Cultura

“Programar el Festival de Otoño de Madrid es un premio de la vida”: Marcela Diez-Martínez

Entrevista

La gestora cultural Marcela Diez-Martínez es la primera directora artística mexicana del encuentro madrileño. En entrevista con Laberinto, conversa sobre esa experiencia que se llevará a cabo del 6 al 30 de noviembre.

El otoño en Madrid es una primavera mexicana. Marcela Diez-Martínez se suma al grupo de compatriotas al frente de instituciones culturales de España: Jorge Volpi, director del Centro de Cultura Contemporánea Condeduque; Alondra de la Parra, directora artística y titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam); Amanda de la Garza, subdirectora del Museo Reina Sofía.

Diez-Martínez, exdirectora general del Festival Internacional Cervantino y extitular de Promoción y Festivales Culturales de México, es la primera mexicana en asumir la dirección artística del Festival de Otoño de Madrid, cuya edición 43 se llevará a cabo del 6 al 30 de noviembre, y que tendrá acento muy mexicano, con producciones escénicas que abordan problemáticas sociales, políticas y de seguridad: las desapariciones, los feminicidios y la diversidad sexual.

“El Cervantino es una gran escuela y un gran semillero, porque es algo estructurado, probado, que funciona muy bien”, expone Marcela Diez-Martínez en una charla con Laberinto a propósito de su nueva encomienda, durante un breve regreso a México para la inauguración de la exposición Poética del espacio y la presentación del libro homónimo en homenaje a su pareja, el artista catalán Manel Pujol, en la Casa Universitaria del Libro.

Diez-Martínez recibió la noticia del encargo con sorpresa en noviembre pasado, cuando terminó la gestión anual de Pilar de Yzaguirre. En julio empezó a ejercer “físicamente” la dirección artística del Festival de Otoño de Madrid, al que cada año se invita a un titular diferente. “Fue una gran y grata sorpresa. Sobre todo, fue inesperada, porque no tenemos la costumbre de que de Europa nos llamen a hacer gestión cultural. Cuando me preguntaron si me interesaba, entendí que tenía mucho que ver con que mi origen es Latinoamérica y, por supuesto, por la trayectoria que tenía en el Cervantino. Pensé en que querían una visión de lo que se hace en esta parte del mundo”, cuenta la también exdirectora de la Casa de la Cultura Jaime Sabines de la Ciudad de México.

Psicóloga por la UAM-X con posgrado en Pedagogía por la Universidad Libre de Bruselas, Diez-Martínez llegó al Cervantino en 2001 como coordinadora de la presencia de Canadá en el festival, y en el que fue subdirectora de Relaciones Públicas en 2003 y de Programación de 2004 a 2008. En 2009 fue directora de Logística de Programación Artística del gobierno federal en los festejos del Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución. En 2013 regresó al Cervantino como directora de Programación y en 2017 asumió su dirección general y la Dirección General de Promoción y Festivales Culturales de la Secretaría de Cultura hasta 2019.

El Festival Otoño de Madrid, auspiciado por la Comunidad de Madrid, tendrá 18 producciones de 16 países, que incluyen la adaptación uruguaya dirigida por Leonel Schmidt del libro de relatos Las cosas que perdimos en el fuego, de la narradora argentina Mariana Enriquez.

Desde el año pasado han llegado mexicanos a encabezar instituciones culturales a España: Jorge Volpi, Amanda de la Garza, Alondra de la Parra, y ahora usted al frente de un festival con tradición.

Creo que es un reconocimiento a la gestión que se hace en México. Y no tiene que ver con que yo sea mexicana: somos gestores culturales. No solo tenemos costumbre y capacidad administrativa, también tenemos mucha chispa para resolver asuntos que no son administrativos. Reitero, es un reconocimiento a que en México hay buena gestión. Al mirar hacia Latinoamérica, en España se han dado cuenta de que aquí hay un festival enorme, el Cervantino, con más de cincuenta años. Al abrirse a lo que pasa en América, en España reconocieron que había un lugar de grandes gestores. Por ejemplo, Jorge Volpi estaba como director de la UNAM en Madrid antes de tener el cargo en Condeduque. Volpi ha sido siempre un gran gestor, tiene mucha experiencia.

