La ofrenda de Día de Muertos no es solo una tradición que se ha mantenido viva por generaciones, sino que además es una forma de recodar a los que ya no están en este plano terrenal. Con una fotografía y los alíenos favoritos de esa persona, es que les damos la bienvenida. ¿Se debe poner a los que llevan menos de un año de haberse ido?
Si algo caracteriza a los mexicanos son las leyendas y creencias. Por supuesto que lo relacionado al Día de Muertos no es la excepción y por ello nos surge la duda de si es cierto o no que las almas que acaban de partir, pueden volver a casa. En MILENIO te contamos si es valido ponerlos en la ofrenda.
 
	¿Qué dice la creencia sobre las almas que acaban de partir?
La creencia más arraigada en la tradición mexicana, influenciada por las creencias prehispánicas, sugiere no colocar ofrenda a quienes tienen menos de un año de haber fallecido y esto se debe gracias al llamado Viaje al Mictlán
Según las creencias indígenas, el alma de la persona fallecida emprende un largo y difícil viaje hacia el Mictlán, es decir, el inframundo o lugar de descanso eterno.
El no colocarlos en la ofrenda se debe a que antes solían creer que, durante el primer año (o incluso un ciclo de cuatro años, según algunas interpretaciones) el alma aún se encuentra en tránsito y no ha alcanzado su descanso definitivo.
Si las y los familiares colocan una ofrenda en honor a esa persona tan pronto, o sea sin esperar a que el alma llegue a su destino, esto podría interrumpir o entorpecer su trayecto espiritual, dificultando que el alma encuentre su camino al descanso.
En pocas palabras, esto se interpreta a que al poner el altar y la fotografía de esa persona, es una "invitación" al regreso, y el alma reciente aún no está preparada para ese viaje de ida y vuelta.
 
	La creencia remarca que, al interferir con su camino, se teme que el alma pueda quedar atrapada en un limbo o purgatorio, sin poder trascender.
¿Cuándo se debe poner a una persona fallecida en la ofrenda?
Si te preguntas entonces cuándo debemos poner a alguien en la ofrenda, la tradición marca que la primera vez que se debe incluir la foto y las pertenencias del difunto en el altar familiar es en el segundo Día de Muertos después de su fallecimiento, es decir, cuando ya ha transcurrido al menos un año desde su partida.
No obstante, aunque la norma tradicional recomienda esperar el año, las costumbres se han flexibilizado con el tiempo.
 
	En ese sentido, hoy en día, muchas familias deciden colocar una ofrenda a su ser querido desde el primer Día de Muertos después de su deceso, guiados por el afecto y la necesidad de honrar su memoria de inmediato, sin seguir estrictamente la regla del año.
Las familias que deciden respetar la tradición del año suelen rendir homenaje al recién fallecido de formas más sencillas para no interferir con su viaje, como:
- Encender una veladora en un lugar separado del altar principal.
- Dedicar oraciones o misas especiales.
- Recordar su vida sin montar la ofrenda completa.
MBL
 
	 
	 
	