En marzo pasado, regresó a Torreón graduado como infectólogo del Centro Médico Nacional La Raza, justo cuando la pandemia por covid-19 alcanzó a La Laguna. Armando Abraham de Pablos Leal establece que virus SARS-CoV-2 nos obliga a preservar las medidas de protección para no caer en rebrotes, dice que la clave está en la adaptación paulatina a un mundo que cambió con la infección del coronavirus.
Tiene 33 años de edad y como médico de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) 71 del Seguro Social, reconoce que la incidencia de casos en La Laguna va a la baja, pero sostiene que no es momento para el desborde y dejar de lado las medidas de cuidado. Su preocupación es que el exceso de confianza cobre factura en contagios.
¿Hay una baja en casos covid-19?
Sí. Existe una disminución de la incidencia de casos, pero no por ello es posible olvidar las medias de prevención recomendadas porque se puede dar un rebrote. Todos conocemos por lo menos a una persona que enfrenta o enfrentó al covid-19, algunos se han despedido de personas que perdieron la vida por causa de esta enfermedad, por ello mismo debemos ser muy responsables.
Parte de la clave del éxito va a ser la participación de todos. Con la baja en la incidencia de infección ¿se puede empezar a estimar un plazo para su contención?
Eso no se puede responder tan fácil, muy probablemente en algún punto va a terminar, pero influirán muchos factores, desde una pronta disposición de una vacuna o alguna otro cosa que ayude a prevenir la enfermedad, hasta la adaptación responsable a las nuevas formas de interactuar. Probablemente las medidas de protección que hemos adoptado, permanecerán aún un buen tiempo.
¿Usted le teme al virus SARScOV 2?
Sí. Lo que más temo no es al contagio propio, sino que al estar contagiado puedo infectar a alguien más e incluso, a mi familia y a personas muy cercanas a mí. Ese es el verdadero miedo.
¿Se ha sentido agotado a tal extremo de desear abandonar su esfuerzo médico?
De hecho a todos mis compañeros médicos nos ha tocado en algún momento sentirnos agotados, no sólo es el cansancio, es demasiada la presión, demasiado lo que ha afectado nuestra psique, ver a nivel global tanta mortalidad en tan poco tiempo.
Me ha tocado ver a muchos médicos y enfermeros, dar demasiado, incluso ya cansados aceptar jornadas extras para poder apoyar en la pandemia. Me ha tocado ver todo eso. Es un momento único en donde se puede ver lo mejor y lo peor de las personas.
¿Cuándo notó que esta pandemia era un hecho inédito?
Desde mi primer paciente, fue una paciente muy compleja, fue muy difícil todo lo que involucró. Desde quien era y la evolución que tuvo. Era muy joven, tenía 30 años, por desgracia no sobrevivió.
Nos encontramos a que ningún caso es igual, a ver como cualquier persona con alguna enfermedad se puede complicar. Pueden llegar pacientes por otras causas que también están infectados, y si nosotros (personal médico) no tenemos la precaución adecuada, ser infectados e infectar a otros. Es extremadamente complejo.
Desde el inicio nos encontramos con personas que responden al tratamiento, pero también algunas otras a quienes no logramos alcanzar, a quienes se las aplica todo y no responden.
En la primera línea de combate al covid-19 ¿Cómo mantener el equilibrio emocional a pesar del desgaste de trabajar cerca de un virus altamente contagioso y dañino?
Todos los médicos y personal de salud vivimos momentos fuertes, hemos trabajado de forma intensa y esta pandemia nos ha impactado. Tengo una muy buena relación con todos mis compañeros de trabajo, a quienes veo a diario, son mis amigos, me han apoyado mucho. Han sido muy importantes para mí.
En el plano personal, mi familia ha sido fundamental. Mi novia con su tolerancia, paciencia, comprensión y la sonrisa que me brinda ha sido un soporte en estos meses tan pesados.
¿Cómo cambió su vida este virus?
Cuando recién llegue de la Ciudad de México, en marzo, tuve que presentarme en la Clínica 71, regresé a casa de mis padres porque llegaba directo a trabajar pero de inmediato tuve que buscar departamento, al estar en contacto directo con pacientes covid había riesgo de contagio. Dejé el hogar de mis padres.
Es una medida que muchos médicos han debido adoptar, teniendo hijos, esposa, padres, han tenido que hacerlo. Hasta que uno está en el medio puede entender los sacrificios que se hacen por el prójimo.
Gracias a pequeños esfuerzos humanos se logran resultados. Creo que este virus cambió el modo de vivir de todas las personas. Como médico nos ha cambiado la manera de ver la vida, aprendimos a valorar desde la libertad, hasta la capacidad de convivir con nuestra familia y nuestras amistades.
Nos ha mostrado el esfuerzo de una persona para ayudar al prójimo, ya sea un familiar que lucha por su paciente y vemos cómo se da todo por alguien. Eso cambia las perspectivas.
¿Le preocupa un eventual repunte?
Claro, es necesario integrarnos de manera paulatina a nuestras labores cotidianas, sin embargo, si nos descuidamos podemos generar una transmisión importante de la infección. La mejor medicina que tenemos es la preventiva, debemos continuar con las medidas adecuadas para frenar el contagio.
Hay que ver no sólo por uno, sino el otro. Todavía no podemos realizar una adaptación social igual a la que teníamos antes de la pandemia. Tenemos todavía que ser precavidos, porque la única manera de regresar en algún momento a la vida que se tenía, es bajar el número de casos. Debemos de seguir aprendiendo de los demás países para evitar extender esto
RCM