Cultura
  • Manuela Solano: la artista trans que pinta con las manos y la memoria

  • Manuela Solano perdió la vista pero no la visión. Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Ciega, trans y brillante: Manuela Solano pinta sin mirar | PORTADA

DOMINGA.– El día de la inauguración vi a lo lejos a Manuela Solano frente a sus pinturas en el Museo Tamayo, vestida de rojo, con el pelo recogido y un collar de perlas. Estaba junto a su asistente y a su madre, sentada en una silla de ruedas. Madre e hija lloraron un poco, ofreciendo sin querer un momento fuera de ese personaje público que se construyó: la persona andrógina de aspecto rockero de la escena contracultural de la Ciudad de México en los años 2010.

Ahora, veo a Manuela Solano endurecida por un doble proceso que la pudo haber dejado a la orilla del camino: perdió la vista en 2014 debido a una complicación causada por el VIH y, casi al mismo tiempo, inició su transición de género.

“Me siento muy abrazada, conmovida para con mi madre, mi hermano, mi asistente, la gente que me vio casi morirme”, dice Solano. “Me siento muy orgullosa de exponer en el lugar que yo quería. Y por otro lado me siento un poco estúpida por haber dudado de que podía lograrlo”.

La exposición “Alien Queen/Paraíso Extraño” representa un deseo largamente manoseado, desde el tiempo en que Manuela apenas se imaginaba que podía tener un futuro como pintora. Pero también es un triunfo de la voluntad de la artista visual que se quedó sin mirada y que ahora cuenta sólo con su memoria.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Manuela perdió la vista a los 26 años a causa de una infección relacionada con el VIH que fue tratada negligentemente | Foto: René López/Cortesía Travesía Cuatro

¿Cómo mirar esos retratos de Jar Jar Binks, el personaje torpe pero bien intencionado de Star Wars, o el de Mónica Naranjo, la popular cantante española de los noventa? ¿Y eso qué tiene que ver con la doble condición de artista queer y ciega? De verdad todos estos colores y estas imágenes del cine, de los videos musicales y de las series de la televisión, ¿pertenecen al universo del Museo Tamayo? O ¿se trata de algún tipo de provocación?, son algunas de las preguntas que genera la exposición.

“Podría parecer un gesto irreverente poner un retrato de Úrsula de La Sirenita en el Tamayo. Pero yo no lo veo así. A primera vista, estas pinturas tienen una cara muy leve, incluso divertida, pero también se les puede dar una lectura más profunda, por la manera en que esos personajes moldean nuestros estándares de belleza, nuestros códigos morales, frustraciones socioeconómicas, nuestras expectativas de género”.

Por un lado, la serie de 36 cuadros en el Tamayo representan el universo pop de las clases medias de las grandes ciudades. “Esta estética pop aparece como una ruta de escape, un refugio para aquellos que resisten las estructuras patriarcales e hiper masculinas”, agrega Pablo León de la Barra, curador de arte latinoamericano del Museo Guggenheim. Es el universo al que muchas personas LGBT+ acudieron en su infancia, adolescencia y primera juventud, frente a la hegemonía del futbol, el box, y cantantes como Maná, Carlos Vives o Arjona.

Pero, de acuerdo con De la Barra, el trabajo de Solano también puede verse como un puente entre dos momentos en la historia del VIH en México; uno, el de los noventa y dos mil, cuando el VIH segó la vida de numerosos artistas; y el otro, posterior a 2018 cuando se introdujo en México la profilaxis preexposición PrEP  que reduce enormemente el riesgo de contraer VIH.

Manuela se quedó en medio y es el testimonio de una epidemia que la alcanzó pero no la mató. Con ella es interesante observar cómo una nueva generación visibiliza a través de la práctica artística su relación con el VIH.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
El trabajo de Solano evoca figuras icónicas de la música, la moda, el cine, la televisión, el internet y las revistas | Cortesía Travesía Cuatro

Manuela Solano, la artista que no se dejó borrar del mapa

Manuela Solano nació en 1987 en el municipio de Naucalpan, Estado de México. Creció en Satélite en los años noventa, el proyecto urbano concebido en los cincuenta como una ciudad autosuficiente cerca de la capital, pero que ya había sucumbido al caos, el tráfico y el esmog del resto de la mancha urbana.

