Desde los ocho años, y como heredero de una importante historia y tradición familiar —sobre todo en municipios del Valle de Toluca como Zinacantepec, Almoloya de Juárez y Toluca—, Gabino Zarza es uno de los funerarios con mayor habilidad, destreza y experiencia que hay. Sus conocimientos van más allá de los protocolos y estándares que fijan las instituciones de salud, pues con innovaciones y el uso de nuevas herramientas se ha abierto camino en este giro.
Su niñez la pasó entre ataúdes, carrozas, urnas, crematorios y salas de embalsamamiento. Hoy, con más de 35 años de experiencia, se ha convertido en un referente. Desde Ocuilan y Amanalco, hasta Temascalcingo, San Felipe del Progreso, e incluso Tequixquiac o Apaxco… prácticamente los servicios funerarios que presta tienen presencia en todo el territorio estatal, pues asegura que su labor no solo debe ser humana, sino también responsable.


Poco se habla de la muerte en una sociedad donde parece tener varios significados: la ausencia, el dolor, el llanto, la angustia y también una especie de alegría a través de la fe, la esperanza o la idea de “pasar a una mejor vida”. Sin embargo, pocos saben qué hacer ante este momento o cómo acompañar el sufrimiento y entender todo lo que implica un proceso tan duro y complejo.
Gabino Zarza aprendió bien el oficio. Su familia tiene una de las funerarias más antiguas del Valle de Toluca, pues hace casi un siglo abrió sus puertas en Zinacantepec, una de las localidades con mayor tradición e historia en la región.

Desde entonces, el aprendizaje, la teoría y la práctica se entretejen con su historia familiar, con su curiosidad y con sus enormes ganas de seguir aprendiendo. Asegura que todo lo que gira alrededor de este proceso está tocado por la ciencia, la religión y las creencias personales.
Ahora, prácticamente un siglo después y bajo una dinámica completamente distinta, se abre camino en medio de la muerte y de sus múltiples significados. Lo más difícil, dice, es el dolor, la falta de empatía que muchas veces enfrentan las familias y la necesidad de consuelo, pues las palabras parecen vacías ante un dolor tan grande y profundo que cala hasta los huesos.
En cien años muchas cosas han cambiado: los ritos religiosos, las ceremonias, las causas de muerte, las enfermedades que acaban con sueños e ilusiones y dejan vacíos irreparables. Gabino señala que, desde su experiencia, ha sido testigo de esos cambios, de la transformación y también de la permanencia de muchas prácticas que no solo dan sentido a la muerte, sino que en algunos casos también brindan consuelo y una especie de tranquilidad a las familias.

Los cambios del proceso
Desde 1997 —explicó— se ha presentado una tendencia innovadora en el ramo funerario, ya que la entrada de empresas o cadenas con mayores capitales ha ido replegando a las funerarias tradicionales, esas que aún tienen presencia en los pequeños pueblos y ofrecen un servicio mucho más personalizado.
Hay que diferenciar, puntualiza, ya que el ramo funerario puede entenderse a través de una clasificación específica: las llamadas cajoneras, que únicamente se dedican a la venta de ataúdes y, recientemente, de urnas; pero que no cuentan con infraestructura propia para realizar embalsamamientos o cremaciones, por lo que deben subcontratar dichos servicios, lo que incrementa los costos para las familias.

La otra clasificación está conformada por funerarias que cuentan con infraestructura: vehículos para el traslado —ya sea del cuerpo o del féretro— alineados a la normatividad, instrumentos, insumos, materiales, salas de embalsamamiento y espacios para la cremación.
Según su experiencia y cálculos, entre ambas clasificaciones, en los municipios que integran el Valle de Toluca existen alrededor de mil 700 establecimientos de este tipo; sin embargo, no todas las funerarias cuentan con la infraestructura, el material, el equipo y los profesionales certificados y especializados.
Para Gabino Zarza, del Grupo Funerario del Recuerdo Toluca y socio de Funerarias Unidas del Valle de Toluca, otro de los cambios perceptibles es el lugar donde ocurren las defunciones. Recuerda que su abuelo, don Blas Sánchez, le contaba que la mayoría de las muertes ocurría en los hogares.
Gabino, quien ya es la tercera generación en este oficio, asegura que quienes morían en casa presentaban las fases de descomposición en un lapso mayor; sin embargo, actualmente este proceso ocurre con mayor rapidez, sobre todo cuando la muerte se da luego de un periodo de enfermedad, principalmente por algún padecimiento crónico degenerativo, como diabetes o hipertensión.

Durante los últimos 15 años, señala, las causas de muerte también han cambiado: ahora las enfermedades crónicas concentran el mayor número de servicios que se otorgan. En esta lista también se incluyen los accidentes e incluso los homicidios.

