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La odisea de manejar por el bulevar Revolución, el corazón caótico de Torreón

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.

Después de las 2:00 de la tarde el sol 'pega macizo' sobre el asfalto del bulevar Revolución y el termómetro no baja de los 32 grados, aunque ya sea otoño, y es a esta hora cuando comienza la verdadera odisea para miles de automovilistas que se atreven a tomar esta artería que es una de las más transitadas de Torreón.

Avanzar por ella en horas pico es casi una prueba de resistencia: entre las obras en proceso, los embotellamientos, los camiones que compiten por el pasaje y los conductores que buscan ganar segundos a toda costa, el trayecto se convierte en un desafío que combina calor, estrés y para el que se debe tener mucha paciencia.

Cruzar la ciudad

El recorrido inicia en el extremo oriente, casi en los límites con Matamoros. En ese punto, quienes vienen de aquel municipio o de las colonias cercanas se enfrentan con el primer cuello de botella: a la altura de Ciudad Universitaria.

Pese a que la zona concentra un flujo constante de estudiantes y trabajadores, los límites de velocidad, claramente señalados en 60 kilómetros por hora, parecen no estar para los choferes del transporte público.

Camiones urbanos, rurales y de transporte de personal avanzan a toda prisa, disputándose cada pasajero como si de una competencia se tratara. 

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
Camiones urbanos, rurales y de transporte de personal avanzan a toda prisa.| Martín Piña

Los automovilistas que se atreven a compartir carril deben mantenerse a la defensiva, pendientes del espejo retrovisor y con el pie sobre el freno por cualquier maniobra inesperada.

No es casual que agentes de Tránsito y Vialidad de Torreón patrullen la zona constantemente en motocicletas. Las infracciones a choferes son el pan de cada día, aunque la sensación general es que el caos no se disipa. 

Aquí siempre hay  que "estar al tiro" de los camiones que se avientan el paso. No respetan el límite, ni los cruces, esto lo saben los conductores que haceb el trayecto cada tarde rumbo a su centro del trabajo.

Tramos críticos y tiempos de espera


El siguiente punto problemático aparece al llegar al cruce con la Torreón 2000. Quienes se dirigen por el puente vehicular logran librar el embotellamiento, pero aquellos que necesitan incorporarse a la vialidad inferior deben armarse de paciencia: los tiempos de espera pueden superar fácilmente los 10 minutos.

El tráfico comienza a avanzar con dificultad hasta llegar a la zona del Campo Militar. Aunque los semáforos están para ayudar a regular el flujo, no logran compensar la carga vehicular. 

El tránsito se torna más lento a medida que los vehículos se acercan a la zona de Ciudad Nazas y Valle Oriente, donde convergen cientos de autos provenientes de colonias habitacionales y parques industriales.

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
Aunque los semáforos están para ayudar a regular el flujo, no logran compensar la carga vehicular. | Martín Piña

A esa hora, la temperatura dentro de los vehículos se eleva. Algunos conductores bajan las ventanillas buscando aire fresco, mientras otros se refugian en el aire acondicionado. 

Los cláxones se convierten en el sonido de fondo de una tarde cualquiera en Revolución, donde cualquiera que no se arme de paciencia puede perder los estribos.

A medida que avanza la jornada laboral y escolar, el bulevar se congestiona aún más. Entre las 3:00 y las 4:00 de la tarde, la circulación entre la avenida División del Norte y Diagonal Reforma se vuelve una trampa de espera para cualquier conductor.

El primer punto crítico se ubica frente a un conocido supermercado, justo donde inicia el estacionamiento de un centro comercial de productos chinos.

Los autos se acumulan con desesperación, y los semáforos apenas logran liberar a cuentagotas la larga fila de vehículos. Los tiempos de espera, según observaciones de campo, varían entre tres y cinco minutos, pero pueden prolongarse aún más si algún conductor decide bloquear el cruce.

Obras en puente

El panorama se complica en la intersección con la Diagonal Reforma, donde se desarrollan las obras del Puente Diana Laura. Ahí, el tráfico se comprime en un solo carril en cada sentido. El famoso “cuello de botella” pone a prueba la destreza de los automovilistas, que deben anticipar con precisión su carril para no quedar atrapados.