Creció en ese mundo aparte, en el que la gente pasaba su tiempo libre en los centros comerciales, o encerrada en el auto y gastaba su dinero en productos americanos. Una parte del universo estético de Solano se ha nutrido de esa infancia y adolescencia en los suburbios, de sus gustos culturales y sus prácticas de consumo.


Solano decidió estudiar artes plásticas en la Escuela Nacional de Escultura, Pintura y Grabado “La Esmeralda”. Entró en 2008 y salió en 2012, una época que recuerda con algo de horror. Tenía que salir muy temprano en la mañana para llegar a las clases que comenzaban a las nueve. “En el taller de dibujo había 12 sockets para focos, pero sólo tres focos. Se robaban las cosas. Tuvimos una profesora que de 36 sesiones sólo fue a seis”. Con todo, tuvo oportunidad de experimentar con varios medios y así separar lo que le gustaba de lo que no y de entrar en contacto con otros profesores que genuinamente estaban interesados en el trabajo de sus alumnos.

Cuando salió de la escuela, tuvo una exposición en la ciudad de Guatemala y estuvo un rato trabajando en la tienda de una diseñadora de modas, desde donde aprovechaba para hacerse videos, autorretratos con diferentes outfits, pero eso terminó pronto porque su salud colapsó a causa de una baja de defensas de su sistema inmune, provocada por una infección de VIH.

Luego de una infección gastrointestinal presentó otra infección en la piel causada por una bacteria y esa bacteria se pasó a los ojos. En cuestión de unas semanas, había perdido la vista.

Las pocas opciones que el mundo le ofrecía a una persona invidente

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Las obras que conforman Alien Queen / Paraíso Extraño exploran la identidad | Especial


Manuela Solano ha contado en múltiples ocasiones por qué a pesar de quedarse ciega decidió seguir pintando. “Al principio cuando perdí la vista no tenía dónde refugiarme”, dice Solano en una entrevista para la revista digital ‘4UMAG’ de 2015. “Trataba de escuchar música pero no podía dejar de pensar en esto. Sé que suena romántico, cursi y horrible, pero pintar me ha ayudado a desahogarme, más que desahogarme, a distraerme, porque no hay manera de sacar lo que siento”.

Pero también seguir pintando tenía una consideración de dignidad, de supervivencia personal. “Se me dijo que tenía que borrarme”, dice Solano. “Chequé algunas instancias para invidentes para entender qué futuro me esperaba, qué podía hacer. Salía de esos lugares, me subía al coche y me ponía a llorar”.

El panorama que le presentaban era estudiar el sistema de escritura Braille por varios años. “Y si todo salía bien, aprender a ser panadera o masajista”, dice Solano.

Le explicaron que desde hace algunos años había un programa especial de Coca-Cola y Bonafont que se llamaba Tarimas, una capacitación para ayudar a las personas invidentes a identificar las botellas y otros productos de comida chatarra. Luego les conseguían el permiso de montar una tarima y venderlos en el metro de la Ciudad de México. “Ahí fue que dije ‘de lleno con la pintura’. O sea, de por si ya estaba volcada en la pintura, a partir de ese momento lo hice así, con el acelerador… y no parar hasta que sienta que tengo una oportunidad mejor que el metro”.


Manuela Solano comenzó a desarrollar un sistema de trabajo de manera intuitiva. “Pasé poco a poco de usar el sentido de la vista a la memoria”, dice. “Por ejemplo, sentir los bordes del papel y acordarme que estaba agarrando pintura negra, que es la que está a la izquierda”.

Pero sobre todo, se dio cuenta de que debía de superar de una vez el prejuicio que iba a dominar la percepción de su obra: ¿cómo hacer que la gente no mirara sólo a la ciega pintando, sino que se concentrara en la pintura?

“Tenía muy claro –dice Solano– que, si bien la ceguera tenía el riesgo de ser una caja o una jaula, también era algo completamente único y que iba a generar mucha curiosidad. Entonces sabía que lo que tenía que hacer era usar el interés que yo pudiera recibir para llamar la atención de que soy muy buen artista”.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
El estilo de las obras se caracteriza por densas capas de pintura y colores vibrantes | Especial


Una artista “ciega, transgénero con sida” en la trienal del New Museum de NY

Solano produjo una primera serie de pinturas crudas e intuitivas sobre papel, que llamó, nada más y nada menos, Blind Transgender with AIDS (Ciega, transgénero con sida). Algunas pinturas abordan su universo musical por medio de retratos de artistas como Alanis Morrisette o Cher, otras tratan de su familia o son escenas banales en un balneario; y otras más son una meditación conceptual sobre el sida y una representación cruda sobre los efectos de la enfermedad en su cuerpo.

