La megaoperación de “huachicol fiscal” que llegaba en buques provenientes del extranjero a costas mexicanas a través del área naval de Tamaulipas, despertó sospechas desde hace meses. Operadores de pipas decían “oler” que en realidad transportaban diésel, cuando en “el papel” les hacían creer que eran aditivos.
La Fiscalía General de la República (FGR) detuvo a diversos perfiles relacionados con esta operación, en donde se involucran supuestos ejercicios de nepotismo y simulación de actividades. El de rango más alto es el vicealmirante de la Secretaría de la Marina (Semar), Manuel Roberto “N”, quien de acuerdo con la indagatoria, formaría parte de una estructura criminal que favoreció este delito.
Hacían designaciones y simulaban la vigilancia de los navíos
Junto al vicealmirante, hay varias personas que fueron detenidas y que de acuerdo con indagatoria, habrían tenido distinto grado de participación en este hecho, el cual ocurrió entre 2024 y 2025.
Manuel Roberto “N” supuestamente hacía trabajos de dirección y se encargaba de dar el visto bueno de perfiles que favorecerían la operación de esta estructura criminal, la cual habría alimentado junto con su hermano y un marino en retiro de nombre Miguel Ángel “N”, también investigado en otra causa penal.
Climaco “N”, también hacía trabajos de dirección, designaba a cargos y recibía dinero, junto con Humberto “N”, quie supuestamente designaba a perfiles públicos en las aduanas para simular la revisión de buquetanques.
Hay otros integrantes de la Marina que estarían coludidos con ellos en distintos grados. Sergio “N” simulaba revisiones; Carlos “N” también lo hacía y a la par recibía recursos económicos, al igual que Fernando “N”.
En el caso de Indira “N”, la Fiscalía General del República indicó que ella era la encargada de la vigilancia de cámaras, y que supuestamente simulaba la supervisión de los buquetanques; mientras que Perla “N”, jefa del departamento de operaciones, supuestamente hace simulaciones de origen administrativo.
Respecto a Ismael “N”, verificador de muestras, la indagatoria señala que él tiene conocimiento de que sabía que era diésel lo que transportaban y no aditivo.
No registraba en el sistema su llegada; estructura habría omitido vigilancia de buques
De acuerdo con un testigo colaborador que observó de cerca la operación, aparentemente la misma se llevaba a cabo en el puerto de Tamaulipas y todo parecía suceder con total hermetismo. La indagatoria señala que cada que arribaba un buque, llegaban los mismos vehículos, el equipo de seguridad y de trabajadores.
La FGR informó en su indagatoria que cuando llegaban estos buques al puerto arribaban entre 290 y 300 pipas para realizar la descarga de todos estos barcos, los cuales documentaban aditivos en el papel, pero en realidad transportaban diésel de carácter automotriz.
Esta hipótesis es lo suficientemente sólida, considera la fiscalía, para señalar que había una organización de carácter criminal detrás de ellos.
Además, se informó que uno de los testigos mencionó que dispersaba dinero a todos los participantes, lo que habla de una estructura delictiva lo suficientemente poderosa, como para corromper tanto a empresarios, servidores públicos y personas morales.
Además, informó que incluso había sospechas entre quienes descargaban el producto. “Las propias personas de las pipas decían que eso olía a diésel, no aditivo”.
Contaban con un testigo colaborador y testimonios que observaron operación
Ahora bien, toda esta operación fue desnudada gracias a diversos testimoniales. Por un lado, la fiscalía contaba con un manuscrito atribuido a un hombre llamado Fernando Rubén Guerrero, una figura clave en este caso.
Este marino fue víctima de un asesinato documentado el 8 de noviembre de 2024 en Manzanillo, Colima, lo que supone que este grupo actúa con alta peligrosidad. Antes de morir, Fernando Rubén habría dejado un manuscrito detallado con parte de las operaciones de esta estructura y se indaga si es que la información que poseía habría llevado a su muerte.
También se cuenta con algunos elementos claves, como es el testigo colaborador “Santo” y es que de acuerdo con sus declaraciones, esta actividad tenían registro desde 2023.
Asimismo, documentó que cada vez que llegaba un buquetanque, se le da dispersaba dinero a quienes favorecían la distribución del mismo o bien omitían o simulaban sus actividades. Las sumas iban del orden de los 50 mil pesos por cada envío y la autoridad estimó que por lo menos repitieron la operación 31 veces.
De manera paralela, se informó que había dos sujetos más identificados con las iniciales “JH" y “HRV”, quienes de manera transversal colaboraron con información que coincidía en modo tiempo y lugar, por lo que la fiscalía consideró que había no solamente las características de una agrupación de origen criminal y delictivo, sino que contaban con operaciones de carácter estratégico.
En el caso de “JHR”, se informo que fue clave, ya que puso disposición cámaras de seguridad y equipos de cómputo, además de qué decir de la autoridad “ no registraban en el sistema, cuando llegaban en estos barcos…”, lo que robusteció las investigaciones.
La fiscalía explicó que tienen la sospecha de que esta organización opera desde 2023 y que tiene varias células que de manera paralela desarrollo en actividades coordinadas.
Si bien, ya fueron vinculadas a proceso las primeras 10 personas por este hecho delictivo, lo cierto es que aún hay pendientes, por cumplimentar diversas órdenes de aprehensión.
El caso es considerado de interés nacional no solamente por el perfil elevado de quienes participaron en el mismo, sino por el daño al erario que se causó y la colusión entre autoridades y empresarios.
SJHN