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
El panorama se complica en la intersección con la Diagonal Reforma, donde se desarrollan las obras del Puente Diana Laura.| Martín Piña

A pesar de la presencia de agentes de tránsito, el caos es inevitable, pues algunos automovilistas buscan 'ganar' metiéndose a la fuerza, mientras los camiones urbanos detienen la marcha para subir pasaje. El resultado es una marea metálica que apenas se mueve y que convierte el trayecto en una experiencia de paciencia forzada.

Camino al centro


Desde el cruce con Diagonal Reforma hasta el corazón de Torreón, el ritmo se vuelve desesperantemente lento.

Quien se aventuró a recorrer todo el bulevar de oriente a poniente ya lleva más de 45 minutos al volante, y aún no ve el final del trayecto.

A la altura de la Unidad Deportiva de Torreón (UDT), la velocidad máxima se reduce a 30 kilómetros por hora para garantizar la seguridad de los peatones. 

Elementos de tránsito vigilan a pie desde el camellón central, atentos a los conductores que ignoran los límites. En más de una ocasión se observa a algún automovilista detenido por no respetar el cruce peatonal.

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
Elementos de tránsito vigilan a pie desde el camellón central, atentos a los conductores que ignoran los límite.| Martín Piña

En la zona de hospitales, la escena se repite. Aunque existe una creciente conciencia ciudadana sobre la importancia de ceder el paso, todavía hay quienes se impacientan y aceleran en los cruces. Los oficiales, libretas en mano, aplican las sanciones correspondientes.

El tramo entre la avenida Cuauhtémoc y la calzada Colón representa otro reto. Las rutas urbanas y los camiones ejidales que circulan en esa sección suelen detenerse en doble fila para recoger o dejar pasaje, lo que genera un efecto dominó de retrasos.

¿Cuánto tiempo para cruzar Torreón?


Cuando el reloj marca las 3:45, el vehículo que inició el recorrido en el extremo oriente finalmente alcanza la calle Ramos Arizpe, ya en el centro de la ciudad. 

El viaje, que en condiciones ideales debería tomar poco más de 20 minutos, se ha extendido a una hora y quince minutos.

Durante ese tiempo, el conductor ha enfrentado embotellamientos, calor sofocante, ruido constante y la tensión de manejar a la defensiva. 

La experiencia, repetida por miles cada día, resume los problemas de movilidad urbana que enfrenta Torreón. Esto ya es parte de la rutina para quienes cada tarde atraviesan Revolución para llegar a su casa en la colonia Centro. Solo queda tener paciencia y buena música.

El pulso urbano de Torreón


El bulevar Revolución es más que una vialidad; es el pulso que marca el ritmo de la ciudad. Por él circulan estudiantes, trabajadores, comerciantes y familias enteras que se mueven entre el oriente industrial y el poniente comercial.

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
El bulevar Revolución es más que una vialidad; es el pulso que marca el ritmo de la ciudad. | Martín Piña

Pero esa misma importancia vital lo convierte en un espejo de los retos que enfrenta la urbe: crecimiento desordenado, falta de cultura vial y obras que avanzan, para muchos, lentamente.

Las autoridades municipales han reforzado los patrullajes y aplicado campañas de educación vial, pero la urbe sigue creciendo y la Zona Metropolitana de La Laguna se expande.

Mientras tanto, el bulevar sigue siendo escenario diario de una coreografía caótica donde se mezclan el ruido, el calor y la prisa. Una arteria que conecta a la ciudad, pero también la confronta con sus propias limitaciones.

Cada día, miles de torreonenses emprenden esa travesía con la esperanza de llegar a tiempo, sabiendo que cualquier imprevisto puede convertir el trayecto en una odisea urbana.

Entre claxonazos, semáforos interminables y el rugir de los motores, Revolución sigue latiendo como el corazón, a veces agitado, a veces exasperado, de Torreón.

Obras, calor, camiones y embotellamientos convierten un trayecto de 20 minutos en más de una hora para miles de conductores que cruzan la ciudad cada tarde.
Puntos críticos del bulevar Revolución. l Diseño

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Alejandro Castañeda Alvarado
  • Alejandro Castañeda Alvarado
  • Reportero de a pie; egresado de Ciencias de la Comunicación de la FCPyS -UAdeC. Criado entre La Laguna y Zacatecas; hincha de Santos, músico frustrado y contador de historias desde la trinchera del periodismo.
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