Luego de 40 años, todavía no se sabe cuántas personas murieron en el terremoto de 1985. Hay estimaciones que calculan 6 mil víctimas, otras, las elevan hasta 30 mil. Se registró el colapso de cerca de 370 edificios. Y el número de heridos y damnificados fue inconmensurable.
De las pocas certezas que dejó el sismo fue que la sociedad mexicana se transformó. Y no solo en materia de protección civil y la cultura de la prevención. Sino que a partir de ese momento, se vivió un despertar que significó la organización y el trabajo en equipo. Primero, para superar las primeras horas de la tragedia y después para luchar por los que lo perdieron todo.
Hay políticos y activistas que vivieron el sismo del 85 como un antes y un después en sus vidas y en sus carreras profesionales. Cercanos o adversarios, desde el gobierno o la lucha social, todos coinciden en que la sacudida de la tierra también fue mental y social para los mexicanos.
Patricia Mercado: feminismo en agenda
Patricia Mercado es diputada de Movimiento Ciudadano. Desde muy joven, su lucha se enfocó en la protección y mejora de los derechos laborales de las mujeres. Pero fue justo en el sismo del 85 que se dio cuenta que ese trabajo social y político desde el feminismo era el que quería hacer toda su vida.
Junto con otras figuras como Elena Poniatowska, Mercado se apersonó afuera del edificio ubicado en San Antonio Abad 150, el de las costureras. Este hecho reveló abusos, malas condiciones de trabajo y olvido de las autoridades.
“Nos quedamos día y noche, hicimos un campamento, las costureras vivas hicieron un campamento y muchas de nosotras feministas nos quedamos. Y se formó el comité feminista de apoyo a las costureras y ese comité feminista empezó a conseguir víveres para llevar alimentos al campamento.

Elena Poniatowska abrió una cuenta bancaria. Así fueron los primeros días, recordó.
La diputada agregó que este hecho le dio mucha claridad vocacional que a la distancia ha tenido algunos buenos resultados.
“La parte laboral efectivamente se fortaleció porque la historia después del sismo, la formación del Sindicato de costureras 19 de septiembre, y yo fui parte de conocer la problemática de las trabajadoras, finalmente, efectivamente sí marca una agenda que no es que esté resuelta, pero digamos, es parte de la historia de poner la agenda laboral feminista de manera clara en la agenda pública”, agregó.
Roberto Campa: Un enorme esfuerzo
La visión desde el gobierno es diferente al activismo. Para ese entonces Roberto Campa ya era funcionario en el gobierno de la ciudad. A él le tocó encabezar el Comité de Reconstrucción de la Ciudad de México y Área Metropolitana pasado el sismo.
Su veredicto de la reacción gubernamental no es triunfalista, pero tampoco acepta que se hayan hecho mal las cosas al momento de reaccionar frente a la tragedia. Incluso, matiza sus comentarios y menciona que hechos de este tipo ocasionaron cambios de régimen en otros países, lo cual no sucedió en México.
“Cuando uno revisa otras experiencias políticas de otros países muchas veces tragedias como esas están vinculadas con cambios de régimen, creo que el gobierno del presidente de la Madrid y el gobierno de la ciudad hicieron un enorme esfuerzo, me parece que pudieron canalizar la energía que se generó de manera positiva”, relató.

Al hacer un balance personal y profesional, Campa recordó la creación del reglamento de construcciones como el mayor logro del comité que encabezó y personalmente, solo dijo que es imposible que un hecho que dejó tantos muertos pase sin dejar huella.
Pero de lo que no tuvo ninguna duda en explicar, fue el cambio social que generó el sismo en México:
“Fueron una toma de conciencia, me parece que los sismos también dieron como resultado nuevos actores políticos, porque una buena parte de la izquierda se vinculó con los temas de vivienda y creo que sí, no se puede entender la realidad actual de la ciudad y el país sin la influencia que tuvieron los sismos del 85”, concluyó.
Súper Barrio: La revolución ciudadana
Marco Rascón es uno de los activistas y luchadores sociales que salieron del anonimato en 1985. La lucha junto a los damnificados y su personaje conocido como Súper Barrio, lo convirtieron en una de las figuras más importantes de apoyo para los damnificados.
Sentado en una mesa del restaurante que tiene en la colonia Roma, Rascón recuerda a los sismos como un parteaguas para su generación pues además de exigir a las autoridades soluciones, los ciudadanos comunes se dieron cuenta que eran más fuertes unidos y organizados.
“El 85 es fundamental particularmente en la Ciudad de México con lo que significó la gran revolución del derecho de la sociedad a reivindicar los derechos ciudadanos. La idea del concepto de la ciudadanía contra lo que era el gran patriarcado, el gran ogro filantrópico que es el que da todo a cambio de la voluntad de los propios ciudadanos”, dijo.

Fue más allá. Consideró que este poder ciudadano surgió de las pocas o nulas respuestas que ofrecía el gobierno. Y así, las personas se dieron cuenta que si hablaban con sus vecinos y se organizaban, iban a tener un papel protagónico en la comunidad y en la vida política.
En retrospectiva, dijo que con los años de lucha que siguieron después de los sismos se aprendió a pensar de manera distinta, a buscar y encontrar soluciones junto con otras personas que estaban necesitadas.
“El trabajo que se hizo en la Coordinadora Única de Damnificados, luego en la Asamblea de Barrios de la ciudad, se construyeron más de 60 mil viviendas nuevas que fueron un golpe contra los intentos de gentrificación y expulsión de la gran mayoría pobre que vivía en las áreas centrales de la Ciudad de México, miles, cientos de ciudades perdidas que estaban en calidad de vecindades abandonadas logramos que se edificara se construyera”, agregó.
René Bejarano: Transformación social
En el 85 era un joven maestro que daba clases en la escuela de turismo del IPN que al mismo tiempo estaba involucrado en la política con el Partido de la Revolución Socialista junto a Gascón Mercado.
Después del sismo, el departamento que rentaba en la calle del Carmen 41, sufrió una grieta en una pared que permitía ver hacia la calle. Esto fue un primer acercamiento a la magnitud de la tragedia que estaban por enfrentar. Pero también una oportunidad para crecer políticamente junto con las personas que convivía a diario.
“Encontramos en la organización de los damnificados una manera de crecer y organizarnos, eran dirigentes políticos que buscábamos una base social y como el gobierno de Ramón Aguirre de la ciudad y de la Madrid a nivel federal, no tuvieron la capacidad de respuesta y la sociedad se empezó a organizar, nosotros formamos parte de esa sociedad y es que empezamos a convocar a nuestros vecinos”, dijo al recordar que así nació la Unión de Vecinos de la Colonia Centro que luego se unió a la Coordinadora Única de Damnificados.
Bejarano es el más elocuente al explicar que a 40 años de distancia del sismo se han sufrido temblores de la tierra pero también políticos y sociales pues se vivió la insurgencia cardenista, la elección del 88, la primavera magisterial, el zapatismo y hasta la debacle del PRI que dijo, está en fase de extinción.
Al hacer este recuento, consideró que México ha tenido una transformación social y política que de alguna manera emergió de la tragedia del sismo.
“La sociedad se ha transformado sensiblemente de muchas maneras, en muchos ámbitos, los sismos del 85 pues fueron un movimiento telúrico que cimbró a la sociedad y la política y abrió los cauces para una nueva participación democrática”, destacó.
