Argentina Durán debutó en el Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro 2025 con un programa por completo mexicano, que abarca más de 150 años de obras de compositores, desde Manuel M. Ponce hasta un arreglo al Danzón número 2 de Arturo Márquez e incluso una pieza de autoría de la intérprete.
“Además de ser una gran oportunidad de dar a conocer mi trabajo, también es mucha responsabilidad y emoción de compartir este programa, porque, que yo sepa, casi no se han tocado compositores mexicanos (en el festival), siempre ha estado más enfocado en lo europeo y se ha valorado poco lo nacional. En los programas de esta temporada, mi concierto es el único enfocado ciento por ciento hacia obras del romántico mexicano”, comenta la pianista solista de la Orquesta Sinfónica Nacional.

La 28 edición del Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro arrancó este sábado 6 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), con la presentación de la pianista italo-inglesa Sofia Sacco y el domingo 7, a las 13:30 horas, la mexicana Argentina Durán tuvo su primera participación en su carrera en el cónclave anual de pianistas.
Sacco interpretó Ground, de William Croft; L'anguille, Le Tic-Toc-Choc y Les Ombres Errantes, de François Couperin; Toccata BWV 913, de Johann Sebastian Bach; Tres preludios y fugas opus 87 de Dmitri Shostakovich; Salut d'Amour, de Edward Elgar y Carnaval opus 9, de Robert Schumann.
Y Durán tocó: Danzas nocturnas, de Luis G. Jordá; Mazurka número 4 y Balada mexicana, de Manuel M. Ponce; el Vals Capricho, de Ricardo Castro; Danzas tropicales, de Ernesto Elorduy; Ecos de melancolía, de la misma Argentina Durán; Rapsodia mexicana, de Jesús Corona; La adoración de los magos, de Alexis Aranda y Danzón número 2, de Arturo Márquez, con el arreglo de Bruno Iturria.
“La música mexicana tiene joyas desde el siglo XIX hasta la actualidad, específicamente para teclado. Pero más que irme por un movimiento musical, quise elegir las piezas que tengan más calidad, más complejidad y que enriquezcan lo vasto que es México, un país muy diverso, no solamente en cuanto a los colores de piel, a las culturas o a su naturaleza, sino también en su arte, nuestra música.
“Me gusta tomar esta evolución que va desde nuestros inicios y cómo se ha ido transformando hasta la actualidad, porque ciertamente no toda la música mexicana vale la pena, y no todos los compositores contemporáneos valen la pena tocarlos”, explica la pianista mexicana.
Los seis conciertos de En Blanco y Negro 2025 están enfocados a compositores del romanticismo; no obstante, la pianista mexicana subraya que en México no existe un periodo románico como tal.
“Realmente no hay como tal un periodo de romanticismo mexicano como hubo en Europa. Sin embargo, tenemos a Manuel M. Ponce, que era súper fan de Frédéric Chopin y Ricardo Castro. Ambos estudian en Europa, traen toda esta escuela de la época y tienen estas influencias del romanticismo totalmente, pero que también ya se adentran más hacia otra época, que es impresionismo.
“De hecho, eso se puede notar en el Vals Capricho de Castro, con todas estas escalas que tiene, estos colores, pero sigue siendo un vals romántico en cuanto a la estructura rítmica y también a la estructura armónica. De ahí en fuera, es como una mezcla entre romanticismo y nacionalismo, entre las canciones folclóricas como 'La Adelita', 'La Valentina', 'La Cucaracha', 'El Durazno', 'Acuérdate de mí', y todo eso mezclado con lo europeo, sólo en México existió este tipo de música”, explica la artista.
Pero subraya que en México este tipo de música no ha sido explotado por los pianistas y no se conoce.
“Empiezo con Luis G. Jordá, que es un compositor criollo. Sus Danzas nocturnas son muy bonitas, muy románticas, música de salón. Toco también las Danzas tropicales de Ernesto Elorduy, que me recuerdan mucho a Agustín Lara, siento que éste tomó muchos elementos de estas Danzas tropicales sobre todo para escribir esta canción tan famosa 'Veracruz', con estos ritmos como de habanera.
“También toco el Vals Capricho, de Ricardo Castro, y La balada mexicana y la Mazurka 4 de Ponce, que también trae una fuerte influencia de Chopin, porque Ponce tiene estas etapas en su composición. Una primera más romántica con la Mazurka, la otra un poco más nacionalista con la Balada Mexicana. Estreno en Ciudad de México La adoración de los magos, de Alexis Aranda, y una composición mía, Ecos de Melancolía, que es totalmente romántica y desgarradora. Y cierro con el Danzón número 2, de Arturo Márquez, que ya no es, digamos, romántico, hasta cierto punto es más popular y contemporáneo”, dice.

Sobre el autor de la Rapsodia mexicana, Jesús Corona, subraya que casi nada se sabe de él, salvo que tenía orígenes indígenas y que nació en el siglo XIX, pero no hay datos de su fecha de nacimiento.
Respecto de la pieza de Alexis Aranda, Durán refirió que viene de estrenarla hace dos semanas en Veracruz, pero en Ciudad de México no se ha tocado. “Es una obra que él escribió para piano, pero que viene de una obra que él ya tenía orquestal, e hizo esta transcripción al piano, que yo diría que me recuerda muchísimo a las Gymnopedias de Satie, o incluso a algo como de Debussy”, indicó.
Estoy muy emocionada y muy honrada por hacer mi debut en En Blanco y Negro, el festival de piano más importante en México y uno de los más importantes en América Latina”, comenta Durán sobre el cónclave que en esta ocasión se llevará a cabo los sábados y domingos, del 6 al 28 de septiembre, con la participación también de los mexicanos Alexander Vivero, Rachid Bernal, el suizo Theo Gheorghiu, el cubano Adonis González, el italiano Federico Nicoletta y el chino Haiou Zhang.
PCL