verte vestido de negro o de que traigas algún collar o dije, ya lo ven mal. Nos dicen que eres satanista, que andas matando gente, niños y todo ese rollo. Con esa idea, hace tres años se me empieza a meter ese gusanito de decir: ‘¿Por qué no hacer una alianza que se encargue de que los representantes de los estados, de los que son un poquito más grandes, se acerquen a la gente que tienen para poder defender el culto a la Santa Muerte, para poder defender el culto de Satanás?’”.
	Tras la explosión de una pipa en la alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México, el Obispo Negro organizó a un grupo de satánicos para llevar comida a los familiares de las personas lesionadas; sin embargo, fueron hostigados y expulsados del lugar por otros grupos religiosos. La policía les recomendó dejar el área por seguridad.
¿En qué consiste la alianza?
La alianza consiste en unificar a los representantes de varios estados para defender el derecho a la libre expresión de cultos no hegemónicos, como el de la Santa Muerte, el satanismo, la santería y el palo mayombe, y buscar que la ley garantice que puedan realizar ceremonias y prácticas en la vía pública sin ser hostigados, de la misma manera que otras religiones lo hacen.
Actualmente operan como una organización independiente, pero ya están tocando las puertas de las autoridades para formalizar su estatus legal mediante un acta constitutiva que invoque los artículos de la Constitución Política referentes a la libre expresión de culto.
	Para que un culto sea reconocido legalmente en México, debe constituirse como una asociación religiosa, registrándose ante la Secretaría de Gobernación, lo que implica cumplir con varios requisitos. Los principales son: acreditar que ha existido y se ha dedicado a actividades religiosas por un mínimo de cinco años, tener un notorio arraigo entre la población, contar con una declaración de su cuerpo de creencias y presentar los documentos de identidad de sus representantes legales.
Para eso, los seguidores de los cultos ocultos tienen que dejar de ser anónimos. “Vamos a empezar a juntar a gente que no tenga miedo de querer salir y decir: ‘Alzo la mano, yo soy satanista, respétame, así como yo respeto la adoración de otros santos, de San Judas Tadeo, de San Charbel, de San Cipriano, de la Virgen del Carmen, la Virgen del Refugio’”, asegura Hernández.
¿Qué es el satanismo teísta?
El satanismo teísta es una religión o conjunto de creencias en las que Satanás es considerado una deidad real, un ser espiritual o una entidad sobrenatural que se adora o venera. A diferencia de otras formas de satanismo que ven a Satanás como un símbolo, el satanismo teísta cree en su existencia literal y busca tener una relación con él, ya sea a través de la adoración o el contacto.
Ya casi es medianoche y los creyentes comienzan a llegar. Sus reuniones son una vez al mes. El “Obispo” viste de negro, pero dice que en realidad no hay un significado especial: “es elegante y da sentido de poder”. Su hija es la encargada de organizar la logística de la misa, mientras que otros instalan las sillas. Como escenario hay unas grandes figuras de metal envueltas en estopa. La figura central es un pentáculo o estrella de Satanás.
	Hernández comienza a dar instrucciones para iniciar la misa mientras comenta que lo que ocurre en su fe dista mucho de lo que narran las películas que les han hecho mala fama. “Las ceremonias que se hacen son para pedir abundancia, para pedir salud, para pedir despojarse de las energías que son negativas: chismes, odios, intrigas, resentimientos, toda esa parte. No son misas para desearle mal a alguien”.
Asegura que el satanismo teísta está regulado por leyes y mandamientos. Uno de ellos dice no herir a niños pequeños y que la mujer es el templo de Satanás. Por lo tanto, no hacen sacrificios humanos ni matan animales, aunque reconocen que realizan rituales con algunos, los cuales, por lo regular, compran ya muertos en las carnicerías.
“Respeto, en eso se basa la creencia de los satánicos, en el respeto a los demás. Sí, un satanista es pacifista, pero tampoco ponemos la otra mejilla”, dice uno de sus mandamientos: “Si alguien está en tu hogar y te enfada, pídele que pare; si no lo hace, destrúyelo”.
