La reforestación juega un papel importante para nuestro entorno, sin embargo, la mano del hombre llega a talar hasta 10 árboles al día en la zona conurbada, sin que ello tenga algún castigo, confirman ambientalistas.
Afirman de hecho que cada vez se piensa más en urbanizar con concreto que en un plan para salvar los árboles, y que a un año de la emergencia sanitaria, no se han implementado acciones de reforestación.
Miguel Verástegui Cavazos, director del organismo no gubernamental Ambiental, afirmó, “diario talan entre 5 y 10 árboles en nuestra zona, porque hay mucha ignorancia, pues talan árboles de las banquetas, creyendo que son de ellos y no es así, porque la banqueta es propiedad municipal”.

Dijo que la población olvida que al cortar un árbol comete un delito federal porque muchos de ellos están protegidos por la norma NOM-059-2011.
Sumado al desconocimiento, resaltó que no hay un censo del bosque urbano en ninguna de las tres ciudades que componen la región.
“Estamos tan mal que a nivel ecología y cuidado de los árboles y flora de nuestro entorno, somos uno de los cuatro estados que no tienen censo de este importante recurso, lo que es una vergüenza”, aseguró.
En este contexto, la presidenta de la Asociación de Medioambientalistas del Noreste A. C. Teresa Treviño, dijo que el medio ambiente sano es ahora un derecho humano y que la población puede hacer uso de esto a través de amparos, de sentirse vulnerados ante la situación.
“Nuestra estructura jurídica ya existe, lo que deberíamos hacer en un momento dado que las personas se sientan vulneradas por la forma en que se va desarrollando su ciudad, sería interponer amparos, y con la fuerza de la ley, hacer que nuestras ciudades tengan más áreas verdes”, puntualizó.
Otra de las fallas cometidas por parte de autoridades competentes es desconocer qué tipo de árboles deben sembrarse, toda vez que cada ciudad tiene su esencia, y al no poner en práctica ese conocimiento, quitan el lugar a plantas o árboles endémicos.

Indicó que cuando eligen mal, dan entrada a recursos invasores, o mueren porque no se adaptan al ambiente de la región.
“Llegan con una idea de embellecer la ciudad, cada tres años y tienen una idea diferente, entonces empiezan a sembrar plantas que no siempre sobreviven, o se vuelven invasores para los que son endémicos”, aseguró.
Además, evitan que los árboles cumplan con sus servicios ambientales, pues amortiguan el ruido de las llantas de vehículos, y al alimentarse del bióxido de carbono, limpian el aire, por consiguiente dan oxígeno y disminuyen polvo, destacó.
Asimismo, incrementan en mucho el cambio climático por la multiplicación de emisiones de gases de efecto invernadero, que son los principales causantes del aumento de las temperaturas. Es decir, que entre menos árboles haya más altas temperaturas, y por consiguiente más fríos.
SJHN