Espectáculos
  • María del Carmen Camarena, la soprano que aprendió a ver con la voz y a volar con una sola ala

María del Carmen es una artista multifacética (Foto: Fátima Briceño)

La cantante jalisciense es una mujer cuya discapacidad visual convirtió cada obstáculo en una oportunidad para volar más alto

En el escenario, la oscuridad nunca ha sido un obstáculo para que brille. María del Carmen Camarena es una mujer que aprendió a ver el mundo a través de la música.

Aunque nunca tuvo aspiraciones de rockstar, siempre pensó en estar frente al público. “Yo nunca tuve aspiraciones de rockstar, mi sueño era tocar el piano en una academia de ballet”, dice.

Desde niña, sintonizaba las telenovelas solo para cantar el tema inicial. Luego se encerraba en el baño con un cepillo en mano como micrófono y pasaba horas interpretando aquellos temas que se le quedaban grabados en la memoria, repitiendo una y otra vez las canciones.

Ese juego infantil fue el preludio de una vida marcada por la música. María del Carmen Camarena, cantante y soprano lírica tapatía, encontró en su voz un instrumento tan poderoso que la llevó a escenarios de México, Estados Unidos y Europa, superando barreras que para muchos hubieran sido inquebrantables.

Una mujer con discapacidad visual que convirtió cada obstáculo en una oportunidad para volar más alto.

Lingüística su primer paso hacia el escenario

En su familia no había antecedentes artísticos. Ningún miembro había incursionado en el arte de los escenarios y tampoco sintió apoyo particular para dedicarse de lleno a la música. En su casa siempre esperaron que se dedicara a algo más convencional.

“Yo creo que se esperaba que me dedicara a algo más serio”, recuerda con cierta sonrisa nostálgica.

Por eso estudió Lingüística, una carrera que, aunque no la alejó del todo de su pasión, sí parecía marcar un rumbo más común.

Con el tiempo descubrió que la Lingüística y la música no estaban tan distantes: ambas tratan sobre los sonidos, las voces, la literatura y los significados.

Su camino en la música llegó casi inesperadamente

Su primer paso formal hacia el profesionalismo fue gracias a un grupo de música antigua en Guadalajara. Un día, mientras sintonizaba un canal local de televisión, escuchó al director de un grupo musical, Ricky Flores, decir que buscaban cantante. Y así, sin pensarlo mucho, llamó al número que dieron al aire, audicionó y quedó como vocalista solista.

“Aquí en Guadalajara había un grupo que todavía existe, se llama Siglos Pasados. Ellos tocan música antigua, del medieval y del renacimiento. Un día los vi en la tele, al director diciendo que no tenían cantante, que habían tenido pero que ya no. Entonces se me ocurrió hablar a la tele y preguntar si no estaban de casualidad audicionando cantantes. Y ella dijo que sí, que le marcara a tal número… y audicioné con el maestro Ricky Flores y me quedé como solista, vocalista de su agrupación durante varios años. Así fue que empezó mi carrera profesional”.

Ese fue apenas el comienzo de una carrera que pronto daría un giro decisivo.

¿Cuál fue la primera banda en la que incursionó María del Carmen?

A mediados de la década del 2000, María del Carmen se unió a Radaid, una agrupación tapatía que fusiona música del mundo, rock, folk y experimentación sonora.

Con ellos vivió su etapa más intensa: grabó discos, ofreció giras por todo México, visitó Estados Unidos y Portugal, y pisó escenarios que jamás imaginó, incluido el Lunario del Auditorio Nacional.

“Radaid fue para mí la escuela más grande. O sea, yo sí he llevado muchas veces clases de música a lo largo de mi vida, pero créeme que Radaid, cuando pasas mucho tiempo con una banda, se vuelve como tu familia: viajas con ellos, te peleas con ellos, te reconcilias, aprendes, echas a perder. Entonces... Yo inicié con ellos, recuerdo muy bien que mi primer concierto fue un 2 de noviembre, porque Radaid tenía como tradición cada 2 de noviembre hacer concierto, porque era el cumpleaños de dos de sus integrantes. Entonces mi primer concierto con la banda fue en la Peña Cuicacalli, que ya no existe, y recuerdo perfecto que había flores de cempasúchil enredadas en el micrófono. Por eso me acuerdo perfecto que era un 2 de noviembre, y cantamos canciones que, digo, en ese entonces todavía Radaid no tenía discos, pero que iban a quedar en el disco Radaid 1, que así se llama el primer disco”.

Con ellos aprendió la disciplina de la música en grupo, la convivencia en giras interminables, el desgaste físico de los viajes y la magia de los conciertos multitudinarios.

Esta cantante  con discapacidad visual que convirtió cada obstáculo en una oportunidad para volar más alto
Con el apoyo del productor Silver 21 creó One Wing (Foto: Fátima Briceño)

¿Cómo fue viajar sin el sentido de la vista?

Pero también enfrentó retos únicos. Como mujer con discapacidad visual, las giras eran un desafío monumental: cambiar cada noche de ciudad, dormir en hoteles diferentes, perderse en baños y pasillos desconocidos.

