El fundador de los Topos Azteca hizo del terremoto de 1985 la misión de su vida: salvar vidas alrededor del mundo.
Aquí una crónica visual del héroe de los héroes

CRÉDITOS

Documental: RAMÓN CARPIO | Producción: JOSELO RUEDA | Coordinación: SALVADOR FRAUSTO, GUILLERMO SÁNCHEZ y ABRAHAM FLORES |
Programación: JUAN NAVA | Infografía: ARTURO BLACK FONSECA

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MILENIO DIARIO 2025

DOMINGA.– El Chino Méndez se convirtió en El Topo Mayor cuando tenía 38 años, después de rescatar vidas atrapadas en los escombros del terremoto del 19 de septiembre de 1985. Desde ese día y hasta hoy, ha viajado por todo el mundo salvando a cientos de personas, recuperando cuerpos y predicando la filosofía de vida de los Topos Aztecas: servir, ayudar.

“No hay padre, no hay madre. No hay noche, no hay día. No hay frío, no hay calor”, reza uno de los mandamientos de su decálogo, tomado de la tradición yaqui. El servicio a los demás es su mantra y su escudo protector: luego de 40 años de bucear en agujeros de concreto y fierros retorcidos, ningún topo ha muerto.

Héctor Méndez llegó a Tlatelolco por voluntad propia. Se había caído el Edificio Nuevo León. En principio, iba a buscar a su hermano, que se encontraba bien. Pero al ver la magnitud de la tragedia, decidió quedarse a ayudar. Esa determinación marcó su vida y determinó su misión.

Hace algunos años, Ramón Carpio, realizador de documentales, comenzó a seguir al Chino Méndez y registrar su labor. Luego de días y noches de trabajo, recopilación de fotos y materiales en video, además de un sinnúmero de entrevistas, en el documental de próximo estreno se narra la labor del Topo Mayor y su legado para los diferentes grupos de rescatistas –también llamados topos–, no sólo en México, sino por todo el mundo.

Aquí una crónica visual, una probada, un adelanto, un acercamiento, un trozo de la enormidad del héroe de los héroes.