Organizarse para evitar charlatanes
El “Obispo Negro” o “Padrino Diablo” le da instrucciones al “Padrino Lino”, administrador del templo sede de la misa, para que se apaguen todas las luces. En el patio ya hay unas 30 personas esperando. Se nota que en la logística se ocupa dinero; sin embargo, los organizadores aseguran que no se pide dinero a los asistentes. Ellos mismos trabajan para financiar lo necesario, pero si alguien quiere hacer una donación, se pide que sea en especie, sobre todo cuando reparten juguetes o comida en zonas de alta marginación, lo cual hacen varias veces al año.
	El lugar entra en ambiente. Una bocina grande con sonidos tenebrosos influye, mientras que en la zona por donde caminará el “Obispo” y la comitiva se dibuja un pentagrama con combustible, pues se le prenderá fuego.
Mientras tanto, quien dirigirá la ceremonia aclara que la parte importante de crear una asociación religiosa formal es poder exhibir a los charlatanes que dicen trabajar con Satanás y la Muerte, y que prometen milagros a cambio de sumas grandes de dinero. “El diablo está de moda, pero si te cobran, ahí no es; es un charlatán, nosotros no cobramos”.
Las figuras de metal forradas de estopa comienzan a arder. La música, la oscuridad y el fuego logran que cualquiera que crea en Dios rece un Padrenuestro o varios. Cuando el fuego del pentagrama termina, la comitiva que dirigirá el culto empieza a caminar hasta instalarse frente a las figuras que arden.
“Si no puedes evolucionar, vas a acabar estancado. Si quieres estar estancado, adelante, solo no perjudiques a los demás”, decía quien dirigía la misa, que parecía una conferencia de superación personal, hasta que reafirmaron su creencia.
“Creo en el poder de la Iglesia Satánica y renuncio a Jesucristo y a todo aquello que es bendito y sagrado por la Iglesia; a todo yo renuncio: a ministros y pastores, renuncio a creer en una salvación eterna”, dijo el grupo. Luego, el “Obispo” hizo una oración para cada uno de los asistentes y así concluyó la ceremonia.
Los cultos ocultos son incluyentes
El “Padrino Lino” es conocido y respetado en la colonia Cascajal de Tampico, que sería lo que Tepito es para la Ciudad de México. Se habla de que en algunos de sus callejones terminan vendiendo lo robado.
En el Callejón Reforma se realiza la fiesta más grande en el sur de Tamaulipas para la Santa Muerte. Las actividades comienzan el primero de noviembre y terminan hasta el día siguiente: música, alcohol, cigarros, comida y flores son ofrendados por los creyentes.
	La cultura popular, y también lo encontrado en algunos operativos de seguridad donde se han hallado imágenes de Satanás y la Muerte, vinculan a estas creencias directamente con el narcotráfico y los delincuentes comunes. Sin embargo, el administrador del templo en Tampico asegura que el satanismo y los santamuerteros son incluyentes y no acostumbran juzgar a quienes se acercan por su estilo de vida. En ese momento, el “Obispo Negro” intervino y dijo que los cultos ocultos no son exclusivos para quienes delinquen, así como otras religiones no lo son solo para gente buena, y añadió que en muchos sitios donde opera la delincuencia se encuentran también imágenes de otras religiones.
En la zona sur de Tamaulipas, además, están lidiando con una leyenda urbana que se generó luego de que fueron vistos en la playa, pues la voz popular en redes sociales los culpa de ser los responsables de que se hayan producido inundaciones en Tampico, Madero y Altamira, así como una gran cantidad de accidentes automovilísticos y muertes ocurridas semanas después.
“Los Niños de Satán”
Por ahora, los satanistas y santamuerteros que se están organizando concentran esfuerzos en los niños de la calle, a quienes les llevan comida. La intención es rescatarlos de vicios y actividades delictivas, y que puedan estudiar. El movimiento también busca legalizarse como una asociación llamada “Los Niños de Satán”, donde además se brindará asistencia a madres solteras y ancianos.
JETL