Basta caminar algunos metros sobre la avenida Michoacán, en la colonia Condesa, para encontrar una oferta gastronómica tan extensa como variada. Platillos españoles, cocina italiana, alimentos japoneses, antojitos mexicanos y cafeterías son sólo algunas de las múltiples opciones a disposición del paladar de locales y extranjeros.
Este corredor, que atraviesa el ampliamente visitado Parque México, desempeñó un papel fundamental a principios del siglo XXI en el proceso de revalorización de este barrio, identificado actualmente como uno de los epicentros de la gentrificación en la Ciudad de México. Sin embargo, esto no siempre fue así. ¿Cuál es la historia de la colonia Condesa y cómo se ha transformado a lo largo del tiempo? En MILENIO te contamos.
Una hacienda que pasó por varias manos
Imaginar una hacienda virreinal en la zona céntrica de la Ciudad de México, actualmente, resulta una tarea compleja, pero la realidad era muy distinta hace 500 años.
En el siglo XVI, en los terrenos que hoy ocupan las colonias Roma, Condesa y parte de Tacubaya se estableció la Hacienda Santa Catarina del Arenal, cuya primera propietaria fue la condesa de Santa María Valparaíso, María de la Campa y Coss.
Aunque el título nobiliario de su dueña en aquel entonces pudo tener cierta influencia, el historiador Guillermo Tovar de Teresa, fallecido en 2013, aseguraba que el nombre de la colonia se deriva de María Magdalena Dávalos de Bracamonte y Orozco, la tercera condesa de Miravalle, quien recibió la propiedad en 1704 como un regalo de su esposo, Antonio de Trebuesto y Alvarado.
María Magdalena Dávalos era considerada como una de las integrantes más ilustres de la Corte del virrey, por lo que al predio se le comenzó a llamar Hacienda de la Condesa después de que ella muriera.
Durante el siguiente siglo y medio, la propiedad pasó por varias manos hasta que, hacia finales de los 1860, llegó a la familia Escandón por medio de una testamentaria. Luego de que su hermano Manuel concediera su parte a través de honorarios, Vicente Escandón figuró como único propietario de la hacienda durante las últimas tres décadas del siglo XIX.
En octubre de 1902, un grupo de 166 socios —incluido el hijo de Porfirio Díaz— constituyó la compañía Colonia de la Condesa S.A. con la intención de adquirir terrenos de la citada hacienda y construir colonias. El proyecto fue aprobado en diciembre de ese mismo año, como parte del ímpetu porfirista por impulsar la expansión urbana de la capital.

A diferencia de otros asentamientos surgidos en la época, la colonia Condesa fue un fraccionamiento bien planificado desde sus inicios. Acorde con la investigadora Araceli Peralta Flores, los trabajos en materia de saneamiento y pavimentación estuvieron a cargo del ingeniero Roberto Gayol, quien años antes se encargó de establecer cuatro bombas de desagüe a un costado del canal de San Lázaro.
La Condesa adquirió gran prestigio en poco tiempo, en cierta medida, gracias a la inauguración de dos importantes obras: el Toreo (1907) y el Hipódromo (1910). El esplendor de éste último sería fugaz, pues su popularidad cayó hacia la década de los años veinte y en 1924 el terreno fue vendido y lotificado para dar lugar al Parque España y a la nueva colonia Hipódromo.
Por aquellos tiempos también comenzó se consolidó una de las construcciones más emblemáticas del sector que ahora nos ocupa: el Edificio Condesa, inaugurado en 1925 tras 14 años de trabajo.
Una investigación del arquitecto Ricardo Benítez sostiene que tal inmueble se considera como la primera edificación de departamentos elegantes en la Ciudad de México. Contaba en un inicio con 152 viviendas con calefacción central, pero en 1954 se amplió la cifra a 170, luego de que una familia de inversionistas españoles lo comprara y habilitara los cuartos de servicio como estudios.
Ante la demanda de vivienda existente hacia mitad del siglo XX, en la colonia Condesa y otros sectores de la Ciudad de México proliferaron las construcciones funcionalistas, con diseños simples y alejados de la ornamentación de corrientes arquitectónicas pasadas.