“El caos más grande, y el reto al que por primera vez me enfrenté, fue gestionar necesidades para una persona con discapacidad visual. Viajamos por todo México, viajamos también en Estados Unidos y en Europa, y ahí a la hora de los viajes, cuando tienes una discapacidad, tienes que gestionar tus necesidades de una manera muy particular, y eso yo me tardé mucho tiempo en entenderlo, ¿sabes? Yo misma no lo tenía claro... Entonces decía: ‘¿por qué me la estoy pasando tan mal?’. Era porque con el tiempo descubrí que yo tenía que haber gestionado una persona, un asistente, alguien que estuviera para mí”.

El bastón blanco, fiel compañero, no solo era una herramienta de movilidad, sino un símbolo de independencia.

“Es importante traerlo para que todos sepan que no ves. Aun así, me ha tocado que no lo entienden, pero facilita la comunicación y el movimiento”.

Con Radaid grabó cuatro discos y compartió momentos que hoy recuerda como una mezcla de agotamiento, adrenalina y complicidad.

“Llegó un punto en el que, aunque estuviera cansada o enferma, al subir al escenario todo se transformaba. Era como si funcionáramos con la precisión de una máquina musical”.

En 2012, tras años de giras y presentaciones, María del Carmen decidió dejar Radaid. La música seguía siendo su motor, pero quería explorar otros rumbos más íntimos y menos ruidosos. Fundó Le Fan de Serge, un ensamble dedicado a la chanson francesa, con el que grabó un disco y compartió escenario con cantantes como Jeanette Camargo.

Esa etapa, aunque breve, fue muy fructífera. La pandemia terminó por poner punto final a ese proyecto. Sin embargo, fue en ese proceso cuando encontró el valor para dar un paso más grande: convertirse en solista.

One Wing: volar con una sola ala

De ahí nació su más reciente proyecto, One Wing, que simboliza la resiliencia. “One Wing es un personaje que me inventé. Eran dos seres alados que volaban juntos, pero uno desapareció y el otro se quedó con una sola ala. A pesar de ello, logra volar. Ese ser soy yo”, explica.

Con One Wing, María del Carmen explora no solo su rango vocal como soprano, sino también la fusión de géneros: world music, pop, jazz, blues y electrónica.

“Las canciones de One Wing se empapan mucho de la fantasía de la literatura, porque a mí me gusta mucho leer. Toda la vida he sido muy de leer; leo sin selección: poesía, cuentos, y también me gusta escribir. Entonces, las canciones de One Wing son escritas de manera muy natural”.
Esta cantante  con discapacidad visual que convirtió cada obstáculo en una oportunidad para volar más alto
One Wing es la banda donde participa María del Carmen (Foto: Fátima Briceño)

En esta incursión encontró un aliado fundamental: el productor Silver 21, con quien trabaja desde 2020.

“Él me ayuda a llevar las ideas a la realidad. Una creación musical no se hace sola; se necesitan aliados, y él ha sido clave en este proceso”.

El primer disco solista nació en la pandemia y representó para ella un nuevo comienzo.

“Yo nunca pensé en ser compositora. Siempre creí que iba a cantar ópera, pero la vida me llevó a componer mis propias canciones. Fue un descubrimiento hermoso”.

María del Carmen no tiene limitantes, es una artista integral

Hoy, María del Carmen no se limita a cantar. Ha incursionado en el teatro, ha participado en coros profesionales como el Femenino Mayahuel y sigue cultivando su pasión por la literatura. Su formación como lingüista, su amor por los idiomas y su sensibilidad musical la han convertido en una artista integral, capaz de unir distintas disciplinas en un mismo escenario.

Ha trabajado en obras de teatro, coros escénicos y proyectos multidisciplinarios. Para ella, la clave está en no limitarse: “Yo pensé que me iba a dedicar a un solo tipo de canto, pero cada vez me abro más a distintas expresiones artísticas. Hoy se requiere tener múltiples habilidades para sacar adelante un proyecto artístico”.

A lo largo de su carrera, María del Carmen ha recibido innumerables comentarios de personas que la recuerdan por su voz.

“A veces me dicen en la calle... eso es bien bonito, porque así como te digo que es un concierto por año, a veces, sin que hable muy seguido, me encuentro a personas en la calle que me dicen: ‘tú eres la de Radaid’. Y yo antes decía ‘no, ya no soy la de Radaid’, porque daba un montón de explicaciones. Ahora, cada vez que me preguntan: ‘¿tú eres la de Radaid?’, les digo ‘sí’, porque Radaid está en mí y se acabó. Imposible negarlo. Entonces sí, yo soy la de Radaid, y también soy la de One Wing, y soy la de Le Fan de Serge, y la de la obra de teatro La Odisea para niños”.

Su historia es la de una mujer que encontró en la música no solo un camino profesional, sino una forma de sobreponerse a las adversidades. Una niña que cantaba a escondidas con un cepillo como micrófono y que ahora, con su voz, ilumina escenarios donde demuestra que no hay oscuridad capaz de detenerla.

María del Carmen Camarena es, en esencia, la prueba de que se puede volar aún con una sola ala.

OV​


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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