La actriz Diana Sedano considera que después de tres temporadas en Ciudad de México, antes y después de la pandemia, otra más en Guadalajara y ahora su estreno en Festival de Otoño de Madrid, la obra de teatro 'Edipo: nadie es ateo' ha crecido y avanzado en su relación con la realidad.
“Siempre es una nueva función. Es muy raro que una obra tenga tantas temporadas, lo que es también un privilegio porque entonces como actriz una tiene la fortuna de crecer junto con el personaje”, comenta Sedano en entrevista, en vísperas de las presentaciones de la pieza de David Gaitán a partir del clásico de Sófocles, el sábado 22 y el domingo 23 de noviembre en la sala Verde de Teatros del Canal.
Tebas es víctima de inexplicables situaciones, como la muerte masiva de animales y un estado de pánico generalizado. La población, para disgusto de Edipo, llama peste al problema. El oráculo Tiresias, personaje que interpreta Sedano, declara: “Un humano se coló entre las bestias. Secuestró todo el salvajismo disponible. Encuentren al animal y Tebas renacerá”. Edipo se lanza en busca de la bestia.
“Nosotros hicimos esta obra antes de la pandemia. Y lo que atraviesa el personaje de Edipo es una peste en Tebas, por lo que el rey tiene que resolver ese problema de la peste. Usábamos cubrebocas en las funciones antes de la pandemia y, de repente, esta nos atravesó, volvimos a hacer la obra, y esta ya tenía otro sentido”, expone Sedano (Ciudad de México, 1980).
“Simbólicamente la peste es un símbolo muy poderoso como podredumbre social, de qué es lo que tenemos que revisar dentro para que afuera repercuta la investigación de la verdad, para que empiece a tener efecto en nuestro entorno. Esa es la invitación principal de 'Edipo: nadie es ateo'. Y eso puede tocar una fibra mexicana y ahora en Madrid una fibra allá, eso vuelve al mito universal”, sostiene.
La revisión de Gaitán de la tragedia griega llega ahora a España como parte de la oferta mexicana que se presentará en la edición 43 del Festival de Otoño de Madrid, bajo la dirección artística de Marcela Diez-Martínez, que incluye piezas escénicas como la versión teatral de la novela de Cristina Rivera Garza El invencible verano de Liliana; Cachorro de León, de Conchi León, y Hasta encontrarte, de Nir Paldi.
Caos de profundidad
Sobre su personaje de Tiresias, el oráculo, Sedano dice que representa el pensamiento mágico antiguo.
“Hay algo que este personaje encorazona, que es el pensamiento mágico; el lugar más antiguo de esta sociedad evocada griega son los oráculos, hay un respeto a estas maneras de consultar el porvenir o de establecer la conexión con el futuro que Edipo no quiere respetar, pero el pueblo le está pidiendo respetar porque es honorable. Por eso la obra se llama 'Edipo: nadie es ateo'.
“Hay un momento en que mi personaje le pide a Edipo: ‘Permite que el universo te rebase’. Mi personaje representa todo lo que no está en control, todo lo que no tiene un pensamiento lógico, racional. Y que la realidad está rodeada de ese lugar azaroso, impredecible, a veces mágico, que no sabemos de dónde viene y que hay que honrar también, porque no todo lo podemos controlar. Ese el mensaje fundamental de Tiresias: no todo lo podemos controlar y la verdad existe; si la buscamos, la encontramos”, dice.
Esta vez con Gaitán como Edipo (en la primera temporada en el teatro Juan Ruiz de Alarcón lo interpretó Raúl Briones), Sedano, Carolina Politi, Adrián Ladrón y Ramón Morales, la propuesta coproducida por Teatro UNAM se presenta después de seis años de su estreno en Europa, en medio de un genocidio en Gaza, una invasión militar rusa en Ucrania y a un lustro de la pandemia.
“Justo lo que ha pasado por el mundo, por cada uno de nosotros a nivel personal, va enriqueciendo la obra; empieza a tener capas de profundidad y de conexión con la realidad. Eso me parece fascinante en el teatro”, subraya Sedano, ganadora del premio Mezcal a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en 2019, por su papel de Arcelia en la película Yo necesito amor, de Pepe Valle.
Sedano pone de ejemplo de esas capas de profundidad que ve la peste misma y la noción de verdad.
“Edipo siempre está en el contexto tebano con la noción de la peste, pero la peste representa la podredumbre social. Y me parece muy interesante todo lo que ha pasado en el mundo desde entonces hasta ahora, y que sin duda seguirá pasando, por la reflexión que tiene Edipo tan pertinente hoy de promover las jornadas por la verdad hasta encontrar al animal que está infectando a la ciudad.
“Hay una reflexión ahí muy bonita, que es empezar a nombrarlo todo en la propia casa. Y, a partir de la fantasía que tiene el personaje de que se abra la discusión a nivel doméstico, puede aparecer el problema que está afectando a la ciudad”, agrega la actriz formada en La Casa del Teatro.
Integrante del elenco de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) de 2010 a 2012, Sedano manifiesta su emoción y satisfacción de la internacionalización de la obra, con dos funciones en la capital española.
“Edipo: nadie es ateo es para mí el fin de una era. Es una obra muy importante también por mi fascinación muy antigua por los mitos, especialmente los griegos. Es una herencia que me dejó mi mamá, fue lo primero que yo empecé a leer, mi mamá me acercó mucho a ese universo; después, mi maestra en La Casa del Teatro, Iliana Diegues, siguió alimentando esa fascinación. Más adelante fui adjunta de Úrsula Pruneda en una clase que se llamaba Teatro y Mito y ahí fui construyéndome un lugar personal en mi investigación sobre la importancia que tienen los mitos ahora”, rememora Sedano.
Y, citando al filólogo y especialista en Grecia clásica, Walter F. Otto, habla de la vigencia de los mitos.
“Los mitos ancestrales y los mitos fundacionales son importantísimos para entender el presente, porque, en palabras de Walter F. Otto, los mitos son una latencia, no es solo una anécdota, es una latencia del mundo, de repente se activan, de repente se duermen un poco, pero hay veces que se activan más que nunca. Edipo es una obra increíblemente pertinente.
“El texto de David Gaitán es maravilloso porque busca la actualidad del mito sin necesidad de contemporaneizarlo. Y eso me parece un acierto muy grande. No se trata de adaptar la obra de Sófocles, sino de revisitar el mito y preguntarnos de qué manera el mito nos sigue hablando. Y, al final, el trabajo del actor es mantener el texto vivo, es su trabajo fundamental”, sostiene la actriz y directora.
jk