En 2014, poco tiempo después de comenzar a pintar ciega, Solano tuvo su primera exposición en el espacio de dos amigos, Deborah Delmar y Andrew Birk, que estaban haciendo exhibiciones en la terraza de su departamento en la Ciudad de México. Luego, 2015 fue un año especial. En primer lugar, la galerista Karen Huber, que tiene un ojo especial para la pintura joven, le abrió las puertas de su espacio para mostrar una selección de la serie Blind Transgender with Aids.

Al mismo tiempo, Solano presentó un performance titulado Sigourney Weaver en el espacio de arte alternativo Bikini Wax: ella se imaginó como la cantante de una banda de rock llamada Sigourney Weaver e interpretó canciones melancólicas y pesadas en un salón iluminado por un neón con el nombre del grupo.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
La exposición "Alien Queen / Paraíso Extraño", reúne más de 30 retratos de gran formato de personajes reales y ficticios | Especial

Poco después, el cofundador del Bikini Wax, Daniel Ruvalcaba, le llamó para pedirle que fuera esa tarde al espacio de exposiciones con su computadora porque un curador de Nueva York estaba interesado en ver su obra. Un mes más tarde ese mismo curador y otro más contactaron a Karen Huber para ver otras piezas de Solano.


Gary Carrion-Murayari y Alex Gartenfeld estaban preparando la trienal del prestigioso New Museum de Nueva York, que se llamó Songs of Sabotage, una reflexión sobre cómo los artistas se relacionan con sus contextos locales y crean piezas usando la idea del sabotaje como método de producción. La trienal del New Museum de 2018 le dio a Solano una extraordinaria plataforma internacional.

“Fue allí que el mundo comenzó a fijarse más en mí, pero pasaron muchas cosas muy rápido”.


Manuela Solano llegó a Berlín, luego Seúl, Londres, Sao Paulo y Lisboa

Desde 2015, Solano tenía muy claro que no se podía quedar en México. “O sea, quedarme en México significaba siempre depender de mi madre, de mi familia. Yo sabía que mi pintura tenía mucho valor, no sólo económico, sino cultural, y que la podía utilizar para salir de esta situación”.

A partir de la exposición en The New Museum, se le acercó una galería de Estados Unidos para representarla. La condición de Solano para trabajar con ellos fue que le consiguieran una visa. “Se supone que contrataron a un abogado migratorio que iba a solicitar una visa de artista para que me pudiera mudar a Estados Unidos”. Pero el galerista vendió las piezas y desapareció con el dinero. “Y entonces me volví a quedar en el sótano de mi mamá, en quiebra”.

Solano entró en contacto con la galería Peres Projects con sede en Berlín. Peres Projects había sido fundada por Javier Peres, un abogado convertido en una de las voces más influyentes en arte emergente internacional. Le ofrecieron la residencia anhelada en Berlín y la ayudaron a cimentar su carrera global. La primera exposición en Peres Projects fue en 2019, una serie de retratos de distintas personas con las que se identifica Solano, que hablan de las fases cambiantes de la identidad.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Las pinturas de Manuela tienen un enfoque autobiográfico | Foto:Jetmir Idrizi/Cortesía Travesía Cuatro

Peres Projects le dio a Manuela Solano una meteórica carrera con exposiciones en galerías, museos y centros culturales del mundo como Seúl, Londres, Sao Paulo o Lisboa. Pero aquello tenía un costo. A cambio de esa plataforma, Javier Peres sometía a sus artistas a sistemas de trabajo muy pesados. “Si ellos por cualquier razón querían que yo hiciera equis cosa, no había límites de decencia, o de horarios, o de formas de presión”, dice Solano. La galería ejercía una especie de extorsión sobre los artistas, haciéndoles ver cuánto dependía su carrera a cambio de múltiples demandas para complacer los caprichos y apetitos del mercado.