En el mismo contexto, las familias más acaudaladas comenzaron a desplazarse hacia el poniente de la capital, en zonas como Polanco y Lomas de Chapultepec, en busca de una vida más tranquila y lujosa. La consecuencia de ello fue que en la Condesa, la Roma e Hipódromo muchas casas fueron vendidas, subdivididas o adaptadas para alquiler.
Para la década de 1970, la zona experimentó una notoria densificación del uso comercial y de servicios que se reflejó en la destrucción de casas antiguas, sustituidas por torres de oficinas y conjuntos habitacionales. Dicha tendencia ya se anticipaba desde 1946, cuando el Toreo fue trasladado al sector de Cuatro Caminos y, en su lugar, se construyó un Palacio de Hierro.
Como sucedió con varias colonias de la ciudad, el terremoto de 1985 fue un punto de inflexión en la Condesa. Aunque los daños a los edificios no fueron tan severos como en la colonia, muchos vecinos y comercios migraron a otras áreas por el miedo a la actividad sísmica, según testimonios recogidos por Luis Alberto Salinas, doctor en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para un artículo publicado en 2013.
Con este escenario, algunas de las empresas que se habían establecido en la Roma y resultaron afectadas por el terremoto buscaron reubicarse en lugares que estuvieran lo más cerca posible. Aprovechando la caída en los costos de suelo tras el siniestro, muchos negocios, especialmente del sector restaurantero, ocuparon los lugares disponibles en la Condesa e incluso adaptaron inmuebles que antes eran de uso habitacional.

"Esta apertura de establecimientos comerciales en los años noventa contribuyó a generar un nuevo interés por vivir en la Condesa", resaltó Salinas. Benítez, por su parte, señaló que esto benefició la llegada de estudiantes, artistas y trabajadores de medianos ingresos.
¿Cómo se hace visible la gentrificación en la Condesa actualmente?
"La Condesa se empezó a desarrollar a principios de los noventas principalmente por un corredor gastronómico, sobre la calle de Michoacán", comentó el miembro de una inmobiliaria que ha invertido en la colonia a Luis Alberto Salinas. El incremento en la actividad no sólo permitió que la Condesa se rehabitara, sino que produjo un abrupto incremento en el costo del suelo.
Aunado a ello, diversos comerciantes aprovecharon los valores arquitectónicos de muchas construcciones para incorporarlos a su imagen comercial, lo cual ha generado opiniones tanto adversas como a favor.
Según las consideraciones de Benítez, esta serie de cambios también atrajo a una "población flotante", que generó nuevas formas de ocupar los espacios y favoreció la permanencia de las personas en la colonia debido a la alta oferta comercial.
Este aspecto es retomado el despacho Artigas Arquitectos y la desarrolladora inmobiliaria Riberalta para ofertar su proyecto Menara Condesa, un edificio con 110 departamentos previsto para construirse en José Vasconcelos 304. En su sitio web correspondiente, se lee que el inmueble estará en una zona con "restaurantes, cafés, bares y lugares de reunión para socializar en cada esquina".
En julio de 2023, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de la CdMx recibió una denuncia por derribo de árboles y construcción irregular en esta ubicación. No obstante, la Secretaría del Medio Ambiente otorgó la autorización en materia de impacto ambiental para este proyecto, que contempla un total de 22 niveles, una azotea, seis sótanos y un nivel de cisternas.
En la plataforma Propiedades.com es posible observar que la plusvalía en la colonia Condesa ha tenido un crecimiento descomunal en los últimos años, superando incluso los valores promedio de la alcaldía Cuauhtémoc. En 2020, el costo medio del metro cuadrado era de 52 mil 700 pesos, pero para 2023 se elevó hasta los 70 mil 500 pesos. Asimismo, los costos de venta de propiedades rondan los nueve millones de pesos.
Del total de construcciones en el mercado inmobiliario en 2023, 75 por ciento tenía una antigüedad menor a los cuatro años. En promedio, rentar un departamento en la Condesa cuesta 27 mil 500 pesos mensuales, según el sistema de monitoreo de la plataforma. No obstante, hay calles en las que el precio incluso se duplica, como Tula (55 mil 800 pesos) y Ámsterdam (54 mil 106 pesos).
BM.