Luego de la pandemia crecen las funerarias
En entrevista con MILENIO, el coordinador de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud, Gerardo Valdés Martínez, detalló que actualmente en la entidad se cuenta con un padrón de 531 establecimientos que operan bajo los giros de funerarias, crematorios y velatorios, entre otros del mismo rubro.
Si bien hay presencia de estos establecimientos en todo el Estado de México, añadió que donde existe mayor concentración de población también hay más funerarias, crematorios y otros servicios relacionados. Tal es el caso de los municipios que integran la Zona Metropolitana del Valle de México. Entre los que más servicios de este tipo reportan se encuentran Atizapán, Tlalnepantla, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Toluca, entre otros.

La pandemia de covid-19 tuvo como una de las áreas de mayor impacto la Zona Metropolitana del Valle de México. Ahí ocurrieron hasta 75 por ciento de las defunciones registradas en todo el Estado de México, al menos hasta el 29 de noviembre de 2021, de acuerdo con el artículo “Mortalidad por covid-19 en adultos mayores del Estado de México”, de la autora Silvia Cruz Contreras.
A partir de ese punto también se registraron cambios importantes. Por ejemplo, el número de funerarias registradas ante esta autoridad en la entidad era de alrededor de 400; en contraste, hasta julio de 2025 ya sumaban 531. Esto representa un incremento de 32.7 por ciento.
Revisiones
Hasta julio de este año, sostuvo Valdés Martínez, se habían realizado alrededor de 15 verificaciones; sin embargo, en estas visitas del personal de la coordinación “no hemos notado irregularidades amplias que hayan ameritado alguna medida de seguridad. Es cierto que los establecimientos nos reportan una dirección y es a esa a la que tenemos que ir”.

Durante todo el año, subrayó, se programan distintas visitas de verificación con el objetivo de supervisar su funcionamiento e identificar probables irregularidades.
“En el Estado de México tenemos aproximadamente 900 mil unidades económicas; de ahí, entre 4 y 4.5 por ciento son de vigilancia regulada. Nosotros hacemos vigilancia en todas las unidades económicas”.
En este tipo de circunstancias, indicó, la participación ciudadana es fundamental, ya que permite conocer de primera mano las condiciones en las que operan estos espacios.
Micrositio y vigilancia
A través del sitio oficial de la Secretaría de Salud se ofrece un micrositio de quejas y denuncias, en el que se solicitan distintos datos con el objetivo de generar posteriormente una inspección apegada a la normatividad vigente.
En este micrositio también se encuentra una guía de autoevaluación, donde se especifican ciertos requisitos y condiciones indispensables con los que deben cumplir estos establecimientos. Son alrededor de 83 puntos que van desde datos generales hasta características de construcción, crematorios, seguridad del personal y condiciones de los vehículos, entre otros.

Dichas características y puntos a evaluar están avalados por la Federación, a través de instancias como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la propia Secretaría de Salud y otras instituciones del sector.
Hasta octubre de este año, puntualizó el funcionario estatal, sumaban alrededor de 51 descargas de esta guía de autoevaluación. Además, se brinda capacitación tanto de manera presencial como a través de plataformas digitales, lo que las hace mucho más accesibles.

Cada capacitación sobre la normatividad sanitaria de los servicios funerarios tiene una duración aproximada de 40 minutos; las próximas fechas están programadas para este mes, detalló.
En el caso del Estado de México, las y los funerarios no están adheridos a alguna cámara o consejo empresarial ni existe una asociación que aglutine a todos estos establecimientos, por lo que cada propietario o empresaria del ramo tiene la libertad de afiliarse o no.
“Hemos tenido acercamiento con los presidentes de cámaras y asociaciones empresariales para difundir toda la información relacionada con temas de regulación sanitaria”, explicó.

¿Qué se verifica?
De acuerdo con el documento “Guía de Evaluación de Funerarias y Crematorios”, disponible en el sitio salud.edomex.gob.mx, entre las condiciones que se evalúan durante las visitas de verificación se encuentran: el aviso de funcionamiento; razón social en fachada; características de la construcción —como condiciones del techo, piso, paredes, instalaciones eléctricas, sistemas de iluminación—; bitácoras de control y evidencia documental de los servicios prestados de velación, traslados, embalsamamiento y cremación, según el caso.
También se revisa si el establecimiento cuenta con registro ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) como generador de residuos peligrosos biológico-infecciosos, y debe presentar el último manifiesto de disposición final de los residuos generados.

Además, se debe garantizar el uso de equipo de protección personal —ropa de trabajo, cubrebocas, cofia, guantes, gel antibacterial—. La sala de embalsamamiento debe ubicarse con accesos totalmente independientes del área de atención al público, de la sala de velación y de la de exhibición de ataúdes.
Otro de los aspectos importantes que se evalúan es que se cuente con bolsas y contenedores específicos para la clasificación y manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-087-ECOL-SSA1-2002-SEMARNAT-2005, relativa a las características, procedimientos de identificación, clasificación y listados de residuos peligrosos.

HCM