Con el tiempo, se descubrió que Javier Peres también inflaba los precios de las piezas y les decía a los artistas que las había vendido por menos dinero. En medio de un cúmulo de rumores, la galería dejó de existir en febrero de 2025. Una corte de Berlín la declaró insolvente. Los periodistas del mundo del arte han buscado a Javier Peres para una explicación, pero no han tenido suerte.


A pesar del colapso de la galería, Solano sigue viviendo en Berlín donde hay una enorme infraestructura, tanto para los artistas como para los invidentes. “Si yo necesito ir a algún lado, hay un teléfono del gobierno de la ciudad al cual llamo y digo a donde necesito ir. El día anterior me hablan para confirmar la cita y luego alguien pasa por mi y me lleva a donde quiero, sin cobrarme un peso”, dice Solano.

También es una ciudad muy amistosa para las personas que les gusta la vida nocturna o explorar una sexualidad sin prejuicios. “Si quiero estar sola, sé estar sola y me meto a bailar yo sola. Y si quiero ligar, también puedo hacerlo. Berlín es una ciudad muy libre. Me encanta que puedo estar literalmente desnuda en un antro”.

La aventura de Manuela Solano en el Museo Tamayo

Actualmente Manuela Solano está representada por la reputada galería española Travesía Cuatro, que tiene sede en Madrid, Guadalajara y Ciudad de México. “Vimos su trabajo en la trienal del New Museum y me impactaron muchísimo tres pinturas, tres retratos”, dice Silvia Ortiz, cofundadora, junto con Inés López-Quesada, de Travesía Cuatro.

“No tenía ni la menor idea de quién era Manuela Solano en ese momento, ni de su ceguera, ni de su proceso. Pero desde entonces queríamos trabajar con ella. Me parecía que le añadía a la galería un punto de vista distinto, algo que no teníamos”.
Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Las obras de la artista estarán expuestas en el Museo Tamayo hasta enero de 2026 | Cortesía Travesía Cuatro

Fueron precisamente estas galeristas quienes iniciaron las conversaciones para que Solano exhibiera en el Museo Tamayo. “Ella no quería venir a México a exponer en ningún sitio que no fuera el Tamayo”, dice Silvia Ortiz. “Y verla ahora regresar, después de todo lo que ha pasado, con toda la carga de su situación médica y personal, después de todos estos años que ha vivido en Berlín, es muy emotivo”.

Esta exhibición de 36 piezas tuvo su origen en una confluencia de elementos dispares: Sobreviviré, una canción de Mónica Naranjo en la que aparece la frase “Paraíso Extraño”; y el deseo de hacer una pintura sobre la Reina Alien, de la franquicia de terror Alien.

Al principio se trataba de dos exposiciones separadas: Paraíso extraño y Alien Queen; una tendría que haberse abierto en Berlín, y la otra en Ciudad de México, pero al final no se pudo y toda la obra se reunió en el Tamayo. De ahí la gran cantidad de trabajo que ha sido recibido con un paulatino reconocimiento.

Artista, trans y rebelde, pinta con las manos y la memoria. ¿Desde qué misterio crea su obra pictórica?
Manuela pinta con los dedos, capa por capa. El equipo coloca y retira guías | Foto: René López/Cortesía Travesía Cuatro


La noche de la apertura, el pasado 9 de octubre, estaba Silvia Ortiz sentada en una barandilla, a la entrada del museo. Los invitados comenzaban a llenar el salón donde se iba a dar un cóctel. Yo no podía sino pensar en lo que Solano podría estar percibiendo de ese momento.

Le pregunté a Ortiz sobre la importancia de la ceguera en la consideración de su obra. “En realidad yo al principio le quitaba peso a que fuera ciega”, dice. “No sé por qué. Pero luego, con el tiempo, empecé a preguntarme desde qué misterio ella crea. Es un lugar en el que las personas que vemos no lo vamos a saber nunca. Y a mí ese misterio, ese mundo interior que sabe poner, me parece extraordinario”.


GSC


Google news logo
Síguenos en
Guillermo Osorno
  • Guillermo Osorno
  • Guillermo Osorno es escritor y periodista. Es autor del libro Tengo que morir todas las noches. Hoy conduce el programa Por si las moscas que se transmite en Canal 22.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Dominga es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/dominga
Dominga es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.
Más notas en: https://www.milenio.com/dominga