¿El Cervantino es el gran semillero de la gestoría cultural en México?

En mi experiencia, considero que es una gran escuela y un gran semillero.

¿Cómo cree que haya cambiado la visión que tenía Ramiro Osorio del Cervantino a cuando los mexicanos se hicieron cargo del festival?

Considero a Ramiro Osorio El Gran Gestor Cultural. Lo llamo “mi maestro” y lo fue porque trabajé con él, así entré al Cervantino. El cómo llevar festivales, cómo organizarlos, ya existía; sin embargo, la visión de Ramiro Osorio, su visión amplia de para qué es un festival, le dio una personalidad especial. Sin ir muy lejos: él empezó con el país invitado y el estado invitado, algo que ahora sigue ocurriendo, ya no solo en el Cervantino, sino en todos lados.

¿Y para qué es un festival?

Un festival es una manera de acercar calidad óptima al público, pero también de acercar una visión de otros países a México. No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar al extranjero. Y es en los festivales donde es posible ver otras visiones y otras estéticas.

El Festival de Otoño de Madrid 2025 incluye a artistas y compañías mexicanos. ¿Fue parte de la propuesta que presentó cuando la anunciaron para este año o se lo pidieron como gestora en Latinoamérica?

No me pidieron que pusiera tanto México, pero era inevitable que llevando a una mexicana no hubiera una presencia fuerte. El compromiso era Hispanoamérica. Era imposible hacer todo Hispanoamérica pues somos muchos países, y no todos tienen posibilidades de moverse. Por ejemplo, Argentina tiene una presencia muy fuerte en España. Chile, con el Festival Santiago a Mil, también. México tiene una presencia fuerte por el Festival Cervantino, pero también porque los creadores mexicanos están muy presentes allá, haciendo su labor no solo a nivel público, sino en teatros privados. Sucede lo mismo con Colombia, que se mueve mucho. Yo diría que esos países, que empezaron a salir antes que los otros, han dejado una huella en España. Y, por supuesto, el que haya más producciones mexicanas tiene mucho que ver con que soy mexicana y sé lo que pasa aquí.

Alondra de la Parra dirige la Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Ella dirige la Orquesta de la Comunidad de Madrid, pero su programa, titulado “Amor imposible”, para esta edición incluye a Silvestre Revueltas, con La noche de los mayas, que para nosotros es muy significativo. Y también lo es que sea una directora mexicana quien presente este programa dentro de un festival dirigido por otra mexicana, con un compositor mexicano, que no es muy conocido en Europa.

¿Qué incluye la programación de los artistas mexicanos?

En lo que se refiere a teatro, está Conchi León (con Cachorro de león), con una trayectoria muy importante y una personalidad muy definida. Y, sobre todo, trabaja desde su lugar de origen, el sureste del país. Está Lukas Avendaño (con Réquiem para un alcaraván), a quien me parece indispensable que se conozca porque tiene un rasgo cultural casi desconocido: el de los muxes. que no tienen nada que ver con la sexualidad occidental. En el caso de Hasta encontrarte, una producción de Teatro UNAM (con El Ingenio del Caldero y Ad Infinitum), tiene que ver con las madres buscadoras, un problema que no podemos pasar por alto. También estará El invencible verano de Liliana, que se estrenará en Condeduque. Por último, está David Gaitán, con quien llevo un Edipo fantástico, y teatro menos cargado hacia el lado social.

Hay una complementariedad en esta programación. No solo hay grandes artistas, sino que abordan tres de los principales problemas de nuestro país: las desapariciones forzadas, en el caso de Hasta encontrarte; los feminicidios, en el caso de la adaptación teatral de la novela autorreferencial de Cristina Rivera Garza, El invencible verano de Liliana; y el autoritarismo, en Edipo: nadie es ateo. ¿Es una coincidencia?

