El 19 de septiembre de 1985, un sismo de 8.1 grados partió en dos a la Ciudad de México. Entre los edificios derrumbados estaba el Hospital Juárez. Ahí, apenas con hora y media de vida, Sara Valencia quedó atrapada en el área de cuneros.
Los escombros la cubrieron por siete días. Cuando los rescatistas la hallaron, estaba viva. Tenía heridas en la pierna, el brazo y la espalda, además del cráneo abierto. Fue la penúltima recién nacida rescatada con vida en ese hospital.

El apodo que pesó más que el milagro
Su rescate fue noticia nacional e internacional. Los medios la bautizaron como la bebé milagro. Pero aquel nombre que parecía un homenaje le dejó más cargas que beneficios.

“Fue una infancia triste, contradictoria, de muchos retos. Me decían: ‘no tiene mamá’. Yo vivía con mis abuelos, que hacían lo imposible para llevarme a las consultas médicas desde Tlaxcala, sin apoyo de nadie”, cuenta Sara.
Sin madre, sin padre
La tragedia marcó a toda su familia. Su madre murió en el colapso del hospital. Su padre, incapaz de superar la pérdida, se alejó hasta desaparecer de su vida.

“Nunca tuvimos contacto. Creo que, consciente o inconscientemente, me culpó de la muerte de mi mamá. No fue una relación buena”, admite.
Números que duelen
Las cifras oficiales del terremoto reflejan la magnitud de la tragedia:
89 bebés sepultados en distintas clínicas.
- Más de 200 reportados como desaparecidos.
- 14 rescatados con vida.
- 9 de ellos en el Hospital Juárez

40 años después
Han pasado cuatro décadas y la ausencia de su madre sigue siendo una herida abierta.
“La ausencia de una madre nunca se supera. ¿Qué le diría hoy? Que le agradezco lo que hizo por mí, porque pienso que en su debilidad intentó buscarme, pero no se dieron las circunstancias”.
Sara se convirtió en madre y asegura que su mayor compromiso es darle a su hija todo lo que a ella le faltó.
“¿Reclamarle a alguien? ¿A quién? A Dios, a la vida. Fue determinismo. Estábamos en el lugar equivocado. Pero sobrevivimos”.

Más que un milagro
Sobrevivir siete días bajo los escombros fue apenas el comienzo. El verdadero milagro de Sara ha sido sobrevivir, día tras día, a la vida después del temblor.
LP