Nadie nos prepara para enfrentar la muerte de un ser querido. Y tampoco se nos enseña cómo acompañar o qué decir a esa amistad, conocido, colega o familiar que está atravesando ese proceso de luto.
En la teoría, el duelo es una experiencia universal: todos y todas pasamos por ello. Pero la vivencia es única y, por ende, se vuelve complicado encontrar las palabras adecuadas para externar el pésame sin caer en la apatía o en la falta de comprensión.
Aunque en la realidad, a veces ni siquiera es necesario pronunciar o escribir algo.
“Muchas veces es mucho más sanador un abrazo en silencio o con la frase ‘aquí estoy contigo’ o ‘no estás solo’, que todos esos discursos que decimos y terminan vacíos”, explicó la tanatóloga, Jacqueline Herrera, a MILENIO.
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Qué no decir a alguien en duelo
Resulta imposible definir una estructura del “mensaje o condolencia adecuada”, pues las palabras y el sentimiento responden a un sinfín de factores: la relación que ambas personas tenían, las circunstancias de la muerte, la cercanía con el o la doliente, etcétera. “Tiene que nacer verdaderamente del corazón”.
Pero aún con todo ese abanico de opciones, Herrera identifica una palabra que puede tergiversar e invalidar la intención del mensaje: deberías. “Deberías salir adelante”, “deberías dar vuelta a la página”, “No deberías estar pensando en eso”, por mencionar algunos ejemplos.
“La única persona que sabe lo que necesita en su proceso es el propio doliente”, señaló. “Lo pueden interpretar como una carga extra a todo lo que, de por sí, ya tiene que resolver: ‘O sea, no nada más tengo que lidiar con las emociones,la ausencia de mi ser querido y todo lo administrativo, más la carga de la vida diaria, sino que ahora me están diciendo que debería sonreír o agradecer que ya no sufre’”.
La frase “sé cómo te sientes” tampoco es un recurso útil para el consuelo, ni siquiera si la otra parte experimentó la misma pérdida. Esto, explicó Herrera, debido a que los vínculos y las dinámicas fueron completamente distintas.
“Por ejemplo, yo acompaño a mi amiga que perdió a su mamá y yo también perdí a mi mamá. Mi relación es totalmente distinta a la de mi amiga”.
Asimismo, decir “tienes que ser fuerte” invalida el proceso de duelo, especialmente cuando existen terceras personas que dependen de la o el doliente (hijos, hijas, padres enfermos, etcétera). “Dices tú: ‘No, pues olvídate de los hijos o del papá. Primero tengo que salvarme a mí antes de cualquier otra cosa’”.
Frases 'prohibidas' al dar una condolencia
- 1 Tienes un ángel en el cielo .
- 2 El tiempo todo lo cura .
- 3 Tienes que seguir adelante .
Cabe señalar que las redes de apoyo fungen como esa fuente de tranquilidad que el o la doliente carece, mientras asimila la pérdida de su familiar, amigo o conocido. Apretar los puños, mover las piernas o “bailar” de un lado a otro contagian angustia, no paz.
¿Cómo acompañar a una persona en luto?
La búsqueda “frases para una persona en duelo”, en Google, arroja cientos de páginas, posts y videos con ejemplos de cómo dar el pésame. Pero ninguna de éstas funciona si no se procura lo más importante en el proceso: estar presente.
“Escuchar sin juzgar, sin dar una opinión o sin dar consejos de lo que deberían hacer. Esto le impone al doliente cargas extras y es terrible”, expuso la especialista.
Existen diferentes maneras de estar presente durante el duelo de alguien más, según sea el caso. Por ejemplo, si la o el doliente tiene hijos o hijas, cuidarlos o llevarlos a la escuela durante algunas semanas; ayudar a hacer el supermercado de la semana o el aseo del hogar; distribuir sus pendientes laborales para aligerar la carga de trabajo, o con un mensaje de texto que no requiera ser contestado.
Otro modo es respetar su ritmo. Es decir, la velocidad con la cual decide rehacer o retomar su vida tras la pérdida, aún si ésta pareciera “demasiado rápido” o “demasiado lento” para el estándar (el cual también puede variar).
“El duelo en cada persona lleva un ritmo distinto. Entonces es tolerar ese ritmo”.
No obstante, conforme pasa el tiempo, la línea que separa a la tolerancia con el hecho de permitir que el duelo dale a la persona se hace mucho más delgada. Es ahí cuando la tanatóloga considera conveniente la intervención de las redes de apoyo, sin descuidar el tacto y la empatía.
Una señal de alerta, y la más evidente, tiene que ver con la falta de autocuidado: si la persona ya no se baña, no come bien— o ni siquiera come— o no duerme bien. En esos casos, Herrera recomienda no abordarlo desde la imposición, sino como un “reflejo de la conducta”.
“Por ejemplo, decir: ‘Me parece que no te has alimentado muy bien en los últimos días. ¿Te puedo ayudar con algo?’. No como una imposición, sino tratando de hacerle ver lo que nosotros estamos viendo en ella y que nos preocupa”, explicó.
ASG