No, para nada. Pienso que una de nuestras obligaciones en la cultura es hacer que no se olviden las cuestiones sociales que vivimos. México da para muchos temas, pero estos, y sobre todo si uno trabaja en la cultura, no podemos pasarlos por alto.

También está la diversidad sexual, con el caso de Lukas Avedaño. ¿Cómo incorporar la diversidad que él representa, en una sociedad tan dividida como España? El Festival de Otoño se realiza en la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso (PP), que ha impugnado derechos en torno a las diversidades (LGBT+) y que incluso ha recibido muchas críticas dentro y fuera de España por su visión hacia la cultura en general. Ya tuvo experiencia en Guanajuato con gobiernos de diversos signos.

Creo que esta es el aura de la cultura: nos permite plantear realidades como en una burbuja, sin que sean susceptibles de juicio político, al menos inmediato, como en otros momentos. Los festivales son lugares donde se presentan obras que no se presentarían fuera de una circunstancia. En el caso de la Comunidad de Madrid, tengo que decir que nunca me preguntaron ni me comentaron nada sobre cualquiera de mis propuestas de programación. Todo les pareció adecuado, jamás me dijeron si era correcto o incorrecto. Los festivales tienen la posibilidad de abordar muchos temas. Volviendo a Guanajuato, en el Cervantino se presentaron obras que en una situación normal no se hubieran presentado nunca.

¿Como cuáles?

Me acuerdo de una obra de Calixto Bieito (Tirant lo Blanc, 2008), en la que unas monjas se levantaban las faldas, y de las obras de Jan Fabre (como El poder de la locura teatral, 2014), puros desnudos, que en la ciudad de Guanajuato no serían parte de la programación de ningún teatro.

Ni en Guanajuato ni en muchas partes del país. Ya vio las protestas contra el concierto de Marilyn Manson en agosto pasado en la ciudad de San Luis Potosí. Aun así, se realizó y convocó a más de 400 mil personas, según cifras del gobierno estatal.

Entonces, hay estas burbujas afortunadas en las que podemos ver visiones y estéticas, las dos juntas, que quizá no serían aceptadas en otras partes. Y hablo de Occidente, no quiero ni pensar qué pasaría en ciertos países del Medio Oriente.

¿Cómo se sale de esas burbujas para que la cultura llegue a donde debe llegar, a la población general?

Estas burbujas, no estoy hablando del Festival de Otoño de Madrid, han permitido que la gente que ha venido a México de Madrid y de España, sepa que presentamos obras que podrían ser difíciles de asimilar. No hay que olvidar que Madrid tiene una tradición de romper moldes. La cultura tiene un estatus especial.

En vísperas del arranque del Festival de Otoño, ¿qué ha sido lo más fácil, lo más difícil, lo que ha implicado mayores retos y obstáculos?

El mayor reto fue adaptarme a la administración pública de otro país, que no tiene nada que ver con la nuestra. Eso fue lo más difícil. La otra parte es la más placentera: lo bien recibido que ha sido que se nombrara a una mexicana. Cuando estuve en Santiago a Mil este año, la respuesta de muchas de las compañías era de alegría, porque los latinoamericanos nos entendemos como bloque cuando estamos fuera. A mi comunidad, que es la comunidad artística, le dio mucho gusto y emoción que esto hubiera sucedido, porque representa una posible puerta hacia un verdadero ida y vuelta de los dos lados del Atlántico.

En ese ida y vuelta ¿qué sello quiere imprimirle al Festival de Otoño de Madrid?

No solo debemos traer las novedades del exterior. Podemos exportar propuestas igual de válidas e importantes. No todos los grandes actos vienen de los países ricos. Esa es la primera urgencia, que el ida y vuelta sea válido. La otra es que, por supuesto, me gustaría que quedara en la memoria que la gestión de festivales que se hace en otras partes del mundo es tan buena o mejor que la de los países que llevan muchos años haciéndola.

¿Hay más o menos presupuesto que para el Cervantino? ¿Cómo fluye eso en España?

