Un apasionado por el arte y por su región, así fue el arquitecto, escultor y escenógrafo Hugo Ortiz, quien a cuatro meses de su fallecimiento, logró dejar un gran legado con las obras que realizó a través de la cartonería, "Calaveras del Montón".
Nacido en 1955 en la ciudad de Torreón, Coahuila, en donde su vivienda se ubicó por muchos años frente a la Casa Mudéjar, Ortiz desde pequeño siempre se entusiasmó por el arte heredado por su madre, la señora Tomy Nájera.
 
	"Su mamá quien también fue una gran artista, vivió muchos años en Estados Unidos y luego se regresó a México, y aquí en Torreón vivían frente a la Casa Mudéjar, en esa vivienda hicieron el 'Hospital de muñecas', donde restauraban muñecas antiguas, incluso niños Dios, su mamá fue su primer maestra, ella sabía muchísimas técnicas de escultura, el manejo de la plastilina, que era muy diferente a la plastilina escolar, Hugo nos contaba que su mamá hacía un preparado para que cumpliera la función que necesitaban para esculpir, también le enseñó el manejo de la resina, la pasta, y así aprendió desde niño con ella", compartió Rosario Pedraza, coordinadora de Moorelear AC, en entrevista para MILENIO.
Tras el trabajo continuo de restaurar tanto muñecas como niños Dios, al artista le surgió el amor de seguir realizando esta actividad y posteriormente decidió entrar a la universidad para estudiar la carrera de Arquitectura.
"Luego que se graduó de arquitecto, también le interesó la medicina, entró a estudiar pero ya no se recibió como médico, como arquitecto estuvo con Gustavo Montes y Olga, que ahorita forman parte del Comité de Amigos de Hugo Ortiz, y son los que están impulsando para que su casa, ubicada en el Centro Histórico, se convierta en un museo, para que su legado se conserve y se exponga".
 
	Fue en 1994 cuando un profesor de la Ciudad de México vino a La Laguna a impartir un taller en el Teatro Isauro Martínez sobre este arte popular mexicano, por lo que el lagunero le pidió al maestro un consejo para realizar algo que se convirtiera en un legado, él le recomendó que se enfocara en algo simple, algo común de su comunidad, y siendo un gran admirador del trabajo de Guadalupe Posada, se puso a apreciar un libro que le regalaron del caricaturista, y de ahí surgió la idea de realizar a través de la cartonería, "Calaveras del Montón".
"Posada fue como su parteaguas, porque antes ya había hecho títeres, duró mucho tiempo como Dj, llevaba música a los eventos, pero se apasionó desde 1994 por este arte, tiempo en el que hasta la fecha realizó más de 100 calaveras. Yo creo que con lo que va a trascender mayormente es con estas Calaveras del Montón, y algo muy interesante es que esta frase de Calaveras del Montón la tomó de un libro del muralista Diego Rivera, él hizo un libro en el que rescata laminillas de gráficas de Posada y en ese libro Rivera impone una frase que dice, todos seremos algún día calaveras del montón, de ahí Hugo toma la frase, simplemente dijo, me encantó la frase, la toma y es cuando le da otro enfoque, lo que era gráfica, Hugo le dio vida en cartonería, entonces, cómo un libro de Diego Rivera inspiró a un lagunero para generar en técnica de cartonería esta frase".
Hugo Ortiz estaba bien empapado de todo este arte popular, y aunque su madre fue su principal maestra, también recibió otros estudios como lo fue en la Casa de la Cultura cuando se ubicaba sobre el bulevar Constitución y posteriormente en la que se ubicó sobre la avenida Morelos.
"El siempre estuvo rodeado de gente talentosa, sus amigos eran artistas, maestros, y se codeaba con todos ellos, empezó a dar clases de cartonería en los centros culturales, y te puedes sorprender de que esperarías entrar a su taller y ver maquinaria, y no, él era el taller, entrabas y veías sus manos, contemplabas su creatividad y su conocimiento, porque también fue museógrafo en el Isauro Martínez y otros teatros, coleccionista, escenógrafo, coordinador de la Estación de Museos de Moorelear, impulsor de la Estación Artesanal, en donde sábado con sábado vendía sus creaciones del pan francés, las gorditas, las campechanas, y lo que sacaba del sabadito era su sustento inmediato, por cierto las muchachas de la Estación Artesanal le harán su altar", agregó Rosario. Finalmente Pedraza definió al lagunero, quien falleció el pasado 11 de junio del año en curso a la edad de 70 años, como un artista que dejó un gran legado, "que pondrá en alto y a nivel nacional la técnica de cartonería, enfocada a los oficios de su comunidad, un apasionado del arte y orgulloso de ser lagunero".
Por su parte Alejandra Iturralde, coordinadora de la Estación de Artes Plásticas e integrante del comité Amigos de Hugo Ortiz, se siente orgullosa de haber sido su alumna.
 
	"Le aprendí mucho, aprendí la técnica de cartonería que él utilizaba, los cambios que había hecho, porque él ya no utilizaba el engrudo, él ya usaba pegamento, me hablaba de los papeles que utilizaba, la forma de los tiempos de secado, le daba un toque a ese pegamento, tenía su receta secreta. Él me deja el gusto y el amor por la cartonería, decía que esto no se hacía a la carrera, que había que darle su tiempo y respeto, tenía mucho amor por la Comarca Lagunera y por los símbolos laguneros, apasionado de su región, señalaba que esto no se trataba nada más de lucir figuritas, sino que la cartonería es un gran arte al que se le debe mucho respeto", concluyó.
Cabe destacar que previo al Día de Muertos, se colocará un montaje de las "Calaveras del Montón" de Hugo Ortiz el próximo 31 de octubre en la Plaza Mayor y el primero de noviembre en la Plaza del Amor (Torre Eiffel) en Gómez Palacio.
dahh.
 
	