En tiempos donde el regional y urbano, otrora denostados, han sido domesticados por la cultura mainstream - "ya Danna hace trap y Belinda corridos" -; donde un artista habla de destruir al sistema desde un espacio auspiciado por un partido político o una empresa voraz; donde 'Ser real' es, para algunos, estar un domingo tomando 'azulitos' en la Lagunilla.
En tiempos donde lo 'rebelde', además de ser el nombre de un grupo pop, se envasa y vende como producto de supermercado, Fernando Rasé, aka RASE X, enarbola la transgresión — social, sónica, emocional y temática — con su arte, que desde la música se expande por la escritura, redes sociales, televisión y otros medios.
"Es traer una nueva ola, un sonido que es nuevo y no al mismo tiempo; trae el legado de bandas como Café Tacvba, Molotov, lo que reinó en los 2000's, pero con un nuevo aire de la escena del urbano. De ahí surgió", dice el también coautor de la serie Vgly a MILENIO al explicar la esencia de Ya no tengas miedo, Chupapi, su nuevo disco.
Chupapi y Fernando, o cómo la amistad puede detonar un universo creativo
Chupapi existe. Es uno de los mejores amigos de Fernando. Juntos transitaron de la adolescencia a la adultez, aunque pronto sus caminos profesionales los separaron: "Se volvió abogado, trabaja en un despacho, y yo seguí el camino de la escritura y la música".
A pesar de esta bifurcación, no se pierden la pista. Cada que coinciden se sienten como "los mismos morros" de hace años, aunque conscientes de que "muchas veces la vida no nos lleva por los lugares que pensábamos".
Chupapi y Fernando. Una amistad que inspiró un disco de 9 tracks íntimos y nostálgicos, que lo mismo beben de The Verve y The Smashing Pumpkins, que de Dillom, Zoé y Kevis & Maykyy.
Y que está disponible desde el 24 de octubre en plataformas digitales, destacando el rol de Fermín Sánchez, ex The Guadaloops, como un productor que "ayudó a replantear el sonido de lo que venía haciendo; antes era más hip hop y rap, pero sentí que había una necesidad de cambio". Un cambio que se define apartir de un breve manifiesto: "No más auto-tune; si no nos da risa la barra, no la grabamos; y entre más sucio se grabe, mejor".
En lo temático, con el álbum RASE X regresa y exalta sus raíces — "A la colonia Villa de Cortés donde crecí, a la chela banquetera, a un paseo en taxi, a mi abuelo que fue chófer de una revolvedora de cemento" —, a la par de abordar inquietudes actuales, por ejemplo: "Sentir que se te acaba el tiempo y quieres llegar a algún lugar, o que todos los días pasan y no pasa nada".
"En este mundo tan polarizado, la división y vergüenza de nuestras identidades ha sido factor para que nos dividamos. Por eso con este disco quise abrazar el caos", acentúa.
Ya no tengas miedo, Chupapi es "un disco chilango para perderse en la ciudad", resume RASE X.
— Al ser un álbum tan íntimo, ¿es difícil mostrarte vulnerable, saber que tus experiencias se prestan a diversas interpretaciones?
— Lo más difícil no es abrirse porque cualquiera tienes ganas de hablar, te subes con un taxista y te cuenta su vida. Lo difícil a veces es decir: 'Qué cosa personal de mi vida puede ser universal con los demás'. Pintarlo dentro de un paisaje interesante.
Escribir, ser artista, abordar lo actual y soñar en grande
Fernando empezó a escribir poemas en la universidad. No eran textos muy ornamentados, sino sobre "cosas comunes y corrientes: referencias contemporáneas de la calle, de los mensajes de WhatsApp".
Este enfoque lo llevó a publicar un poemario, Silverio: siete canciones y una oración (2017), y a conocer e integrarse al colectivo Balafría, donde también figuraron Ashauri López, Martín Rangel y Fausto Alzati. "Ahí me di cuenta que quería contar historias del folclore actual; sin entrar en una ideología, hacer pinturas con el lenguaje de lo contemporáneo".
Pronto, inspirado por Rubén Blades y Fela Kuti, hizo de sus textos canciones. "Las cosas que hablan de tus tiempos y se vuelven referentes me impulsan. En mi disco pasado (Brown golden boi) hicimos una campaña que se llamaba Morenos y Bellos, estuvimos reclutando gente para abrir puertas en el sentido de qué es ser moreno en México".
"Es importante entender que las diferencias sí forman parte del juego, que no todos arrancamos desde el mismo lugar. Falta trabajo, porque está lleno de muchos criollos que necesitan dar espacio a mestizos con inquietudes".
"Pero no es un tema de generar división, sino de buscar cómo empoderar a gente que crece sin sentir el apoyo de la cultura. Yo crecí con muchos referentes blancos, por eso se volvió importante generar ídolos morenos, que hablen con un lenguaje. La cultura no es algo que está en un estandarte o museo, sino que sirve para generar espacios donde nos podamos sentir identificados".
— ¿Te consideras disruptivo, revolucionario? ¿Qué adjetivos empatan con tu visión creativa?
— Me encantaría que en unos años todo lo que he hecho sea visto como transgresor, en oposición al status quo. Pero ahora me considero un morro de mi tiempo con mucha hambre; ya pasé mi era mesiánica, ahora me considero un niño rata que tiene ganas de sacarle el mayor jugo posible a la vida.
— Desde tu experiencia personal, ¿qué significa e implica ser artista?
— Hay artistas que son creadores, los que perfeccionan los que algunos crearon y los decantadores, que son los que copian. Un artista debe ser un creador, después una persona que perfeccione las ideas y expanda los mensajes. También hay quienes lo vemos como una responsabilidad, porque luego los artistas son más funcionarios públicos que los propios funcionarios.
— ¿Y ser un músico?
— Hay una frase de Sen Senra que dice 'No quiero ser un cantante, quiero ser algo mejor'. La música es una más de las ramas para poder lanzar un mensaje que inspire a generaciones, a otros morros como yo, que crecí con el empoderamiento de la música.
— Retomando algo que conversamos al principio, sobre el estado del regional y lo urbano. ¿Van a seguir alimentando al mainstream en los próximos años o qué futuro les ves?
— Hay que dejar que los vampiros se tomen la sangre y encuentren otro cuerpo. Pero todo tiene sus beneficios: que el mainstream tome las cosas las amplifica y da oportunidades. Queremos oportunidades, queremos voces y tenemos que acceder a lugares del poder. Vgly no podría suceder si no fuera por eso. Pero al mismo tiempo es importante regresar y volver a empujar, porque si no la domesticación se vuelve muy cómoda.
Al cierre de la charla con MILENIO, RASE X comenta que el universo Chupapi apenas comienza. Pronto se expandirá a través del libro No voy a llegar a dormir, auspiciado por la Editorial Plasma. Además, Ñeros Bien, una de las canciones, también da nombre a la nueva serie que el creativo ya está vendiendo a plataformas: "Habla de los margenes de la ciudad, del chilanguismo".
"Lo más importante para mí es generar universos que se vayan enlazando", sentencia el artista que se vale de la transgresión y la nostalgia como brújulas.
hc