Es muy diferente. El Cervantino tiene más presupuesto. Pero no es un asunto de más o de menos presupuesto. Es cómo hacemos con lo que tenemos. Cualquier evento cultural tiene que adaptarse al presupuesto que tiene. Una de nuestras funciones como gestores requiere ver cómo hacemos para que se pueda, tejer alianzas, negociar. De eso se trata: de que se pueda.

¿Y cómo ha sido recibida? El carácter mexicano y el español son muy diferentes.

Tengo la ventaja de que vivo con un catalán, el pintor Manel Pujol. Conozco el carácter español. Llegar a trabajar con un equipo del que no conoces nada ni a nadie es un gran reto. En primer lugar, hay que tantear cómo son las cosas. Segundo, aprender cómo funcionan los equipos. Y le diré que son más relajados que nosotros. Si no lo hicimos hoy, ya lo haremos la semana que entra. Eso es un pensamiento imposible en el Cervantino, un engranaje de relojería.

¿Cómo se inserta un festival con esa tradición en un contexto en que ha habido una pugna entre los dos últimos gobiernos mexicanos con España, por la exigencia de pedir disculpas por la Conquista?

Volvemos a lo que decíamos hace un momento: la cultura está en otra discusión, en la cultura nadie ha hablado de pedir perdón.

¿Qué imagen de México le gustaría que quedara a través de esta organización?

Me gustaría que la imagen de México fuera la de un país con profesionales serios y comprometidos.

¿Cómo ha sido la conexión con otros mexicanos al frente de instituciones culturales en España? En el Festival estarán Volpi y De la Parra. ¿Cómo han trabajado?

Jorge Volpi y yo nos conocemos desde hace muchos años. Tenemos una relación amable. Ha sido igual en el caso de Alondra de la Parra, quien no tenía a Revueltas en su programa. Fue una petición a la que accedió amablemente.

¿Qué se quedó fuera en la programación del Festival Otoño de Madrid?

Casi todo se pudo, porque había una gran ilusión de todas las personas a las que me acerqué. Me hubiera gustado llevar algo de danza de Colombia, pero no se pudo porque los grupos no están disponibles desde un año antes.

En este momento de su carrera, con su trayectoria y asumiendo las riendas de un festival cultural fuera de México, ¿cómo se mira?

Soy muy feliz y estoy muy agradecida con la vida. La posibilidad de programar el Festival de Otoño de Madrid lo he tomado como un premio de la vida, así como el nombramiento que me entregó la República Francesa, la Orden de las Artes y las Letras, en diciembre de 2021. Fue un premio. Me están diciendo que lo he hecho bien. En esta parte de mi vida, que digan esto, cuando hay muchísimas personas que considero muy valiosas, es algo que me hace muy feliz. ¿Qué va a venir después? No sé, pero lo que venga será magnífico.

México en Madrid

Los mexicanos en el programa del Festival de Otoño de Madrid son los siguientes: el 7 de noviembre en San Lorenzo de El Escorial, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam) y Alondra de la Parra tocarán obras de George Gershwin, Sergei Prokofiev y Silvestre Revueltas; el 7 y el 8, Conchi León dirigirá y protagonizará la obra de su autoría ‘Cachorro de león’ (2016), sobre la violencia intrafamiliar; el 8 y el 9, el artista muxe Lukas Avendaño presentará el performance ‘Réquiem para un alcaraván’, a partir de ‘Nora’, de Emilio Carballido, en el centenario del dramaturgo mexicano; el 20 y el 21, Nir Paldi estrenará su montaje, coproducido con Teatro UNAM, Hasta encontrarte, sobre desapariciones forzadas y madres buscadoras; el 22 y el 23, David Gaitán, que en la pandemia llevó su ‘Antígona’ al Festival de Teatro Clásico de Mérida, montará ‘Edipo: nadie es ateo’; y del 25 al 30 de noviembre, Juan Carlos Fisher dirigirá en Condeduque la versión teatral de la novela de Cristina Rivera Garza, ‘El invencible verano de Liliana’, con Cecilia Suárez.

AQ / MCB

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José Juan de Ávila
  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.
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