Ciudad de México /
Hay gente, dicen, que vive del aire.
Unos viven de amor, otros de sueños.
A algunos los acuna la utopía
que los mantiene a salvo de las olas.
Hay quien vive de embustes y secretos,
de ilusiones, quimeras y espejismos.
Yo os juro que se puede vivir de la tristeza,
sentirla como el viento va a la barca,
como savia que corre por los tallos,
como llama que abrasa hojas muertas,
una tristeza honda y solidaria,
que asume la tarea más pesada,
así un fiel caballero velando armas;
tristeza que motiva y purifica,
que combate el desánimo y lo muda.
No es inmortal quien vive de tristeza,
pero nadie lo es, viva como sea.
AQ / MCB