Patricia Orduño tiene dos hijas. Trabaja en una empresa de electrónica al norte de Zapopan, como reparadora especialista de tarjetas electrónicas. Cuida su alimentación, está al pendiente las 24 horas del día de su hija Mariana, de 16 años y la única que vive con ella; nunca falta a su trabajo. No fuma, no toma alcohol y periódicamente se realiza exámenes médicos para descartar cualquier enfermedad. Cada seis meses se hace un ultrasonido y hasta ahora, todo marcha en orden.
Un sábado por la noche, Paty, a unos días de cumplir 41 años, está poniéndose su pijama para irse a dormir y de repente detecta un bulto pegado a su axila, no está segura de lo que es, por lo que empieza a revisarse y se da cuenta que es un bulto bastante grande, por lo que decide ir al médico.
Es 4 de marzo de 2010, acude a un hospital para realizarse un examen, pero el trato que recibe del médico no es el óptimo; no es claro y sólo le da una cita para dentro de tres meses
La incertidumbre crece y decide llegar a una farmacia con laboratorio en el Centro de Guadalajara. El trato de la doctora es distinto y mientras la examina le dicta a una enfermera para que vaya escribiendo lo que van encontrando con el rastreo del ultrasonido. Una vez que concluye el estudio decide quedarse para que la misma doctora le dé sus conclusiones. “Me revisó los papeles y me dice '¿tienes seguro social?' Le dije no, y agrega: '¿conoces el hospital de cancerología?' ahí fue la primera alerta”.
Dos meses después…
Patricia acaba de realizarse una cirugía ambulatoria, pues lleva dos exámenes que han tenido resultado negativo, pero los médicos insisten hasta descartar por completo, por lo que está en el Instituto Jalisciense de Cancerología en la sala de espera para que el médico le explique sus resultados. El documento que le entregaron dice que tiene un adenocarcinoma ductual infiltrante, ella desconoce que es, pero una señora de al lado le dice que ella lo mismo: cáncer de mama.
La incertidumbre invade por completo su mente, ya no tiene la capacidad de pensar en dónde y qué tiene que hacer; entra con el médico, pero no puede ponerle atención a lo que le dice y se va, camina varias cuadras hasta llegar al Centro de Guadalajara sin saber cómo le hizo, continúa en estado de shock y como si estuviera en estado automático llega a su casa, sin saber qué es lo que le depara la vida.
“Había una persona a un lado y me dijo, 'ah sí, sí tienes cáncer'; yo salí en shock, caminé desde el Civil hasta el Centro, no supe cómo llegué”.
El 14 de junio de 2010 tras varios estudios que respaldan los resultados y que confirmaron el cáncer de mama. Patricia ingresa al quirófano donde se le realizó una mastectomía, la cual consiste en retirar por completo el seno con tumor Paty sale del quirófano con un gran vendaje, como una especie de acordeón, con dos tubos del grosor de un dedo que atraviesan la mitad de su pecho hasta llegar a la espalda y están cosidos a su piel. Todo esto debido a que, durante los siguientes meses, Patricia estuvo en un tratamiento de drenaje para evitar una infección.
El reto emocional
Para Patricia además del esfuerzo y desgaste físico que representa afrontar el proceso de recuperación, su mente se llenaba de vergüenza, pues siempre había sido una mujer independiente y ahora su hija hasta tiene que ayudarla a bañarse. “El que ella me viera a mí desnuda y que me ayudara a bañarme, era terrible”, narra.
Patricia se somete a ocho quimioterapias y 25 radiaciones, donde durante el proceso fue perdiendo el cabello, hasta que toma la decisión de raparse por completo. Tan solo dos semanas después de haberse sometido a su primera quimioterapia su cabello empieza a caerse, por lo que toma la decisión un día de entrar al baño, verse al espejo y tras haberse jabonado la cabeza, toma un rastrillo y con él se retira el cabello que le queda. Su cabeza quedó llena de cortaduras.
“Mi hija me dijo: '¿qué estás haciendo? ya te tardaste en el baño', le dije me estoy bañando; abrió la puerta y me ve sin nada. Eso fue lo más difícil que me pegó, la caída del cabello”.
Sigue la lucha
En septiembre de 2016, Patricia venció el cáncer de mama, pero en diciembre tuvo de nueva cuenta una recaída, pasó épocas decembrinas hospitalizada y esto desencadenó que tuviera que realizarse varios estudios. La pesadilla no había terminado.
El 4 de mayo de 2017 los médicos le detectaron cáncer en la tiroides. De nueva cuenta, Paty ingresa a quirófano. Los médicos le realizan una biopsia donde se le retira la mitad de la tiroides.
Pero la desgracia en cadena no había terminado. Durante la pandemia de covid-19 a Patricia se le detectó un tumor en el esófago, luego de que llevaba un tratamiento por una bacteria que le ocasionaba problemas de reflujo; el tumor estaba encapsulado y pudo ser retirado sin complicaciones.
Presente
Patricia tiene ahora 56 años y durante octubre ha participado en foros tanto en el Instituto Jalisciense de Cancerología en el marco del Mes Rosa, contando su experiencia y su difícil travesía para derrotar el cáncer de mama, una batalla de las que pocas mujeres pueden decirse victoriosas, pero sobre todo intenta hacer conciencia a la población de que el cáncer hoy podrá no estar, pero mañana nadie sabe.
A pesar de ser una mujer que logró la ganar la batalla contra el cáncer de mama, continúa ante una estricta vigilancia por lo que en marzo se realizó distintos estudios – mamografía, ultrasonido y de tiroides – saliendo todos negativos.
Paty no baja la guardia no solo en su lucha personal, sino que es una lucha colectiva para que el cáncer no le gane a las mujeres
¿Cómo detectar síntomas de cáncer de mama? Video
IMSS llama a detección temprana
El titular de la Clínica de Mama de la institución, el doctor Sergio Osvaldo Meza Chavolla así indicó, que en la institución se brinda atención a las pacientes derechohabientes que son derivadas a esta Unidad Especializada en un solo día, para la realización de sus estudios diagnósticos.
“En la Clínica de Mama que yo dirijo estamos buscando que la atención sea en un solo día, cuando tu llegas con nosotros derivada de tu Unidad de Medicina Familiar (UMF) hacemos todos los estudios ese mismo día estamos hablando de mastografía, si se requiere ultrasonido, tomosíntesis, en este caso alguna biopsia la hacemos en una sola visita, con un resultado que tenemos listo en promedio antes de los 7 días hábiles” destacó.
Bajo esta premisa, dijo se busca que la paciente inicie tratamiento lo antes posible una vez que se confirma su diagnóstico.
“El hecho de detectar un cáncer en etapa temprana como la etapa 1 o 2, podemos hablar de hasta un 90 por ciento de sobrevida a cinco años e incluso la curación de esa paciente, cosa contraria que pasa en etapas clínicas 3 y 4 en las cuales la probabilidad de sobrevida es menor” explicó.
Indicó también que la autoexploración es fundamental para detectar cambios significativos en las mamas en el día a día, la cual debe realizarse cada mujer en lo individual a partir de los 18 años de edad.
“Algo muy importante es que en la autoexploración te conozcas, que sepas realmente como es tu seno o tu pecho para que cuando tengas un cambio en ese intervalo lo identifiques, la autoexploración la recomendamos a partir de los 18 años una vez al mes, y cuando tú ya conoces tu cuerpo vas a detectar hasta lo mínimo que te van a alarmar, y hay que acudir a tu médico a la brevedad ” finalizó. No olvidar realizar tu mastografía en mujeres de 40 a 69 años de edad.
SRN