Con una sonrisa genuina, la emoción a flor de piel y un águila en el hoyo 18, María Fassi cerró su tercera ronda del México Riviera Maya Open at Mayakoba con una tarjeta de 71 golpes, dos bajo par, y un mensaje claro: está disfrutando cada segundo de representar a México.
“Obviamente contenta de cerrar así, de darle a toda la gente en el hospitality algo para aplaudir, para celebrar”, compartió con voz vibrante. Aunque fue una ronda con altibajos, entre tiros finos y otros no tanto, la golfista mexicana subrayó la satisfacción de haber cerrado bajo par y mantenerse firme en la competencia. “Es un campo complicado, lo he dicho todos los días”, reconoció. Fassi, quien lleva tiempo utilizando el “mini driver” en campos estrechos, optó por sacrificar distancia a cambio de precisión. “Decidí dejar 20 o 30 yardas pero asegurar más fairways. Le tengo mucha confianza a ese palo”, dijo con firmeza.
El calor y la humedad también jugaron su partido. “Hemos visto muchas jugadoras que han tenido que retirarse. Todo eso cuesta, todo eso pega”, dijo María, al tiempo que reconocía el peso emocional de jugar en casa. “Nosotras mismas nos ponemos presión porque queremos dar lo mejor. Queremos que la gente que hizo un esfuerzo por venir se lleve algo especial”.
Y lo han hecho. “Me preparé mucho desde que supe que el torneo se jugaría acá. Lorena lo dijo siempre: es difícil jugar en México. Pero esta vez, la localía la he usado a mi favor”, añadió. María no esconde que disfruta el reflector. “Me gusta que me vean, que me aplaudan. Me gané esta posición con mucho trabajo y esfuerzo. Ahora me toca disfrutarla”.
Aunque llegó al torneo aún con rastros de una enfermedad, supo manejarse con inteligencia. “He sido muy cuidadosa: evitar el sol, los cambios de temperatura… aún por las noches tengo algo de mocos, pero ya estoy mucho mejor”, compartió entre risas.
Más allá de los birdies o los bogeys, hay algo que ha hecho la diferencia para Fassi: la visualización. “Este campo ya lo había jugado muchas veces en mi mente. Me visualicé con mucha gente, con mi familia. Cuando llegó el jueves, ese primer tiro ya lo había hecho mil veces. Eso me dio tranquilidad”.
¿Y su familia? Orgullosa. “Mi papá como pavo real… y mi mamá igual. Para ellos es un orgullo gigante que esté aquí, representando a México. Saben lo que cuesta”.
Aunque reconoce que no está aún en la posición ideal en el leaderboard, sabe que hay algo más profundo que las cifras:
“Somos ocho mexicanas aquí. No se nos dio a todas como queríamos, pero estamos orgullosas y agradecidas con la familia Santos Coy por traer este torneo a México y por creer en el golf mexicano. Tenemos LPGA para rato acá”.
ASCG