Cultura

El desdén de los muertos

A fuego Lento

"En el principio hay entonces una culpa. Luego viene el retrato del padre: un borracho pendenciero que antes de morir ha traído la orfandad y la desgracia a sus hijos", 'Ausencio' ganadora del Premio Primera Novela Juan Rulfo 2017

Por Ausencio (Almadía, México, 2018), Antonio Vásquez recibió el Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela 2017. Qué buena elección la del jurado integrado por Bibiana Camacho, Jaime Mesa y David Miklos, y qué telúrica revelación.

Ausencio tiene la forma de un viaje descendente hacia la autodestrucción. “Aparece la luna como un gran ojo que se abre en el cielo”, leemos, y de inmediato reconocemos la señal amenazadora de estas palabras inaugurales. Ese gran ojo escruta al protagonista —un joven estudiante, Arturo— quien sobrelleva una culpa. Su padre, Ausencio, ha muerto, y no puede “llorar como los demás”. Caminamos por las calles desoladas de un poblado cercano a la capital oaxaqueña.


En el principio hay entonces una culpa. Luego viene el retrato del padre: un borracho pendenciero que, aun antes de morir, ha traído la orfandad y la desgracia a sus hijos. No es, sin embargo, el recuerdo de este padre el que anticipa la ruina del personaje sino su influencia devoradora. Vásquez lo condena a repetir los pasos del padre transformando su amable sobriedad en una vorágine alcohólica. El lector mira esta metamorfosis con espanto, narrada con una riqueza poética hecha de imágenes sorprendentes y lacónica precisión. Una vez que se rompe la rutina estudiantil y amorosa, una vez que Arturo toma la decisión de aceptar el llamado de su vocación de abismo, se extiende una atmósfera de pesadilla a la que entramos como si lo hiciéramos a un museo de cera donde las figuras se mueven, hablan y pelean con un hálito fantasmal.

Fantasmales son los escenarios del centro de la Ciudad de México, de sus parques, calles y cantinas, y aún más fantasmales los de ese poblado oaxaqueño —estación de partida y también de último arribo— que hace tiempo ha dejado de mirar hacia adelante. Constructor de insomnios y temblores, Vásquez exhibe el ritmo y la paciencia suficientes para conducir a su personaje hacia la indigencia espiritual y sumarlo a la corte de almas en pena que se multiplican a medida que avanza la novela.

Desde las primeras hasta las páginas definitivas, Ausencio contiene una energía vital y escritural de la que, no obstante sus empeños, no se benefician muchos narradores. Estremece por lo que dice y, sobre todo, por lo que está a punto de llamar por su nombre. 


Ausencio
Antonio Vásquez
Almadía
México, 2018



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Roberto Pliego
  • Roberto Pliego
  • (1961) Cursó Letras Hispánicas en la UNAM. Fue subdirector de la revista Nexos. Autor de La estrella de Jorge Campos y 101 preguntas para ser culto, es editor de Laberinto.
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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/cultura/laberinto
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